Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Lee ya las noticias de mañana
ENTREVISTA

Rita Rutkowski, pintora: “He sido la eterna emigrante”

Rita Rutkowski, pintora

Aristóteles Moreno

27 de diciembre de 2025 21:34 h

0

Son las cinco de la tarde de un día lluvioso. Rita Rutkowski abre la puerta de su casa. Tiene 93 años y se apoya en un andador que maneja con pericia. El único cuadro suyo que decora su vivienda se encuentra en el pequeño recibidor. El resto son lienzos de amigos que ha ido acumulando con el paso de los años. Hay uno, cómo no, de su añorada amiga Hisae Yanase. “¿Para qué quiero yo tener más cuadros míos en mi casa?”, se pregunta mientras toma asiento junto a la ventana.

Desde la sexta planta, contempla el Guadalquivir y la omnipresente Mezquita. En los días claros, se atisba la silueta lejana del Castillo de Almodóvar. Es dueña de una vista espléndida sobre Córdoba. Esa fue la razón que la empujó a comprar esta vivienda al otro lado del río hace ya casi 60 años. Dos calles más abajo, aún conserva su estudio de pintura en la azotea de un edificio. Pero ya apenas lo visita. Subir los peldaños desde la última planta del ascensor es un esfuerzo titánico a los 93 años. Prefiere seguir pintando con la cabeza. Que es otra forma de pintar.

Rita Rutkowski lleva 66 años en Córdoba. Aterrizó aquí con 27 procedente de Nueva York. Y aquí se quedó por amor. Las dos ciudades están separadas por nada menos que 6.136 kilómetros. Pero en 1959 la distancia entre la capital del mundo y aquella urbe rural detenida en el tiempo era sideral. Córdoba y Nueva York habitaban en dos siglos distintos. Y para la joven Rutkowski fue un impacto brutal. Del que todavía, quizás, no se ha repuesto del todo.

En los próximos meses sus obras serán expuestas en cuatro galerías. Y se acaba de estrenar un poético documental sobre su proceso creativo firmado por Isidro Sánchez. El filme fue presentado en febrero en el Festival de Málaga bajo el título de Looking at the moment. El director se tomó tres años para rodarlo. Y entonces Rita Rutkowski aún se sumergía con frecuencia en el caos fascinante del estudio.

PREGUNTA (P). ¿Y no echa de menos pintar?

RESPUESTA (R). Hace poco he preparado una exposición aquí en la cocina.

P. ¿En la cocina? ¿Qué me dice?

R. Sí. Sobre la mesa de la cocina. La convertí en un estudio, pero en pequeño formato.

P. Ya no va a pintar al estudio.

R. Es un esfuerzo muy grande. Ya la parte física de la vida me supera y cualquier cosa luego me deja muy agotada. Estoy simplificando la vida.

Estoy simplificando la vida

P. Pero echa de menos pintar.

R. Sí, claro. En la cabeza estoy pintando siempre, aunque no pinte de verdad. La mayoría de las veces estoy captando algo que me interesa pintar. Lo hago mentalmente porque físicamente ya es un rollo.

P. ¿Qué pintura tiene en la cabeza?

R. Cuando salgo muchas veces a la calle siempre hay algo que digo: “Con eso me gustaría poder hacer algo”. Y lo hago mentalmente.

P. Ahora a su estudio de pintura no va nadie.

R. Van otras personas. Gente que me ayuda. Hace poco me han catalogado las obras porque decían que tenía que hacerlo y, por lo visto, no lo había hecho correctamente.

P. ¿Cuántas obras tiene allí en el estudio?

R. Entre 300 y 400. Hay obras de muchos años. Son los cuadros que me van quedando.

Rita Rutkowski, pintora

P. ¿Cuántos años ha estado pintando en ese estudio?

R. Antes de ese estudio estuve pintando en una habitación de la casa, pero era muy complicado pintar con tanta gente por medio. Los niños andaban ya por aquí y nunca encontré la tranquilidad que necesitaba. Por fin, cuando me fui al estudio, los niños todavía tenían menos de 10 años. En el estudio, quizás haya estado unos 40 años o así.

P. ¿Cuántos años lleva aquí viviendo?

R. Nosotros fuimos la primera familia que se mudó a este edificio. Todavía no había ascensor y aún se podía hacer ciertas modificaciones si cogías a los trabajadores a tiempo. Por si querías hacer otro armario o una despensa.

