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Ana Rojas, agente cultural: “El libro es un refugio contra el ruido digital”

Entrevista N&B a Ana Rojas, presidenta de Libro Libre

Aristóteles Moreno

29 de noviembre de 2025 20:02 h

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Organizar una lectura colectiva en medio de un parque es hoy día una extravagancia. Mucho más si lo que propones es un ejercicio de desconexión digital durante apenas veinte minutos. Eso precisamente es lo que planteó la protagonista de esta entrevista el pasado 8 de noviembre en los Jardines de la Agricultura bajo el influjo de Córdoba OffLine. La misma mujer, por cierto, que hace tres años sembró Córdoba de bibliotecas minúsculas para que la gente intercambiara libros de manera gratuita y comunitaria.

En un mundo fagocitado por el móvil, que se alimenta del vértigo compulsivo de los reels, hay quien propone activar el modo avión, silenciar el ruido digital y sumergirse en la serenidad de las letras. Por ejemplo, Ana Rojas, presidenta de la Asociación Libro Libre. No es un reto fácil. Pero ahí está. Una forma de resistencia frente a la aceleración, la impaciencia y el naufragio urbano de cada día.

Son las 11.00 horas de la mañana y el apacible jardín interior de Orive filtra los tibios rayos de sol de un día gélido de otoño. La mini biblioteca de madera de Libro Libre ha sobrevivido al aguacero de mediados de noviembre. Justo allí nos citamos con Ana Rojas para realizar el reportaje gráfico y reflexionar sobre la calma, el huracán digital y los riesgos del cerebro zapper. ¿Qué diablos es el cerebro zapper? Siga leyendo y lo descubrirá.

Los libros son una herramienta terapéutica en mi vida

PREGUNTA. ¿El ruido digital no nos deja pensar?

RESPUESTA. Yo creo que es un riesgo. De hecho, debemos cuidar la reflexión crítica. Cuanto más ahora con el tema de la inteligencia artificial, que va a ser muy útil y es una fuente fabulosa de conocimiento y sistematización. Pero es un peligro que la gente deje de pensar para que piense la inteligencia artificial. En la Facultad de Derecho aprendí que no tenía que saberme todas las leyes. Lo que tienes que saber es argumentar y llegar a una conclusión por ti mismo. Eso hoy la inteligencia artificial lo puede hacer por ti, pero entonces habremos perdido uno de los grandes valores como humanidad.

En la casa familiar de Ana Rojas (Córdoba, 1986), siempre hubo libros. Muchos libros. Tantos que creció con la conciencia de que una familia sin libros no era una familia de fiar. Estudió Derecho por herencia paterna. Su padre era el decano del Colegio de Abogados cuando falleció repentinamente justo el año en que debía elegir carrera. “Escogí Derecho como un homenaje inconsciente hacia él”, asegura recostada en uno de los bancos de Orive.

Su prioridad era Historia del Arte o Publicidad. Pero tomó el camino de los letrados por aquel infortunio inesperado y una cierta querencia por las “causas perdidas”. Pronto comprobó que no encajaba en la licenciatura, lo que no fue óbice para terminar la carrera por puro pundonor personal. Hoy tiene en regla su número de colegiada en la calle Morerías, aunque su trayectoria profesional circula por los derroteros de la acción cultural.

Entrevista N&B a Ana Rojas, presidenta de Libro Libre

P. ¿Y la del libro es una causa perdida?

R. No lo creo.

Los primeros libros que cayeron en sus manos tenían el sello inconfundible de Walt Disney. Y recuerda con especial emoción El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, aunque algunos de sus bellos y enigmáticos pasajes solo los logró descifrar muchos años después. Tras la carrera trabajó algún tiempo en el ámbito de la resolución de conflictos y fue a partir de la pandemia cuando su vida dio un volantazo en dirección al universo editorial.

Fue entonces cuando se incorporó a la cooperativa El Alambre, especializada en servicios culturales de edición y diseño. “Me acerqué más a la industria del libro por dentro y ese interés absolutamente personal de disfrute, de aprendizaje y de crecimiento íntimo”, explica. En ese contexto emergió en el año 2022 el proyecto de Libro Libre, inspirado en experiencias de intercambio comunitario que había visto con anterioridad en Francia y en Estados Unidos.

