El mundo se desmorona

Y nosotros nos enamoramos.

Qué cierto es todo esto, qué verdad insoslayable.

Hace 70 años que se estrenó “Casablanca” y un guionista anónimo, harto de bourbon y pagado por un estudio escribía esta frase genial en una underwood y cada letra era un golpe, una nota en un piano, una canción.

Claro que el mundo se desmorona, la colonia se intenta rebelar contra la metrópoli, los náufragos mueren antes de llegar a la orilla, las cárceles vacías se llenan para darles sentido al ladrillo y al hormigón, una piara de jabalíes asalta a la presa en un portal...

En manos de quién estamos nos preguntamos y en manos de quién quisiéramos estar. En manos de nadie mientras todo es susceptible de irse a la mierda, ya te lo digo.

El mundo se desmorona y una mosca tonta de otoño revolotea y se posa en la pantalla del ordenador, y se va de un manotazo.

Y nosotros nos enamoramos a pesar de todo y consumamos nuestro amor.

Tal vez consumirlo era el fin.

No sé. Te quiero frente a la trinchera.

Tócala otra vez, si quieres.