P. Esta es la primera casa que tuvo en Córdoba.

R. Esta casa la hizo Rafael de la Hoz y antes vivimos en otro edificio también diseñado por Rafael de la Hoz. Estaba en la Avenida de Cádiz. Era una casa más pequeña que esta y ahí nacieron todos mis hijos. Estaba enfrente de una granja de pollos, que era una especie de cortijo. Nada más asomarte e la ventana podías ver una matanza de cerdos. Era una casa casi rural.

Ir al estudio es ya un esfuerzo muy grande, pero en la cabeza siempre estoy pintando

P. Ese contraste para una neoyorquina como usted tuvo que ser fascinante.

R. Era como una aventura. Luego nos vinimos aquí. Y fue para mejorar. Aquí estoy muy feliz.

P. Le gusta esta casa por las vistas que tiene.

R. Exactamente. Hace años me prometí tener algún día una vista con casa. No una casa con vistas. No es lo mismo. Y no se puede imaginar lo que me ayuda.

P. ¿Por qué?

R. Porque miro mucho por la ventana. Mucho. Y contemplo el cambio de luz, el cambio de estación y cómo cambia el barrio.

P. ¿Por qué eligió este barrio?

R. Este barrio tiene muchas cosas. Por ejemplo, un río por delante. Cuando empecé a vivir aquí, no había otros edificios. Podía ver el río, el Puente Romano, las islas del Guadalquivir y, a la izquierda, el Castillo de Almodóvar. También la sierra con todos sus cambios de día, de luz, de tiempo. Era muy interesante.

Rita Rutkowski, pintora

P. Acabo de ver el documental sobre usted, que se titula Mirando al instante.

R. No le puse yo el título. Me costó mucho aceptarlo, pero le tengo respeto a los creadores. Y el documental es su obra.

P. ¿No le gustaba el título?

R. Me costó aceptarlo.

P. ¿Qué dice el título de usted?

R. Pues no le puedo explicar. Es el director de la película quien puede explicarlo mejor que yo, porque a mí me costó entenderlo. El director tendrá sus motivos.

P. ¿Conocía al director?

R. Sí. Acepté hacer juntos el documental. Había visto obras suyas y me gustó mucho su enfoque humano. No tanto por la información que proporciona sino por recrear el mundo del artista.

Todas las noches paseo por las calles de Nueva York

P. El documental se ha hecho en 2025.

R. No. Tardó 3 años en hacerlo. Ha habido muchas paradas. Isidro no vive en Córdoba y tenía otras cosas que hacer. Venía cuando podía y mientras tanto nos hicimos buenos amigos.

P. Me han impresionado tres cosas del documental.

R. ¿Cuáles?

P. La primera es ver a Rita Rukowski haciendo ejercicio con más de 90 años.

R. Siempre he hecho ejercicio. A mi manera, he sido una persona deportiva. Me ha encantado la natación. Y me encanta pasear, aunque ya no puedo hacerlo. Y también me ha gustado mucho el Tai Chí.

P. También me ha impresionado mucho verla pintar con más de 90 años.

R. He estado pintando hasta hace poco. Lo echo mucho de menos, pero es que me canso con poco que haga ya.

Rita Rutkowski, durante la entrevista con Aristóteles Moreno

P. Y me ha gustado mucho el desorden de su estudio.

R. Eso es lo que mis hijos me critican muchísimo.

P. ¿Por qué?

R. Dicen que no es fotogénico.

P. Todo lo contrario. Es muy fotogénico.

R. El estudio es mi mundo y no lo intento falsear. Muchas veces me digo: “Hay que poner en orden todo este caos”. Pero luego pienso: “¿Para qué he venido aquí? ¿Para poner todo en orden o para trabajar?”. Y me respondo: “He venido para trabajar porque tenía el tiempo muy justo”. Nosotras las mujeres tenemos pluriempleo. Después del estudio tenemos muchas más cosas: la cocina, los hijos, la compra.

El estudio de pintura ha sido mi mundo

P. ¿Cuántas horas ha llegado a trabajar pintando en su taller?

R. Depende. Hay veces en que eres capaz de trabajar muchas horas. Me acuerdo una vez hace años que me puse a pintar a las 11 de la mañana y cuando terminé ya era de noche.

