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El declive del dinero en efectivo

Sistema de pago por teléfono móvil Bizum.

Alfonso Alba

15 de marzo de 2025 19:26 h

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Uno de los efectos acelerantes de la pandemia y el gran confinamiento fue la progresiva extinción del dinero en efectivo. Raro es ya el lugar en el que no se puede pagar con Bizum o con tarjeta. “¿Quiere usted copia?”. Es la pregunta más repetida por los dependientes cuando se paga con tarjeta ya casi cualquier cosa, desde un café hasta cualquier artículo menor de papelería. Un análisis exhaustivo sobre el declive del dinero en efectivo, sus perspectivas y desafíos, ha sido realizado por Susana Bujalance-Rey y María Amalia Trillo-Holgado de la Facultad de Derecho y Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Córdoba. Este estudio, publicado en la Revista de Estudios Andaluces, analiza la posible extinción del dinero físico de la economía y su repercusión, un fenómeno que se ha visto acelerado a raíz de la pandemia del Covid-19.

La investigación se centra específicamente en las relaciones que las Pymes españolas establecen con sus clientes, instituciones bancarias u otros agentes del entorno, planteando posibles escenarios a futuro para facilitar la gestión sostenible de su actividad. Metodológicamente, se ha llevado a cabo un estudio de casos analítico, contemporáneo y múltiple con alcance genérico basado en empresas integradas en sectores representativos de la economía española. La conclusión principal del estudio es que España tiene aún un largo camino por recorrer tanto en lo económico como en lo político y social, ya que el efectivo sigue desempeñando un papel crucial en su economía.

En los últimos años, se ha observado una tendencia a dejar de lado el uso del dinero efectivo frente a la utilización de medios de pago electrónicos. Esta tendencia a la desmonetización se debe a la aparición de nuevos métodos de pago y desarrollos tecnológicos, que podrían influir significativamente en los próximos años, derivando hacia una economía sin efectivo. La crisis generada por la pandemia del coronavirus dejó una huella evidente en la economía mundial, difundiendo la idea de que el dinero en efectivo era uno de los principales catalizadores de la propagación, lo que provocó el rechazo de la población al uso de billetes y monedas.

Aún le queda una larga vida al 'cash'

Si bien parece que el efectivo está destinado a desaparecer en algún momento, aún existen importantes escollos que salvar. Restringir el uso del dinero físico podría desembocar en la pérdida de libertad y control del dinero, y la idiosincrasia de cada país plantea problemáticas específicas. Para abordar esto, se revisaron investigaciones recientes sobre la digitalización de los medios de pago, los avances de las monedas digitales y su proceso histórico. El objeto de estudio, al ser de reciente actualidad, cuenta con un número limitado de artículos que lo abordan. Durante el desarrollo del trabajo, se observó un incremento del número de artículos relacionados con la materia analizada a raíz de la pandemia de la Covid-19, lo que generó mayor especulación sobre su posible desaparición.

Este trabajo no solo resume la historia y los avances del conocimiento académico sobre el impacto de la extinción del efectivo, sino que también contribuye a la escasez de literatura aludiendo a los efectos en la economía española. Desde el punto de vista teórico, se enlazan los acontecimientos históricos con la situación reciente y se visualiza cómo las Pymes españolas se están adaptando al medio digital y cómo les afectaría la extinción total del dinero físico, enfocándose en su papel en el entorno actual y en las relaciones con las instituciones bancarias.

A lo largo de la historia, el dinero ha evolucionado en su forma y utilidad. Desde el trueque hasta las criptomonedas, pasando por el patrón oro y el dinero fiduciario, su función principal siempre ha sido la de medio de pago. En el siglo XVIII surgieron los billetes avalados por el patrón oro, mejorando el comercio internacional. Los acuerdos de Breton Woods establecieron el dólar como divisa internacional ligada al oro, pero este sistema se abandonó en 1971, dando paso al dinero fiduciario. En los tiempos actuales, las criptomonedas representan la versión más reciente del dinero digital, con ventajas como la transparencia y la resistencia a la manipulación gracias a la tecnología blockchain. La aparición del Bitcoin en 2008, junto con la crisis económica mundial, generó incertidumbre sobre si las monedas digitales podrían suponer el fin del dinero físico. Actualmente, el dinero físico compite con transferencias, tarjetas, pagos móviles como Bizum y PayPal, y criptomonedas como Bitcoin y Ethereum. Bizum se ha convertido en una de las formas de pago digitales más empleadas en España.

Economía sumergida

Según Kenneth Rogoff (2016), el dinero en efectivo es el principal causante de la evasión de impuestos y de la economía sumergida e ilegal. Estimaciones del FMI indicaban que la economía sumergida de España representó un 17,2% del PIB en 2017, moviéndose principalmente en efectivo. La aplicación de métodos electrónicos podría aumentar la transparencia de las transacciones. Países con mayor PIB como Dinamarca, Suecia y Finlandia muestran una menor dependencia del efectivo. La supresión total del efectivo permitiría controlar prácticas ilegales. Sin embargo, las criptomonedas, aunque seguras por su cifrado, no están exentas de riesgos y pueden facilitar actividades ilegales y evasión fiscal debido a su anonimato. La reducción del efectivo podría no erradicar la economía sumergida, ya que podrían surgir otras alternativas para la evasión fiscal.

