Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Lee ya las noticias de mañana
Sobre este blog

Soy ingeniero agrónomo y sociólogo. Me gusta la literatura y la astronomía, y construyo relojes de sol. Disfruto contemplando el cielo nocturno, pero procuro tener siempre los pies en la tierra. He sido investigador del IESA-CSIC hasta mi jubilación. En mi blog, analizaré la sociedad de nuestro tiempo, mediante ensayos y tribunas de opinión. También publicaré relatos de ficción para iluminar aquellos aspectos de la realidad que las ciencias sociales no permiten captar.

Mahmud: El señor de las aguas

Eduardo Moyano

0

Sobre este blog

Soy ingeniero agrónomo y sociólogo. Me gusta la literatura y la astronomía, y construyo relojes de sol. Disfruto contemplando el cielo nocturno, pero procuro tener siempre los pies en la tierra. He sido investigador del IESA-CSIC hasta mi jubilación. En mi blog, analizaré la sociedad de nuestro tiempo, mediante ensayos y tribunas de opinión. También publicaré relatos de ficción para iluminar aquellos aspectos de la realidad que las ciencias sociales no permiten captar.

Un hombre ya mayor, roto y con el alma destrozada, coge cada mañana su barca de remos y se adentra en el gran lago al-Asad. Es el lago que se formó al construirse el embalse de Tabqa sobre el río Éufrates en los años setenta del pasado siglo XX.

Allí, justo en el centro del gran lago, se pone las gafas de buzo y se sumerge en las aguas que inundan el antiguo poblado donde nació. A pesar de su avanzada edad, sus pulmones aún resisten para una inmersión como ésa. Es un viaje por los hilos de la memoria, y el hombre roto y avejentado se vuelve niño otra vez, pues “envejecer es volver a ser el niño que ya nadie ve”.

Se llama Mahmud Elmachi, es sirio y lo toman por loco. Ha sido profesor de lengua y literatura en el colegio público Baibba, también sepultado por las aguas de la presa de Tabqa. Pero sobre todas las cosas, Mahmud es poeta. Tiene la poesía grabada a fuego en su alma y no puede vivir sin ella. Para él, la poesía es el aliento que le da la vida; es como una barca entre la memoria y el olvido, aquello que le conecta con lo invisible, y por eso tiene siempre un punto de locura.