P. ¿Usted ha sido disciplinada y metódica pintando?

R. Yo creo que sí. He sido disciplinada quizá de otra manera. También era buena estudiante. Y muy disciplinada.

P. El estudio ha sido su refugio.

R. Desde luego. Aquí en la casa había caos trabajando. No podía asegurar los cuadros que había dejado medio hechos. Los niños se ponían a jugar y empezaban a toquetear todo. En el estudio, la primera cosa que hacía cuando entraba era poner música.

P. ¿Qué música?

R. Clásica siempre. No necesariamente antigua. La contemporánea me encanta. Hay un programa que todavía lo pongo, Radio Clásica, donde escucho nuevas composiciones. La música siempre me ha encantado.

Rita Rutkowski, pintora

P. En el documental sale una imagen suya pintando con Leonard Cohen de fondo.

R. Leonard Cohen, sí. Bonito. Esa forma de escribir y de componer. Qué maravilla lo que ha escrito en un lenguaje cotidiano. Con qué sentimiento.

P. El documental termina con unas imágenes antiguas de un puerto. ¿Nueva York?

R. Ya no me acuerdo. Supongo que sí.

P. ¿Vive Nueva York en su memoria?

R. ¡Uf! Todas las noches paseo por sus calles o busco una dirección concreta. Nueva York es una ciudad muy concentrada. No es muy grande. Si tienes ganas puedes pasearla de arriba a abajo y de un lado a otro. Y puedes llegar a todas las puntas de la ciudad paseando. No se necesita vehículo y está llena de historias. Cada rincón de la ciudad tiene una historia.

P. ¿Qué es Nueva York para usted?

R. Ha sido una ciudad muy generosa conmigo. Me ha dado todo lo que me hacía falta. He tenido que trabajar pero me han reconocido y le ha interesado mi trabajo. Y me ha dado una gran educación.

¿Donald Trump? Es una pena haber tenido la experiencia del Ku Klux Klan y no haber aprendido nada

P. Se siente neoyorquina.

R. Totalmente. Yo y todos los neoyorquinos que viven allí. Ahora mi hijo me acaba de traer el último libro de Woody Allen. Es como si fuera una visita que me ha hecho.

P. Pero usted lleva más años aquí que en Nueva York.

R. Muchos más años aquí.

P. Y no se siente cordobesa.

R. He querido, pero me ha costado encontrar la clave.

P. Y todavía no lo ha encontrado.

R. Estoy empezando a encontrarla un poco, pero no mucho.

Rita Rutkowski, pintora

P. ¿Qué es lo que más le cuesta entender de Córdoba?

R. Córdoba tiene otra clave. Son cosas difíciles de explicar. Tiene otros valores, que no son los mismos. Por ejemplo, para mí la amistad es muy importante. La amistad y la familia.

P. Usted ha tenido amistad en Córdoba.

R. Mucha. Muy buena amistad. No me quejo de nada. Se han comportado muy bien conmigo y yo espero haberme comportado igual con ellos.

P. Usted ha nacido en Londres, se ha criado en Nueva York y ha anidado en Córdoba. ¿Hubiera preferido al revés?

R. He tenido una vida muy interesante. No me quejo de ello. Incluso con mis momentos altos y mis momentos bajos, ha sido muy enriquecedor. Está bien lo que me ha dado la vida.

P. Llegó aquí con 27 años.

R. Con 27 años. Yo ya antes era emigrante. He sido la eterna emigrante.

Cuando llegué a Córdoba en 1959 las mujeres no trabajaban y nos metían en la cocina

P. ¿Y se sigue sintiendo emigrante?

R. Sí, pero es que en Nueva York casi todo el mundo es emigrante. No es lo mismo que en Córdoba. Aquí si no has nacido en la calle tal o cual, no eres auténticamente de Córdoba. Me lo dijo hasta Juana Castro. Ella nació en Villanueva y no se sentía considerada totalmente cordobesa. Imagínese yo. Peor todavía. Aquí es muy complicado. El concepto de donde está tu casa y lo que significa no es lo mismo. Es como pertenecer a una tribu. Si no tienes los papeles exactos, no eres cordobesa de verdad.

P. Donald Trump está echando a inmigrantes todos los días.

R. ¡Por favor! No vamos a hablar de él. No me lo puedo creer. Es un tema embarazoso.

P. ¿Qué es lo que no puede creer?

R. No representa nada.

P. ¿Reconoce a Estados Unidos con Donald Trump?

R. Las sociedades son mucho más amplias de lo que creemos. Todas las democracias están formadas por personas diferentes con sus propias ideas y sus propios conceptos por el bien del país, pero dentro de una armonía y de un respeto. Y mire que Trump es neoyorquino. Realmente no me lo puedo creer. No tiene nada que me resulte familiar.

