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BADMINTON

El partido más difícil de Manuela Díaz: una contrarreloj de 31.000 euros para vivir sin dolor

Manuela Díaz, durante un partido en una imagen de archivo

Alejandro Jiménez

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Durante más de veinte años, el cuerpo de Manuela Díaz ha sido su herramienta de trabajo, su medio de expresión y su vida. Con él ha volado sobre las pistas, ha conquistado dos campeonatos de España absolutos y ha compartido convocatorias internacionales con la élite del bádminton mundial. Sin embargo, la factura del alto rendimiento ha llegado de golpe. A sus 34 años, la fundadora del Club Sierra Morena y referente del badminton nacional no lucha hoy por una medalla, sino por algo mucho más elemental: poder atarse los cordones sin dolor.

Y es que la realidad actual de la deportista de Arjonilla, afincada en Córdoba desde hace años, dista mucho de la imagen de fortaleza que siempre proyectó en la cancha. Manuela convive desde hace cuatro años con dos hernias discales severas que han derivado en una estenosis de canal y compromiso nervioso. Un diagnóstico que ha transformado su rutina en un calvario silencioso. “El dolor es constante. No puedo flexionar la columna y no sabéis la cantidad de actividades que implican este gesto: desde hacer la cama o poner una lavadora, hasta jugar con mis sobrinos”, relata la propia protagonista.

De hecho, la situación ha llegado a un punto crítico en el que la autonomía personal empieza a desdibujarse. Tareas cotidianas se convierten en retos inasumibles y el descanso, lejos de ser reparador, es un suplicio. “Despertarme es el peor momento del día; siento como si mi espalda no pudiera soportar mi propio peso”, confiesa Díaz, quien ha pasado de la explosividad del deporte de élite a necesitar ayuda para vestirse en los días más oscuros.

Una encrucijada médica y una fecha límite

Ante este escenario, la sanidad pública ofrece una solución: la fijación de las vértebras. Sin embargo, para una profesional de la actividad física, esta opción supone una sentencia definitiva. La intervención implicaría una rigidez lumbar permanente, impidiéndole no solo volver a competir, sino ejercer su profesión como entrenadora activa, cargar peso o llevar una vida dinámica.

Por otra parte, existe una alternativa quirúrgica que arroja luz sobre su futuro. Un neurocirujano de referencia le ha propuesto una intervención híbrida que combina la fijación del nivel más dañado (L5-S1) con la sustitución del disco superior degenerado. Esta técnica permitiría eliminar el dolor preservando la movilidad de la columna. El problema reside en el coste y, sobre todo, en los plazos. La operación, que debe realizarse en la sanidad privada, asciende a 31.200 euros.

Además, el tiempo juega en su contra. La cirugía está programada para el próximo 19 de enero. Los especialistas han sido claros: si se retrasa la intervención más allá de esa fecha, el deterioro podría avanzar hasta hacer inviable la sustitución del disco, cerrando la puerta a una recuperación funcional completa.

Manuela Díaz da instrucciones en una clase

Más allá del deporte

Para hacer frente a este desafío, Manuela ha puesto a disposición todos sus ahorros personales, unos 11.000 euros, pero la cifra resulta insuficiente para cubrir la totalidad de la intervención. Ante la imposibilidad de reunir el resto del montante en tan poco tiempo, la entrenadora ha iniciado una campaña de recaudación de fondos (crowdfunding) donde expone su historia y los informes médicos, buscando completar el presupuesto necesario antes de que el calendario marque la fecha límite.

El objetivo de Manuela no es regresar a la alta competición ni a los podios que ya pisó en el pasado. Su meta es recuperar una vida normal y poder seguir al frente de sus alumnos en Córdoba, transmitiendo esos valores de superación que ahora ella misma se ve obligada a aplicar en la batalla más importante de su carrera.

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