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Sobre este blog

Soy ingeniero agrónomo y sociólogo. Me gusta la literatura y la astronomía, y construyo relojes de sol. Disfruto contemplando el cielo nocturno, pero procuro tener siempre los pies en la tierra. He sido investigador del IESA-CSIC hasta mi jubilación. En mi blog, analizaré la sociedad de nuestro tiempo, mediante ensayos y tribunas de opinión. También publicaré relatos de ficción para iluminar aquellos aspectos de la realidad que las ciencias sociales no permiten captar.

Lluvias de primavera

Estado en que se encuentra Sierra Boyera.

Eduardo Moyano

4 de abril de 2024 20:28 h

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Esta vez los idus de marzo vinieron acompañados de abundantes lluvias primaverales. Los más de 150 litros/m2 de las últimas semanas han caído como un maná en las tierras secas y cuarteadas de Andalucía. La Semana Santa ha quedado deslucida, pero todos nos hemos sentido contentos viendo correr de nuevo el agua por nuestros campos y por las calles de nuestros pueblos y ciudades.

Nos llena de gozo comprobar cómo se han recuperado los embalses cordobeses de Sierra Boyera, Yeguas, San Rafael de Navallana, Guadalmellato o Bembézar, o cómo corre el agua bajo el puente romano de la capital, dejando atrás el paisaje desolador de hace sólo quince días. Con la lluvia se refrescan las tierras y también los corazones de la gente, como si el agua purificara nuestros cuerpos sedientos.

Las medidas de urgencia que se preveían para paliar los efectos de la sequía y asegurar el consumo de la población, se han paralizado ante una pluviometría que parece garantizar seis años de abastecimiento. Sin embargo, ahora que ha subido casi quince puntos el agua embalsada en la cuenca del Guadalquivir, no debemos olvidar que Andalucía es una región de clima mediterráneo, y como tal, la sequía volverá a golpear duro nuestra tierra.

El carácter cíclico de la sequía es consustancial con estas regiones meridionales, tal como nos lo recuerda la historia bíblica de José y los sueños del faraón (el sueño de las siete vacas gordas/flacas y el de las siete espigas llenas/vacías). Por eso, ahora que ha llovido es momento de no olvidarnos de la sequía y de cómo prepararnos para cuando regrese dentro de unos años.

Un destacado profesor de agronomía de la Universidad de Córdoba, especialista en riego, suele decir con ironía que “el problema de la sequía en regiones como las nuestras es que llueve”. Con ello quiere señalar que cuando tras largos periodos secos llegan las lluvias tan anheladas, dejamos de hablar de ella, aparcando el debate sobre cómo afrontarla.

Para evitar esa tendencia al olvido, debemos continuar impulsando una nueva cultura del agua entre los ciudadanos para que tomen conciencia de que es un bien valioso y escaso. Asimismo, se deben mejorar las actuales infraestructuras hidráulicas, a fin de reducir las pérdidas de agua en las conducciones y de limpiar los embalses colmatados (como es el caso del pantano de Cordobilla, inutilizado por ese motivo). También se deben finalizar las obras de regulación ya aprobadas, pero aún no ejecutadas, y promover la realización de trasvases entre cuencas y dentro de cada cuenca (en Marruecos ya se está haciendo con las llamadas “autopistas del agua” en el marco de un plan hidrológico nacional que en nuestro país resulta poco menos que imposible de poner en marcha).

Asimismo, debemos seguir aplicando las nuevas tecnologías digitales de precisión para hacer más eficiente el consumo de agua en el regadío y en las ciudades, así como avanzando en la modernización de los acuíferos para un mejor aprovechamiento de las aguas subterráneas. Hemos de apostar también por la restauración de nuestros humedales gestionando de manera sostenible su relación con la agricultura, y, si fuera necesario, limitando la expansión del regadío.

Además, hay que invertir en la construcción de plantas depuradoras de agua para su posible reutilización o para su retorno en buen estado a los ríos, así como la instalación de desaladoras en las zonas costeras. Asimismo, hay que innovar para aprovechar en las ciudades los días de lluvias torrenciales mediante “tanques de tormentas” y otros proyectos de ingeniería.

De todos estos temas hay que hablar también cuando llueve, y no sólo cuando estamos en el momento álgido de un periodo de sequía y la ansiedad nos nubla la razón. El tema de la sequía hay que tratarlo ya como un problema no coyuntural, sino estructural, y abordarlo con sentido de Estado y con un horizonte de medio y largo plazo.

Sólo así estaremos preparados para cuando venga un nuevo ciclo de escasez de agua, que vendrá. Las lluvias de marzo no son óbice para desear que siga lloviendo en los meses de abril y mayo, aunque, eso sí, alternando con esos días de sol que tanto alegran las fiestas primaverales de nuestros pueblos.

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Soy ingeniero agrónomo y sociólogo. Me gusta la literatura y la astronomía, y construyo relojes de sol. Disfruto contemplando el cielo nocturno, pero procuro tener siempre los pies en la tierra. He sido investigador del IESA-CSIC hasta mi jubilación. En mi blog, analizaré la sociedad de nuestro tiempo, mediante ensayos y tribunas de opinión. También publicaré relatos de ficción para iluminar aquellos aspectos de la realidad que las ciencias sociales no permiten captar.

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