Rita Rutkowski, pintora

P. Ahora el alcalde de Nueva York es indio y musulmán.

R. Exactamente. Y eso está bien.

P. Justamente todo lo que odia Donald Trump.

R. Es un alcalde humano y parece que vale mucho. ¿Y por qué no?

P. Yo cuando miro a Donald Trump veo al Ku Klux Klan sin capirote. ¿Y usted?

R. Es una pena. Y muy doloroso. Haber tenido la experiencia del Ku Klux Klan y no aprender de ello es una pena.

P. ¿Qué está pasando en el mundo para que la gente elija a personas como Donald Trump?

R. Tendré que estudiar más sobre eso, pero creo que son personas que buscan proteger lo suyo para no perder lo que han conseguido, sea como sea, aunque haya víctimas.

P. Pero Trump era hijo de emigrantes también.

R. Es que Norteamérica está hecha de emigrantes. Lo único auténtico en Norteamérica son los indios.

Me ha costado encontrar la clave de Córdoba

P. Y ya casi no quedan.

R. Y están maltratados. Todos somos inmigrantes. Todos. No sé como de pronto sucede todo esto. Yo creo realmente que es una forma de conservar lo que han conseguido. El miedo a perderlo, ¿no?

P. O una forma de supremacismo. Trump piensa que tiene más derechos que el resto porque es blanco y de origen alemán.

R. Sí. Pero siempre con el afán de proteger lo conseguido y a sí mismo. Es otra forma de egoísmo.

P. Su familia ha sido siempre emigrante. Sus padres emigraron de Polonia.

R. Sí.

P. ¿Por qué se fueron de Polonia?

R. Por diferentes historias personales en la familia. El padre de mi padre no podía mantener a toda la familia. Se había muerto el padre de la familia y mi abuela no podía mantenerlos a todos. Entonces envió a mi padre a un pariente en Inglaterra. Eso era muy frecuente entonces. Ver si un tío o un familiar podía mantener a alguien por unos años o para siempre.

Entrevista N&B a Rita Rutkowski, pintora

P. He preguntado a la inteligencia artificial por Ruta Rutkowski. Y califica su obra de “expresionismo figurativo” o “neoexpresionismo”. ¿Da en el clavo?

R. Figurativo no siempre. Incluso hay cosas que son reales aunque no tienen forma. ¿Cómo se expresa una cosa que representa felicidad o tristeza? ¿Qué forma le vas a dar? Cuando yo voy a la esencia misma, a lo que es el fondo del tema, hago uso de lo que sea.

P. Sus cuadros son ideas, emociones.

R. Son ideas. Modificables, cambiantes, pero ideas. Ahora han clasificado mis obras, han entrado en el estudio, han sacado los cuadros, han hecho fotografías, han apuntado las dimensiones y lo han devuelto todo. Es un trabajazo tremendo que yo no he hecho. O mejor dicho: lo he hecho en parte. Yo creo que la pintura es como la poesía. La poesía utiliza el idioma no para informar sino para sugerir o para indagar. Para abrir un diálogo donde no había otra manera de hacerlo. Y la pintura es lo mismo. Como la música. Es que la cultura es eso.

P. También dice la inteligencia artificial sobre usted: “Utiliza la figura humana como vehículo para explorar emociones complejas, traumas y la identidad”. ¿Se reconoce?

R. Yo llevo muchos años que no echo mano de la figura humana. He ido, por ejemplo, al espacio o a la distancia. Eso lo aprendí estudiando los cuadros de Bonnard. Me acuerdo que tenía una beca en el MOMA y me dieron un pase para entrar todos los días. Prácticamente vivía allí. Era mi segundo hogar. En esa época estaba el Gernika. Lo tenía muy a mano. Y metía las narices encima para ver los trazos de Picasso. Lo tengo metido en la cabeza. En la sala de al lado había obras de Bonnard. Eran unas obras donde no había ninguna figura pero tenían, por ejemplo, una mesa delante de una ventana con los restos de una merienda. En la ventana se veía un patio fuera. Más allá del patio había un jardín y después del jardín un camino con un paisaje que iba hacia la montaña. Eran cuatro o cinco espacios diferentes y no había ni una persona, pero se podían imaginar. Sin estar ahí ya se sabía quién estaba. Eso me fascinó.