Actualmente, existen casi treinta puntos de intercambio gratuito de libros en toda Córdoba. Se trata de pequeñas casetillas de madera, armadas con una sencilla estructura metálica y estanterías para colocar los volúmenes. Los lectores que quieran interactuar con la red llevan ejemplares ya leídos y retiran otros títulos que les interesen en un flujo constante de trueque colectivo. “El proyecto no solamente me parece ya chulísimo, sino también el hecho de ser una red que genera ese sentimiento de comunidad y pertenencia. Lo que observo es que la gente llega a estar orgullosa de la red, la mantiene, la cuida y la considera como propia”, argumenta la presidenta de Libro Libre.

El Ayuntamiento de Córdoba, Sadeco y la Fundación Cultura Europea han colaborado con el proyecto de distinta forma. También han recibido donaciones de algunas editoriales. La percepción ciudadana, por lo general, es razonablemente positiva, según el resultado de un sondeo que efectuaron hace más de un año. “La encuesta corroboró que el proyecto lo conocía bastante gente en la ciudad. Nadie nos dijo que quería que lo quitaran ni les pareció una barbaridad. Todo lo contrario. La mayoría nos manifestó que ojalá se mantuviera. Mucha gente estaba sorprendida de que el Ayuntamiento lo hubiera conservado y pedía continuidad del proyecto y reposición de libros”.

Necesitamos desconectar de la velocidad del mundo

La filosofía que alimenta la red de intercambio es sencilla. “Comparte y libera un libro en buen estado. Reutiliza y llévate un libro. Cuida y recuerda que esta red es tuya”. Por lo general, la respuesta popular ha sido satisfactoria aunque desigual a lo largo del territorio urbano. En Trassierra, por ejemplo, donde vive Ana Rojas, el flujo de ejemplares es continuo y la casetilla permanece limpia gracias a la dedicación ritual de sus usuarios. Incluso llegan a ocurrir cosas extraordinarias de vez en cuando. El día de Reyes pasado apareció un puñado de libros infantiles y una nota que atestiguaba que los camellos de oriente habían pasado por allí. “Es la magia que ocurre con este tipo de proyectos”, asegura la activista cultural.

Con todo, la red no está libre de la lacra social del vandalismo. Aquí en Orive unos desalmados quemaron la instalación de madera. Pero de la misma manera que algunos se empeñan en destruir otros se encargan de proteger. Y ese mismo día que prendieron fuego a la pequeña biblioteca, unos viandantes los increparon y llamaron inmediatamente a la policía. En los Jardines de la Agricultura, las estanterías acabaron por dos veces en la fuente y optaron por trasladarlas a la plaza de Cañero, donde está más segura y tiene más sentido por estar situada en un entorno comunitario.

Ana Rojas está convencida de que este tipo de iniciativas transforma la mentalidad de la ciudadanía. “Es todo lo contrario de la filosofía que se esconde detrás de la frase ‘la letra con sangre entra’. Yo he aprendido de este proyecto una metodología. Hay cosas que funcionan, se analizan y las llevas a tu territorio adaptadas a las circunstancias. No me he inventado nada. He observado algo que me parecía interesante y lo difícil ha sido quizá convencer de que esto puede funcionar aquí. Teníamos a nuestro favor que es un proyecto que estaba ya testado en otros entornos. Y yo creo que es una idea que puede sostenerse”.

Entrevista N&B a Ana Rojas, presidenta de Libro Libre

P. El manifiesto Córdoba Offline que divulgasteis en el acto del 8 de noviembre en los Jardines de la Agricultura proclama lo siguiente: “El libro es un refugio”. ¿De qué hay que protegerse?

