Hay programas de televisión -y más en según qué cadena-, que son sensacionalismo puro. Auténtica basura. A veces me quedo sin aliento. Y es que creo que se han perdido cosas como la intimidad y hasta la dignidad. El objetivo es, cada vez más, abrir en canal a personas que, sin pudor, exhiben sus más íntimas miserias. Ellos verán… y nosotros, que al parecer nos gusta verlo.
Un camino de difícil retorno. Ríete tú de Gran Hermano. Acuérdense lo fuerte que nos parecía la cámara 24 horas al día grabando el comportamiento humano. Pues aquello es pecata minuta comparado con lo de ahora. Supervivientes y además su cruda vida; La isla de las tentaciones y sus prácticas sexuales infieles con alarma avisadora; o el más light First Date, en el que en diez minutos la gente es capaz de confesar a un desconocido la postura del Kamasutra con la que le gusta tener sexo con un mono ¿intimidad? …Menos cero.
Ellos verán, porque lo que está en juego son ellos mismos. Lo de esta semana es mucho peor. Resulta que un tipo, que presume de ser cocinero, viene a la ciudad considerada el Mejor Destino Gastronómico de 2024 por la edición especializada de Viajes de National Geographic y como la ciudad con mejor gastronomía de España, según The Times y, sin pudor alguno, se mofa de ese prestigio con un programa pretencioso de cuarta regional gastronómica y, además, pura bazofia. Y tan fresco.
El rabo del señor Chicote y su esperpéntica competición ha sido lamentable y no por la exhibición impúdica de un grupo de maleducados autóctonos, sino por la falsa ficción de venir a Córdoba, con semejante currículum, a escoger el mejor guiso de rabo de toro de la ciudad ¡Como si lo que vimos fuera eso!
La “publicidad” que Chicote hace de la gastronomía cordobesa ha sido un completo engaño. Hacer espectáculo con la palabra CÓRDOBA, utilizada además con grandilocuencia y dar a entender que el programa iba de elegir el mejor rabo de toro de Córdoba, es engañar y, de paso, causar un grave perjuicio a la imagen de nuestra ciudad y de los muchos restauradores que, con arte, oficio, elegancia y tradición, bordan nuestro guiso estrella y, además, viven de ello.
La identidad de un pueblo, de una ciudad, de un país, está conformada por un conjunto de valores, a veces materiales y muchas inmateriales, que son su esencia y que deben ser sagrados. Atacarlos con mentiras es inaceptable y, añadiría, que hasta ilícito.
Señor Chicote, haga espectáculo, incluso hágalo a costa de quienes sin dignidad se presten a ello, pero no se atreva a hacerlo a costa del prestigio y los valores de una ciudad entera que, en gran medida, depende y se siente orgullosa de una gastronomía que es cuasi patrimonio inmaterial de Córdoba y de toda la humanidad.
Ya estamos tardando en exigir a la cadena y a la dirección del programa que se retire el infumable programa y se pidan disculpas por atentar públicamente contra nuestra identidad gastronómica. Y tú, Chicote, coge tu rabo y vete a hacer espectáculo zafio, hortera, maleducado y con la peor cara de la restauración a otro sitio.
¡Como para ir a los restaurantes que saques en otras ciudades, si el nivel es este! ¡Qué horror!
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