Me siento excluida por las nuevas tecnologías

P. Cuando entraba en el MOMA y veía el Gernika no imaginaba que iba a terminar viviendo en el país donde nació Picasso.

R. De ninguna manera. Pero tampoco importa. Yo tenía acceso al MOMA y eso es una de las cosas buenas de aquella ciudad. Allí todos éramos emigrantes y recibíamos las ideas de donde sea, las discutimos y las valorábamos o no les hacíamos ni caso. Eso era muy bonito.

P. En casa de mis padres, siempre ha habido un cuadro de una cafetera volcando café sobre una taza blanca desbordada. Y en la firma ponía Rutkowski, 1987.

R. ¿Tenéis una de esas cafeteras?

P. Está en casa de mi madre.

R. La pinté con mucho cariño. Tuve una beca para trabajar año y medio en Italia. Y de las primeras cosas que compré allí fue un tipo de cafetera italiana que luego no he visto aquí. Era una cafetera a la que se le daba la vuelta para que el café pasara por el filtro dos veces. Primero subía el café y después pasaba por el filtro otra vez. Pero cuando volví a mi casa de América la cafetera se rompió. Tenía un agujero en uno de los filos y ya no filtraba el agua. Le tenía mucho cariño. Me la traje y le hice varios retratos porque no quería perderla.

P. Pintarla era una forma de hacerla eterna.

R. Era una forma de quererla. Se puede querer a los objetos como a las personas, a los animales, a los árboles, a un paisaje o a una hoja.

P. ¿En arte todo tiene explicación?

R. El arte parece que puede moverse con más libertad y tocar todo.

Rita Rutkowski, pintora

P. Córdoba en 1959 era una ciudad provinciana, beata y tradicional. ¿Cómo sobrevivió al impacto?

R. Mejor dicho: ¿cómo los cordobeses sobrevivieron al impacto de una persona como yo que no compartía todas aquellas cosas y que me costó mucho tiempo comprender? Y mira que me ponían pruebas.

P. ¿Qué tipo de pruebas?

R. Por ejemplo, cuando mis hijos eran pequeñitos y yo vivía en este barrio, quería ir al centro donde habitaba la familia de mi marido. Me montaba en el autobús y cogía al niño en brazos. Me criticaban por ello.

P. ¿Por qué?

R. Porque entonces eran las gitanas las que llevaban a sus hijos en brazos. Había muchos prejuicios.

P. ¿Qué me dice? ¿Las mujeres no llevaban a sus hijos en brazos?

R. Una señora no iba con los niños en brazos. Tampoco una señora iba con paquetes de compra en la mano. Había una cantidad de reglas acumuladas a lo largo de los años que eran muy significativas. Para mí, sin embargo, no significaban nada. Yo hacía cosas de forma ingenua sin saber que no me convenían. Mi suegra me decía: “Tú no le cuentes a nadie que has tenido que trabajar”. Y yo, sin embargo, estaba muy orgullosa de lo que había conseguido en la escuela y en el trabajo. Eso significaba que había podido vivir cosas muy interesantes gracias a mi capacidad.

P. Las mujeres en Córdoba entonces no trabajaban.

R. No trabajaban. Y si no trabajaban eran aceptadas mejor. Las mujeres hemos tenido una vivencia muy engañosa. No trabajábamos y nos metían en la cocina. Lo primero era el marido, los niños y la casa, y no podías ambicionar nada más. Y si tenías una habilidad profesional, olvídala. Y además los hombres tenían que estar siempre con los hombres y las mujeres con las mujeres. Nunca se mezclaban.

Necesito más tiempo para entender lo que nos rodea

P. Usted ha dicho: “Era una Córdoba clasista. Casi medieval”

R. Totalmente.

P. ¿Hemos llegado ya a la Ilustración?

R. Siempre hay excepciones, pero sigue siendo una ciudad demasiado clasista. Tenemos que liberarnos de muchas cosas.

P. Usted se agarró a la pintura como a una tabla de salvación.

R. Nunca he analizado para qué necesito la pintura. Simplemente, no podía hacer otra cosa. Formaba parte de mí. ¿Nunca ha encontrado algo que es tan suyo que no lo cuestiona? Yo no cuestiono la pintura. Ahora me doy cuenta: la pintura me ha salvado mucho. Mucho. Mucho.

