Lucas Muñoz, el niño prodigio que ayudó a resurgir el baloncesto en Córdoba

El baloncesto cordobés de élite ha perdido a una de sus piezas más codiciadas de los últimos años. Un proyecto de niño prodigio, de ADN alfarero y formación carmelita, que progresó como la espuma hacia la ACB en la cantera del Unicaja y que, como último legado, contribuyó de manera decisiva al crecimiento y asentamiento del último gran proyecto en la ciudad con respecto a la pelota naranja. Lucas Muñoz ha decidido colgar las botas a sus 24 años. Eso sí, solo de manera parcial, ya que el jugador reconoce que seguirá vinculado al deporte al que ha estado ligado durante todo su vida y que tan solo se retira de la práctica profesional. Por tanto, entre esperas y movimientos anticipados de cara al próximo proyecto, el Coto Córdoba CB ya sabe que pierde a su capitán y referencia del sentimiento cordobés.
Un base con trayectoria de élite que, casi sin pensarlo, decidió en su día dejar la Costa del Sol, su segunda tierra, y embarcarse como primer tripulante de un Coto Córdoba CB aún en pañales, y del cual se desconocía absolutamente todo. Desde aquel anuncio de julio del 2023, ha llovido mucho y tanto como jugador como club han crecido de la mano. El primero se ha llevado la satisfacción de haber podido jugar como profesional por primera vez en la tierra que le vio nacer, mientras que el segundo se ha beneficiado de la inteligencia de un jugador que, en lo mental, siempre fue un paso por delante al resto. Su IQ le permitió, durante muchos momentos, disimular cierta falta de físico para los grandes retos y abrirse paso entre los mejores.
Ese joven que un día decidió salir de La Rambla, su pueblo natal, para enfundarse la elástica del Colegio Virgen del Carmen, en cuya cantera ya deslumbró a todo el panorama andaluz y entró en el radar de la selección española. Ya por aquel entonces era un fijo con la cordobesa y andaluza, lo cual le valió para fichar por las categorías inferiores del Unicaja, su primer gran paso hacia un contexto profesional. Tras un periodo de adaptación, más en lo personal que en lo deportivo, en 2015 acaparó nuevamente los focos de todo el baloncesto nacional. En la Minicopa Endesa, el mayor escaparate para el baloncesto en categoría infantil, Lucas Muñoz lideró a su Unicaja hasta un más que meritorio subcampeonato, únicamente por detrás del Real Madrid.
Aun en las retinas de muchos aficionados están esas jugadas endiabladas de un base un tanto menudo, pero imparable con el balón, vestido de verde y portando unas características gafas, que hacía prácticamente lo que quería ante el poderío físico de las torres del Real Madrid. Aquel día brilló con luz propia gracias a sus 24 puntos, que le otorgaron el MVP nacional, y estando únicamente superado por el madridista Kareem Queeley, un joven talento inglés invitado para la ocasión, quien se fue a los 36 en anotación. Hay que decir que en aquel conjunto blanco figuraban jugadores de la talla de Usman Garuba.

El progreso de Muñoz no cesaba y fue dando pasos en la cantera de Unicaja del cual era el líder de su generación. Títulos y más títulos en cadete y júnior, por lo que el paso hacia el primer equipo se veía cada vez más cerca. Hizo pretemporada y logró por primera vez enfundarse la camiseta de los mayores en una cita de excepción como es el Torneo Costa del Sol, en el que llegó a enfrentarse a leyendas europeas como Spanoulis o Sergio Lull. Hay que puntualizar, además, que aquel premio le llegó igualmente compartiendo sueños con su paisano Ismael Tamba, otro canterano destacado de aquellos años. Esa sería la primera vez oficiosa, aunque el 26 de marzo de 2019 quedará para siempre grabado en la memoria del cordobés, ya que Luis Casimiro le hizo debut en los últimos minutos del enfrentamiento ante Obradoiro. Arropado por su familia presente en la grada, Lucas salió y logró, incluso, anotar un par de tiros libres. La perla de Los Guindos ya brillaba también en el Carpena.
Pero toda historia tiene momentos de altibajos. Tras saborear las mieles de la Liga Endesa, su fin de ciclo formativo le hizo tener que dejar la cantera cajista, club del que ya no se desvincularía nunca sentimentalmente. Se marchó al CB Marbella en la 2019-20, donde pasaría cuatro campañas consecutivas entre LEB Plata y Liga EBA. Y de ahí, al Coto Córdoba, donde recaló en la 2023-24. De vuelta a su tierra, el impacto de Lucas ha sido total, como capitán y líder del ascenso a Segunda FEB, un sueño cumplido para el propio jugador, tal y como él mismo reconoció.

Por el camino quedan un total de 54 encuentros oficiales disputados con la camiseta blanquiverde entre Liga EBA y Segunda FEB. Más de medio centenar de duelos en los que siempre se lo dejó todo. Ahora es momento de reconducir su vida profesional, más enfocada a su labor de podólogo. Pero la canasta seguirá para siempre unida a su vida. La de un joven niño prodigio que un día ayudó a resurgir el baloncesto cordobés, cumpliendo sueños propios y ajenos.
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