Llegué a este maravilloso y necesario mundo tras una llamada a gritos de mi propio organismo y gracias a la ayuda de un colega, que despertó en mí una incansable curiosidad por aprender y compartir lo que podríamos llamar un estilo de vida saludable. A partir de ahí, hice de mi pasión mi profesión. Desde este blog no pretendo dar un tratado de bioquímica, sino acercar a todos soluciones y consejos que poco a poco vayan calando en nuestras vidas para que, de esta forma, vayamos adquiriendo hábitos que podamos incluir paulatinamente en nuestras costumbres diarias. También intento despertar el sentido crítico ante tanta avalancha de dietas milagro, productos carísimos que son vendidos como la solución a problemas de salud, y multitud de información no contrastada que lo único que hace es confundir y provocar un hastío que puede llegar a que dejemos de darle a nuestra alimentación el valor tan importante que tiene en nuestras vidas. Como dijo Hipócrates, “que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”.
Las pastillas de caldo concentrado
Sobre este blog
Llegué a este maravilloso y necesario mundo tras una llamada a gritos de mi propio organismo y gracias a la ayuda de un colega, que despertó en mí una incansable curiosidad por aprender y compartir lo que podríamos llamar un estilo de vida saludable. A partir de ahí, hice de mi pasión mi profesión. Desde este blog no pretendo dar un tratado de bioquímica, sino acercar a todos soluciones y consejos que poco a poco vayan calando en nuestras vidas para que, de esta forma, vayamos adquiriendo hábitos que podamos incluir paulatinamente en nuestras costumbres diarias. También intento despertar el sentido crítico ante tanta avalancha de dietas milagro, productos carísimos que son vendidos como la solución a problemas de salud, y multitud de información no contrastada que lo único que hace es confundir y provocar un hastío que puede llegar a que dejemos de darle a nuestra alimentación el valor tan importante que tiene en nuestras vidas. Como dijo Hipócrates, “que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”.
¿Cueces o enriqueces? Nos suena, ¿verdad? Es más, hasta nos hemos imaginado la olla de acero inoxidable puesta al fuego mientras una mano añade un par de pastillas de caldo al agua hirviendo. Esa frase taladradora se ha ido incorporando a nuestras vidas y todos conocemos, hemos usado, o usamos habitualmente las pastillas de caldo para darle a nuestros platos el sabor óptimo que los de las marcas quieren que tenga, porque créanme, no es necesario añadir este tipo de productos a la comida, que ya está rica por sí sola.
Y… ¿de qué están hechas?
Las listas de ingredientes están escritas en orden decreciente, y si leemos la composición de la mayoría de ellas nos encontramos:
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