P. Y en aquella Córdoba provinciana y beata se agarró también a los círculos progres: Carlos Castilla del Pino, el Círculo Cultural Juan XXIII, el grupo artístico Estudio 57.

R. Así fue. Era mi naturaleza. Y afortunadamente mis grandes amistades se acercaron en esa dirección. Porque yo no podía comunicarme con la Córdoba cerrada. No era posible.

P. Fue una luz en medio de la oscuridad.

R. No solo para mí. También yo para ellos. Me sentía parte de ese círculo con el que estaba de acuerdo en muchas cosas. No he sido demasiado ambiciosa. Si uno conecta con algo o con alguien es porque hay motivos para conectar. No por buscar un beneficio social.

P. Su primera exposición fue en la galería Studio 52 en el año 1973.

R. También expuse en el Círculo de la Amistad. Tenía buena amistad con el presidente Fernando Carbonell. Me entendía bien con él.

P. Y nunca ha podido vivir de la pintura.

R. Ojalá. Hubiera sido bonito, pero no sabía cómo hacerlo. No lo sé. No me sale. Pocos artistas pueden vivir de la pintura. El otro día leí algo que era muy interesante. Decía que lo malo del mundo de la cultura es que en cualquier momento te puede desprestigiar.

Entrevista N&B a Rita Rutkowski, pintora

P. Pero usted ha vendido pintura.

R. En parte sí. Yo realmente viví de la publicidad en Nueva York. Cuando vine a Córdoba pensaba volver pero no para recurrir otra vez a la publicidad. Pensaba prepararme para la restauración. Porque había conocido a otros artistas que pintaban en el sector de la restauración, podían viajar, pintar su propia obra y mantenerse. El mundo de la publicidad era muy competitivo. Brutal. Y yo no soy muy competitiva.

P. ¿Cómo se lleva con las nuevas tecnologías?

R. Con las nuevas tecnologías me llevo mal.

P. ¿Por qué?

R. Por mi falta de capacidad. Admito que es un adelanto si se utiliza correctamente. Yo creo que hay sitio para todo.

P. ¿Las nuevas tecnologías están cambiando el arte?

R. Bastante.

P. ¿A peor o a mejor?

R. Hay una lucha entre las dos formas de entender el arte. Lo mismo pasó con la fotografía y luego con el cine. Yo creo que es un enriquecimiento pero no para que las nuevas tecnologías dominen todo el arte.

P. ¿Qué le queda por decir?

R. Lo que importa es lo que se dice. Cómo se dice es interesante, pero no es lo más importante.

Lo único auténtico de Norteamérica son los indios

P. Ha logrado escalar hasta los 93 años.

R. Mi padre llegó a 102 años.

P. Todavía le queda un buen tramo.

R. No creo que llegue.

P. ¿Por qué?

R. La verdad es que mi padre no era más fuerte. Todo lo contrario. Tenía una composición muy sabia y muy sencilla. Cualquier relación que tenía era una auténtica relación. No forzaba nada. Yo aprendí mucho de él. Mucho. Tuvo un problema de salud. Tenía cáncer de colon, pero llegó a 102 años. Yo creo que eso es suerte.

P. Y fortaleza.

R. Fortaleza en cierta manera, porque no era un hombre forzudo.

P. Llegar a 102 años es un signo de fortaleza vital.

R. No se vino abajo porque estuviera tocado. Seguía viviendo. Haciendo lo suyo. Nunca tuvo una posición dominante en mi familia. Era positivo y más bien risueño. E incluso estando enfermo no amargaba la vida de nadie.

Córdoba sigue siendo una ciudad clasista

P. ¿Cómo se ve la vida desde la novena planta?

R. Muy complicada.

P. ¿Por qué?

R. Es más de lo que parece. Mucho más. En este tiempo que estamos de tecnología muy fuerte, si no te preparas para ello estás excluido. Yo me noto excluida porque no comprendo todo lo que está pasando. He tenido ordenador pero ya no me interesa.

P. ¿Y tiene redes sociales?

R. No. No me interesa. Conozco Google y el otro de los vídeos personales caseros.

P. YouTube.

R. Sí. Me hace gracia, pero no tanto. Yo me siento excluida de todo eso. No me he preparado para las nuevas tecnologías y lo reconozco.

P. Es un mundo que va demasiado rápido.

R. Las opiniones y las noticias van muy rápidas. Y yo necesito más tiempo para entender todo lo que nos rodea.

Entrevista N&B a Rita Rutkowski, pintora
Etiquetas
stats