R. Del ruido. Yo no estoy en contra de los avances ni de la tecnología. La utilizo a diario y creo que procura muchos beneficios, pero tanta información y tanto ruido me asusta. Todas las redes sociales, como por ejemplo TikTok, están funcionando todo el rato. Y no es la herramienta en sí misma, pero sí el uso. El libro, en cambio, es algo tangible y real. Y yo creo que es necesario evadirse un poco. Los libros son una herramienta terapéutica en mi vida. Un punto de encuentro para la reflexión, para encontrarse con una misma, para salir de ese ruido de las redes sociales. Yo misma en un momento dado tuve la necesidad de resolver algunas preguntas existenciales y de encontrarme conmigo misma. Y encontré la respuesta en los libros. Solo hace falta tiempo.

P. También dice el manifiesto lo siguiente: “Declaramos la necesidad de desconexión significativa”. ¿Por qué?

R. Es necesario que seamos conscientes y que nos eduquemos en la sensación de que estamos aquí en el mundo real. Necesitamos desconectar de todo eso que va tan rápido. Yo misma necesito salir de vez en cuando y decir: “Ya se acabó. Tengo que estar aquí y hablar con las personas. Y no sentir siempre que vamos rapidísimo en la vida sin tiempo para escucharnos”. Eso me parece horroroso.

P. ¿Los dispositivos tecnológicos nos separan?

R. Yo creo que sí. Es mucho más valioso estar con los que tienes al lado, aunque no pudieras hablar nunca con alguien que está muy lejos de ti.

Los dispositivos tecnológicos nos separan

P. Hay quien dice que los móviles nos acercan a los seres queridos que están lejos y nos alejan de los seres queridos que están cerca.

R. A lo mejor nos tenemos que plantear por qué tenemos a los seres queridos tan lejos. En este mundo de hoy queremos vivir todas las experiencias. Nos construimos una vida solamente pensando en nosotros mismos, en nuestro desarrollo profesional, en todo lo que queremos aprender y en lo que queremos sentir en cada preciso instante. Y cuando maduras y quieres estar cerca de tus seres queridos, te das cuenta de que están muy lejos.

P. Queremos tener el don de la ubicuidad.

R. Nos pasamos la vida gastando nuestro tiempo hablando con los que están lejos y no tenemos tiempo para hablar con quien tengo al lado.

P. Esa es la gran paradoja del mundo contemporáneo.

R. Yo me siento fatal personalmente porque soy malísima para mantener contacto por WhatsApp con mis amigos.

P. Y se siente mal.

R. Me siento mal porque creo que siempre estoy pidiendo perdón. Y siempre digo: “Lo siento pero no llego”. Si tengo que estar presente en el día a día es que no me da. Yo llego por la noche a casa y no me apetece coger el WhatsApp y ponerme a contestar a todo el mundo. Yo lo siento. Voy a cumplir 40 años el año que viene, pues imagínese los que tienen 20 años menos que yo. Me siento presionada a contestar a la gente a diario y eso me genera mucha ansiedad.

Entrevista N&B a Ana Rojas, presidenta de Libro Libre

P. Quien no está en las redes sociales no está en el mundo.

R. En el mercado esa es la forma de comunicarse. Pero la pregunta es la siguiente: ¿dónde quieras llegar tú? Si yo lo que quiero es tener una pequeña librería que se sustente por sí misma, lo mismo no tengo que estar en las redes sociales.

P. Pero si quiere tener contacto con sus amigas lo mismo tiene que estar en las redes sociales. Y por eso se siente mal.

R. Sí, desde luego. He probado a veces quitarme de las redes sociales. Y en muchos momentos he dicho: “¡Fuera!”.

P. Se ha quitado del WhatsApp y luego ha vuelto.

R. Sí. He vuelto. Lo que quiero es aprender a poner el límite. Y poder decir: “Mira, chicas, yo es que no contesto”. No quiero quitarme de la tecnología, pero quiero poder usarla como y cuando yo quiera.

P. ¿Y está en muchas redes sociales?

R. No. Tengo mensajería. Uso WhatsApp y también Instagram. No tengo Facebook, ni X, ni Tik Tok. Nada de eso.

Es terrible que los adolescentes usen el móvil hasta 7 horas al día

P. ¿El libro es una antigualla contracorriente?

R. No lo creo. A la gente le gusta leer libros. Prefiere el libro en papel. Es verdad que muchas personas están acostumbradas a leer libros electrónicos, pero todavía queda el gusto por comprar libros de papel.

