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El Cajasol Ángel Ximénez se ahoga en la orilla de Aranda y se complica la vida antes del parón

Lance del duelo del Ángel Ximénez en Aranda de Duero

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El Cajasol Ángel Ximénez parece empeñado en vivir en el alambre en este tramo final de año. El conjunto pontanés regresa de vacío del Santiago Manguán tras caer derrotado ante el Tubos Aranda Villa de Aranda (26-24), en un encuentro que deja un poso de frustración y preocupación a partes iguales. Los cordobeses, que fueron a remolque durante casi todo el choque, nadaron con todas sus fuerzas para igualar la contienda en el tramo decisivo, pero acabaron muriendo en la orilla, víctimas de sus propios errores y de la falta de colmillo para rematar la faena. Una derrota que duele doble: por dejar escapar puntos ante un rival directo que llegaba con el agua al cuello y por confirmar una dinámica peligrosa, con cinco tropiezos consecutivos.

El partido fue un ejercicio de supervivencia desde el inicio para los hombres de Paco Bustos. El Villa de Aranda, espoleado por la necesidad, saltó a la pista con una marcha más y castigó la frialdad visitante para abrir brecha en el luminoso (5-2 y 11-7). Al Ximénez se le apagaron las luces en ataque estático -sufrió una sequía de nueve minutos sin ver puerta que rompió Cuenca- y solo la inspiración bajo palos de Álvaro de Hita mantuvo al equipo con constantes vitales. A base de arreones y tirando de orgullo más que de juego fluido, los pontaneses lograron secar la ventaja local justo antes del descanso (13-13), salvando los muebles tras una primera parte de muchos altibajos.

Sin embargo, el guion de la reanudación fue un calco del inicio, complicando de nuevo la existencia a los visitantes. El Ximénez volvió a salir dormido de vestuarios y el Aranda, liderado por la efectividad del ex del Ximénez, Jánosi, no perdonó los regalos para escaparse de nuevo con una renta que parecía definitiva (19-15). Fue entonces cuando emergió la figura de Dani Serrano para evitar el naufragio anticipado. El primera línea se echó el equipo a la espalda en una actuación individual para el recuerdo -12 goles sin fallo- que sostuvo a los suyos cuando peor pintaban las cosas y nadie más veía portería.

Gracias a la obstinación de Serrano, el Cajasol Ángel Ximénez remó contracorriente hasta lograr nivelar el marcador a falta de cinco minutos (23-23), silenciando por momentos al Manguán. Pero justo cuando tenía al rival contra las cuerdas y la inercia a su favor, al equipo pontanés le temblaron las piernas. En los minutos de la verdad, el cuadro de Paco Bustos se bloqueó, incapaz de ponerse por delante incluso gozando de superioridad numérica por la exclusión de Tamayo. La ansiedad por ganar pudo más que la cabeza fría, desperdiciando todo el trabajo realizado durante la remontada, escenificado todo en una jugada final en la que Bernabéu pudo empatar, pero acabó realizando falta en ataque.

El Tubos Aranda Villa de Aranda, más entero en el desenlace dramático, aprovechó las dudas visitantes para sentenciar con goles de Jánosi y Rogonovs en el último minuto (26-23). El tanto final de Pablo Simonet sobre la bocina sirvió para cerrar el duelo en el que los de Puente Genil logran alcanzar la cifra histórica de los 10.000 goles del club en Asobal, pero el hito quedó convertido en una anécdota amarga que acabó con tangana final tras un golpe al propio Simonet. El Ximénez revive a un rival directo y necesita resetear urgentemente antes de recibir el sábado al colista Cangas para no convertir su cómoda situación en la tabla en un problema real antes de las vacaciones.

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