La pandemia de la Covid-19 aceleró la digitalización de los medios de pago por temor al contagio a través del efectivo. El Banco de España (2021) señaló que un 2,5% de la población dejó de usar efectivo por motivos de higiene. El efectivo cayó al segundo lugar como medio de pago tras la tarjeta de débito. Más de la mitad de los españoles utilizaron menos efectivo a raíz de la pandemia. El confinamiento limitó las operaciones en efectivo, y las recomendaciones de la OMS estimularon el uso de pagos sin contacto. A pesar de esto, el uso de monedas y billetes sigue siendo el medio más usado entre la población, especialmente en franjas de mayor y menor edad. La digitalización del dinero se difunde rápidamente gracias a internet y las nuevas tecnologías. El Banco Central Europeo estudia la creación de un euro digital que sería un complemento, no un sustituto del efectivo. Los comercios impulsaron los pagos con tarjeta y móvil para reducir el contacto.

El estudio realizó un análisis DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) desde las perspectivas de las familias, las empresas y las instituciones bancarias para evaluar la desaparición del dinero físico. Para las familias, las principales debilidades y amenazas se relacionan con la pérdida de privacidad, la reducción de la libertad, la dificultad de acceso para colectivos vulnerables, la dependencia tecnológica y la brecha digital. Las fortalezas y oportunidades incluyen la rapidez y agilidad en los pagos, mayor control del gasto y el uso de aplicaciones como Bizum. Para las empresas, las amenazas incluyen el registro permanente de transacciones, el aumento de la competencia y la necesidad de invertir en tecnología para evitar ciberataques, así como el fin del mercado negro. Las fortalezas y oportunidades son la variedad de alternativas de pago, la seguridad, la contabilidad digital y la rapidez de las transacciones. Para las entidades bancarias, las amenazas se centran en la entrada de nuevos competidores y el cierre de oficinas. Las fortalezas y oportunidades son la eliminación de costes de mantenimiento del efectivo, mayor control de la política monetaria, aumento de clientes potenciales y la bancarización de la economía.

Se plantearon tres posibles escenarios futuros: no hay grandes cambios, donde el efectivo persiste por la preferencia de los consumidores y la necesidad de privacidad, a pesar de la introducción de alternativas digitales; la desaparición total del efectivo, que generaría exclusión financiera y dependencia tecnológica, requiriendo una gran alteración en el funcionamiento de los pagos digitales; y una posible catástrofe, como ciberataques o un apagón mundial, que haría que la banca perdiera poder y el efectivo se convirtiera en el método de pago preferido.

La metodología del estudio incluyó un estudio de casos en tres Pymes españolas de diferentes sectores: construcción, hostelería y distribución. Se realizaron entrevistas semiestructuradas siguiendo un esquema de preguntas sobre la situación actual, las matrices DAFO y los posibles escenarios futuros. Se empleó la triangulación de datos con entrevistas, observación directa y revisión de documentación.

Los resultados del estudio de caso revelaron que el efectivo es un medio de pago compartido por las tres empresas, tanto para pagos como para cobros. En la hostelería, es el método más habitual para los cobros de bajo importe. Sin embargo, la mayoría de los pagos y cobros de estas empresas se realizan mediante transferencias y otras operaciones bancarias. La empresa de construcción no percibió grandes cambios tras la pandemia, mientras que en hostelería y distribución se introdujo el pago a través de Bizum. La empresa distribuidora también trasladó parte de su actividad a internet, ofreciendo el pago por Bizum. Las tres empresas valoraron las fortalezas de la desaparición del efectivo, como la mejora de la contabilidad y la rapidez de los pagos electrónicos. Sin embargo, la empresa de construcción señaló que la supresión del efectivo no garantiza el fin de la economía sumergida. Respecto a las familias, se considera que la desaparición del efectivo limitaría la libertad del consumidor y la privacidad. En el sector hostelero, el efectivo sigue siendo muy utilizado por personas mayores, aunque Bizum se ha introducido para facilitar el pago a los jóvenes.

Las empresas coinciden en que los bancos serían las instituciones más favorecidas ante la extinción del efectivo, aunque también enfrentarían la competencia de sectores no bancarios como las criptomonedas. Las empresas de construcción y hostelería consideran que el escenario de no grandes cambios es el más factible, mientras que la empresa distribuidora ve la desaparición total del efectivo como una posibilidad a largo plazo.

El estudio concluye que, si bien existen argumentos a favor y en contra de la extinción del efectivo, y hay países cercanos a una economía sin efectivo como Suecia y China, España todavía tiene un largo camino por recorrer debido a la economía sumergida y la privacidad de las transacciones. Es fundamental abordar la exclusión financiera para garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a los beneficios de los pagos digitales. La conclusión principal del trabajo es que, a pesar de la proliferación de medios digitales, el efectivo probablemente no desaparecerá por completo en la economía española.

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