P. La pasión por el objeto.

R. Sí. Y yo me lo he cuestionado en muchas ocasiones por el tema de sostenibilidad, pero creo realmente que el papel no tiene más impacto en el medio ambiente que la tecnología.

P. En la era del individualismo extremo, usted llega y pone en marcha un proyecto de intercambio y lectura comunitaria.

R. Desde luego es un acto de resistencia. A mí no me gusta el mundo que veo absolutamente individualista. Luego te das cuenta de que hay muchas personas que no son individualistas. Y aquí en Córdoba mucho más. Aquí sales a los bares, vas a los peroles, tienes encuentros sociales y la gente está deseando compartir a través de distintas formas. Aunque no me haga rica nunca, la verdad es que prefiero vivir así.

P. Usted reivindica el perol como un acto comunitario.

R. Sí. Y siendo de aquí de Córdoba lo tienes mucho más claro. Hay que mirar esas cosas. ¿Cómo se moviliza la gente en Córdoba? Pues seguramente a través de un perol.

Entrevista N&B a Ana Rojas, presidenta de Libro Libre

P. Dice el Barómetro de Hábitos de la Lectura y Compra de Libros que la lectura registra un crecimiento constante en los últimos años. ¿Realidad o deseo?

R. Yo creo que puede ser una realidad.

P. ¿Se lee menos que antes?

R. Yo no creo que se lea menos que antes, aunque mucha gente compre libros y luego no los lea. Pero, incluso así, a mí me parece fabuloso que la gente siga comprando libros de papel.

P. Sin embargo se cierran muchas librerías.

R. Eso es verdad.

P. Y ese dato no casa con el anterior del Barómetro de Hábitos de la Lectura.

R. Es que a lo mejor se compran más libros por Amazon o a través de grandes superficies.

Las pantallas son las drogas del tercer milenio

P. ¿Amazon es una amenaza o una ventaja?

R. Para el pequeño comerciante, desde luego, es una amenaza. Yo soy autónoma y sé lo difícil que es que te salgan los números cada mes. Se debería defender más a los pequeños negocios. No es lo mismo para el crecimiento de Córdoba que la gente compre por Amazon los libros o que los compre en una pequeña librería local.

P. Los neurocientíficos alertan de que el mundo digital está deteriorando nuestra capacidad de atención sostenida y profunda.

R. Estoy de acuerdo. Y no me extraña, pero me asusta. La capacidad de reflexión es algo muy humano. Y podemos empezar a perderla por ir demasiado rápido. Y yo me pregunto: ¿para qué queremos ir tan rápido?

P. Hoy solo somos capaces de centrar la atención, según estos estudios, entre 6 y 8 minutos. ¿Hacia qué clase de mundo nos dirigimos?

R. Si no podemos mantener la atención más tiempo, la creatividad se puede ver afectada. Vamos hacía un mundo de hiperestímulo, en el que tenemos que cambiar de pantalla todo el rato y nos cansamos de las relaciones personales. Y yo no creo que ese sea un buen camino.

P. ¿Ha oído hablar del cerebro zapper?

R. No.

Entrevista N&B a Ana Rojas, presidenta de Libro Libre

P. He leído en internet que somos víctimas del cerebro zapper, que es el cerebro que salta de una tarea a otra continuamente.

R. Ese es un síntoma, desde luego. Yo reconozco que soy muy multitask porque trabajo en diversos proyectos a la vez, pero a mí me sienta muy bien estar seis horas sin coger el teléfono para poder terminar una tarea que acabo de empezar.

P. ¿Usted es capaz de estar seis horas sin coger el teléfono?

R. Puedo hacerlo si necesito sacar algún trabajo adelante. Luego me sabe fatal porque me ha llamado fulanito o menganito.

P. Usted se propone aparcar el teléfono de vez en cuando.

R. Sí, porque si no no termino una tarea que empiezo. Ahora, por ejemplo, tengo que entregar una memoria justificativa de un proyecto muy denso y eso me obliga a reflexionar.

