Castañeando
¡Por fin!
¡Han llegado a nuestra ciudad los puestos de castañas!
Un poco más y se nos solapan con los caracoles. Lo digo por este otoño tardío también llamado “veroño” que casi nos quita las ganas de castañas, brasero y perol cordobés.
Siempre diré que tenemos una ciudad para pasearla y que, por suerte, nos brinda la oportunidad de vivirla en la calle. No sólo por el mes de mayo y la festividad que conlleva, sino por todo el elenco de oportunidades gastronómicas y culturales que nos ofrece a lo largo del año.
Hablé de los puestos de caracoles y de las propiedades de los mismos, y ahora que estamos en temporada de castañas, les haremos una maravillosa mención pues se lo merecen y con creces.
A nivel nutricional las castañas tienen esta composición por 100 g de alimento:
Y entre sus beneficios encontramos:
- Gran poder saciante: son ideales para calmar el apetito y no poseen nada añadido ni perjudicial para la salud. Eso sí, al tener taninos debemos comerlas cocinadas para que no sean indigestas, por ello una de las mejores formas es asadas.
- Son fabulosas para nuestro sistema neuromuscular por su alto contenido en calcio, potasio y magnesio.
- Sus carbohidratos son de absorción lenta por lo que son muy aptas para diabéticos (mucho mejor que una galleta por muy integral que sea).
- Una vez secas y tostadas, su harina puede ser utilizada por los celiacos para elaborar pasteles y pan.
- Al ser altas en potasio y bajas en sodio su consumo es recomendable en hipertensos.
- Si las combinamos con vitamina C, es decir, con una fruta alta en esta vitamina son un buen método de tomar hierro “no hemo”.
- Contribuyen al buen mantenimiento de nuestra flora intestinal (efecto prebiótico) y son ricas en fibra por lo que nos ayudan a combatir el estreñimiento.
- No tienen colesterol y sus grasas son beneficiosas, por lo que tienen efecto cardioprotector.
- Son una chuchería sana, natural y apta en dietas de adelgazamiento por su bajo contenido calórico, su poder saciante y su contenido en fibra y grasas de calidad.
¿No está mal verdad? Pues hagamos gala de nuestra ciudad y vayamos a comprar un cartucho de castañas asadas que además cuenta con otra ventaja: te calienta las manos en días fríos y huelen de maravilla.
Castañas y nueces se pueden comer,
en todo noviembre al atardecer.
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