Las cinco claves del mal momento del Córdoba CF
El Córdoba Club de Fútbol atraviesa en estos momentos una de las rachas más complejas desde la llegada de Iván Ania al banquillo califal. El cuadro blanquiverde, que apuntaba a principios de temporada a luchar por colarse entre la zona noble de la clasificación, arrancó la temporada de manera irregular, pero pronto logró cogerle el pulso a la categoría y enlazar una impresionante racha de partidos que le llevó a rozar los puestos de privilegio. Sin embargo, no llegó a materializarse. El Córdoba CF aún no ha dormido al término de una jornada en puestos de promoción de ascenso, a pesar de que ha tenido oportunidades para hacerlo. Ahora, tras seis semanas sin ganar, ese objetivo parece cada vez más lejano.
Si septiembre y octubre invitaron al optimismo, el cierre de año se le ha atragantado al equipo justo cuando el calendario parecía más benévolo. Desde la última victoria ante el Ceuta (2-0) el pasado 2 de noviembre, el balance es de cuatro empates y dos derrotas. Una 'crisis' que duele más por los rivales: los blanquiverdes no han podido vencer ni al 20º, ni al 19º, ni al 18º clasificado (Eibar, Granada y Leganés). Ahora, el 2025 echará el cierre con la visita a un Mirandés en horas bajas (21º), una cita que se antoja vital para corregir los cinco pecados capitales que han gripado al equipo.
La falta de fluidez ofensiva
Es el síntoma más evidente. El Córdoba de Ania, acostumbrado a vivir en el alambre con una presión asfixiante y un vértigo ofensivo innegociable, se ha vuelto plano. El equipo ha corregido la sangría defensiva de antaño, sí, pero el precio ha sido perder la fluidez en ataque. Ante rivales que plantean 'bloques bajos' y renuncian al balón —como se vio ante Leganés y Eibar—, a los blanquiverdes se les apaga la luz. No encuentran grietas, el juego se espesa y el gol desaparece: apenas tres tantos en los últimos cinco partidos y dos jornadas consecutivas sin ver puerta. Un bagaje insuficiente que debe corregirse para tratar de asaltar Mendizorroza.
Las múltiples bajas
El infortunio se ha cebado con el vestuario. Las lesiones no han dado respiro, impidiendo a Ania repetir onces y consolidar automatismos. A los problemas iniciales de Dalisson o Diego Bri se ha sumado una plaga reciente que ha dejado fuera de combate a piezas clave como Fomeyem, Vilarrasa y, en las últimas horas, a Theo Zidane y Kevin Medina. Si a esto le sumamos la larga ausencia de Adilson -a quien se espera como agua de mayo para 2026-, la situación de Alcedo o Diego Bri, y las constantes sanciones por expulsiones o ciclos de tarjetas, el margen de maniobra del técnico se reduce drásticamente.
La banda izquierda, un solar ofensivo
Es una de las grandes críticas del entorno. El juego del Córdoba se ha vuelto previsible, volcándose casi por inercia hacia la derecha, donde Carracedo se erige como el único argumento constante. La banda izquierda ha dejado de existir como amenaza real, y Ania sigue sin darle soluciones a esta situación. Sin la profundidad que aportaban perfiles como el de Adilson o un Calderón más ofensivo en el pasado, Ania ha tenido que improvisar con laterales a pierna cambiada (Albarrán) o mediapuntas (Jacobo) que tienden a irse hacia dentro, embotellando aún más el juego y facilitando la defensa rival. Las lesiones de Vilarrasa, Alcedo, Kevin Medina o Adilson tampoco han ayudado en este sentido.
El Arcángel ya no es un fortín
Los números en casa no sostienen la candidatura a soñar, ni mucho menos. El Reino, siempre inexpugnable, se ha vuelto muy vulnerable en este 2025. El Córdoba es apenas el 15º mejor local de la categoría, con solo 12 puntos sumados de 27 posibles ante su gente esta temporada. Si ampliamos el foco al año natural, el dato asusta: solo 5 victorias en 20 partidos como local en todo 2025. Unas cifras de equipo de zona baja que obligan a remar a contracorriente fuera de casa, donde lo cierto es que, hasta el momento, los datos son buenos: 2 victorias, 5 empates y solo 2 derrotas, la última de ellas en septiembre. Pero los empates como visitante no se hacen buenos con victorias en casa.
Crisis de confianza
La última clave es causa y, a la vez, consecuencia de todas las anteriores. El equipo, aunque se mantiene en la zona media, empieza a notar el vértigo. El play off se aleja a cinco puntos y el descenso acecha a solo tres. Esa presión se traduce en miedo al fallo: piernas encogidas, pases de seguridad en lugar de envíos filtrados y precipitación en los metros finales. La grada, que despidió al equipo con una sonora pitada tras el empate ante el Eibar, empieza a impacientarse. Recuperar la fe en su propio plan es la tarea más urgente de Ania para que la visita a Vitoria no sea el triste epílogo a un año de altibajos.
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