P. Y apaga el móvil.

R. Lo pongo en silencio. Es que si no no termino.

Reivindico el perol como un acto comunitario

P. El formato scroll propio del móvil afecta a la capacidad de seguir narrativas largas, según los expertos.

R. En el manifiesto Córdoba OffLine pedíamos a la gente que dejara el scroll y se parara a leer un libro de papel. Es que si no te das la oportunidad para leer no terminas. ¿Cómo voy a saber qué es lo que me propone determinado autor si no puedo reflexionar? ¿Qué criterio propio puedes tener?

P. Un criterio fragmentado.

R. Pues sí.

P. Según el Barómetro de Hábitos de la Lectura y la Compra de Libros, la franja de edad que más lee hoy en España está entre los 14 y los 25 años. ¿Todavía queda esperanza?

R. Por supuesto. Y no me sorprende. En un focus group que hicimos del proyecto de Libro Libre en la Biblioteca Grupo Cántico aparecieron dos chicos jovencísimos que estaban estudiando y dijeron: “Oye, hemos visto esto y nos encanta leer. ¿Nos podemos incorporar?”. Ese detalle es lo que más me gustó de ese focus group. Ver a chavales de 18 años que encuentran su espacio de conexión con otras personas.

P. Los adolescentes, sin embargo, usan el móvil entre 5 y 7 horas al día.

R. Eso es terrible.

Entrevista N&B a Ana Rojas, presidenta de Libro Libre

P. ¿Las pantallas son las drogas del tercer milenio?

R. Yo creo que sí. Me lo han dicho incluso algunas entidades que trabajan en el tema de las adicciones. Y a mí todo eso me da mucho miedo. Tengo niños pequeños y creo que voy a ser muy prohibitiva en ese aspecto.

P. ¿Usted permite que sus hijos usen el móvil?

R. No me gusta dejarles el móvil. Son niños que tienen 7 y 4 años.

P. El homo sapiens lleva 300.000 años en la Tierra y la imprenta solo 575. ¿Estamos seguros de que la escritura ha venido para quedarse?

R. Tanto como segura no estoy. Pero yo creo que las cosas que sientan bien son muy básicas: leer, escribir y todo lo que te conecte contigo misma. Por ejemplo, estar en contacto con la naturaleza. Son cosas que no le sientan mal a casi nadie. Para alcanzar este tipo de pensamiento me ha ayudado mucho también vivir en el campo.

P. ¿Qué libro tiene entre manos?

R. Varios. Por ejemplo, ahora estoy leyendo, entre otros, El arte de hablar, de Xavier Guillén.

No me gusta el mundo que veo absolutamente individualista

P. Dígame un autor o autora de obligado cumplimiento.

R. Son muchos. Un autor podría decir Gabriel García Márquez. Una autora Clarice Linspector. Me gusta mucho el ensayo, como por ejemplo, A través del Estrecho, de Adolfo Hernández Lafuente. Y un filósofo que me marcó fue Lou Marinoff, aunque también me gusta mucho Fernando Savater. Un libro de juventud que me encantó fue Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola Estés. De pequeña también recuerdo que me gustaba mucho Niños como yo. De hecho, lo conservo todavía. Y me encantan las ediciones ilustradas.

P. Ebook o papel.

R. Yo papel.

P. ¿Qué le pide a la Consejería de Cultura?

R. Le pediría apoyo en el mantenimiento de la red de bibliotecas urbanas. Que no se pierda la red de intercambio de libros y esa parte de cultura comunitaria.

P. ¿Y qué le pide al año 2026?

R.Serenidad y confianza. Y autenticidad también. Todo lo que hemos estado hablando tiene que ver con eso. Me encuentro con personas que tienen una necesidad muy grande de contacto emocional. Que alguien los valide. Que se les escuche. Que se interesen por ellos.El vacío de las personas está más relacionado con todo esto. Por eso precisamente me gustan tanto los proyectos sociales.

Entrevista N&B a Ana Rojas, presidenta de Libro Libre
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