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Tuneando dulces para hacerlos saludables

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Vanesa Cortés

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Por todos es sabido, conocido y tenemos más que de sobra aprendido, que la bollería industrial no tiene ningún beneficio para nuestra salud; es más, la perjudica considerablemente. Por cierto, en ese mundo insalubre también se encuentran las galletas y sus variantes. Como dije en su día, porque ponga “Digestive” no quiere decir que sea más sana.

En contraposición y en nuestro afán de evitar este tipo de productos pensamos: “Si los dulces los hago yo en casa ya no son industriales,  por lo tanto ya son saludables”Si los dulces los hago yo en casa ya no son industriales,  por lo tanto ya son saludables“. Pues bien, esto es una verdad a medias, muy a medias.

El porqué de mi afirmación es el siguiente: los ingredientes son parecidos, ya que utilizamos margarinas, harinas refinadas, azúcar, aceite de girasol o de oliva refinado, cacaos con azúcar, dando como resultado un bizcocho precioso ¡sin lugar a dudas! Hecho en casa, pero sin valor nutricional alguno. Eso sí, la satisfacción personal es incuestionable.

Para que nuestra satisfacción personal sea aún mayor y el resultado sea saludable, propongo realizar estos cambios en la despensa para cuando queramos ejercer de maestros pasteleros y sorprender gratamente a quien queramos o a nosotros mismos. Además son perfectos para ir acostumbrando el paladar infantil.

No obstante, no debemos olvidar que el consumo de los dulces debe ser ocasional, es decir, un par de veces al mes. No debe sustituir a la fruta, frutos secos y chocolates de calidad en ningún momento.

Con los cambios que propongo a continuación nos ahorraremos tener picos de insulina, ingerir grasas saturadas o industrializadas y altas cantidades de azúcar refinada sin valor nutricional.

Si queremos hacer un bizcocho casero, sugiero sustituir estos ingredientes por otros más saludables y muy fáciles de encontrar en un súper. Vamos a ello:

  • Sustituyamos las harinas refinadas de repostería por harina integral de espelta. También podemos mezclar la harina de espelta con harina de almendras.
  • Cambiemos el azúcar refinada o morena por pasta de dátiles cuyo proceso de preparación es el siguiente:

- Metemos dátiles en agua, los hidratamos, escurrimos y después trituramos. Esa pasta la añadimos a la masa y lo vamos probando hasta que tenga el dulzor deseado. También podemos utilizar un plátano maduro machacado que le otorga un sabor y un dulzor de lo más natural.

  • Variemos el aceite de girasol o aceite de oliva refinado por aceite de oliva virgen extra o aceite de coco.
  • La margarina por mantequilla de toda la vida sin sal.
  • El chocolate fondant por chocolate mínimo 85% cacao.
  • En vez de bolitas de colores o perlas de chocolate ricas en azúcar, es mejor añadir frutos secos tostados o naturales, pasas, orejones, dátiles, coco rallado o en trocitos…

Por ejemplo, el bizcocho de yogur de toda la vida lo podemos hacer con un yogur natural sin azúcar, una medida de pasta de dátiles o un par de plátanos machacados, los huevos, aceite de oliva virgen extra, ralladura de limón y unas poquitas de pasas o una manzana en láminas pinchada alrededor del bizcocho.

"Y recuerda: todo es cuestión de ir educando el paladar poco a poco".

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