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Sobre este blog

Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.

El cesto de las serpientes

Campaña de Prada editada con productos de lujo y Medusa de Caravaggio

Ana Fernández

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De la milenaria cultura china llega el nuevo año lunar de 2025 presidido por la serpiente de madera (corresponde este animal a las personas nacidas en 1929, 1941, 1953, 1965, 1977, 1989, 2001, 2013, 2025; y el apellido de los materiales deriva de la terminación numérica del año, algo como de los sorteos favorecidos por los estados que recaudan vía diosa Fortuna y trampas ludopáticas. Dejo la digresión y lo explico: terminación 0 o 1, elemento metal: agua, 2 o 3; madera, 4 o 5; fuego, 6 o 7, y tierra, 8 o 9). 

El caso es que la subversiva, perturbadora y astuta serpiente se me ha representado como una enredadera de diversos especímenes repartidos en dos cestos. El primero es en realidad un carrito de compra -presencial o telemática- con el que honrar a los dioses del derroche, la lujosa inversión o el económico caprichillo, ya que las ediciones limitadas del año de la serpiente se lanzan casi a porrillo. Luego están las campañas filosófico-artísticas como esta de Prada ‘We, the snake“, que traza una sinuosa línea con rojas siluetas humanas en una suerte de cooperativo y solidario avance global. En fin, que del lujo a lo asequible, de la vestimenta al maquillaje y la cosmética, la serpiente ha sembrado de creatividad y regalos firmas como Gucci, & Other Stories, Aristocrazy, Charlotte Tilbury, Mac Cosmetics, Longines, Swatch, Vacheron Constantin o Nike.

El segundo cesto, que imagino como las ánforas de las historias de Las mil y una noches donde aguardan amaestrados o salvajes decenas de ofidios, es, en realidad, mi preferido, pues evidencia que no se pueden meter a todas las serpientes, ni a todas las formas de ser serpiente, en un mismo categorizante saco.

La serpiente del bíblico Edén ha sido, a fin de cuentas, benéfica, puesto que sin ella no habríamos cruzado el umbral del libre albedrío. Y a las lenguas viperinas bien entendidas tampoco hay motivo para demonizarlas. ¿Quién no desea éxito a quienes son capaces de esgrimir no una bífida argumental, sino un látigo de voces bien afiladas, veraces, éticas, cargadas de razones cuando hay que defender causas nobles, causas relegadas, causas olvidadas, ahogadas en silencio, represión, miedo…? Y qué decir de hacer la cobra, ese gesto que resulta memorable e impagable cuando está bien merecido.

Un poco también se envidia a las serpientes por cómo mudan la piel (y adiós arrugas y qué fácil es reinventarse y demás), y por su dual capacidad para lo mismo escabullirse ondulantes que alzarse bravas, dignas y amenazantes.

Pero, si tengo que escoger alguna cualidad serpentina, me quedo con su inspiración para construir una suerte de conga en la que todxs contemos por igual, es decir lo mismo, esto es infinito, hacia un mundo de paz y en paz.

Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación

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Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.

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