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Miguel Huertas Córner Cordobés

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Compromiso, esfuerzo o dedicación. Estos son valores que uno ve reflejados en redes sociales, a veces con un fondo vacío respecto a lo que representa realmente el ser futbolista a ciertos niveles. La filosofía extremadamente optimista nunca marcó goles, si bien tampoco lo hizo el dinero, recordando la mítica frase de Johan Cruyff. Horas de carretera, otras tantas sobre el aire, viajes donde el único compañero fiel es el aburrimiento. Donde la familia es el único soporte que permite el crecimiento como jugadora de fútbol. En algunas ocasiones, donde en ella creen más que una misma. El caso es más flagrante en el fútbol femenino, en plena expansión y desarrollo en España aunque aún se encuentra en vías de categorizarse como profesional. El fútbol femenino avanza más rápido que las instituciones que lo rodean.

Pocas veces esta temporada se ha podido saber la opinión de una jugadora del Córdoba Femenino, que es el caso que compete, acerca del transcurso de la temporada. En el caso de las blanquiverdes, una temporada irregular les llevó, en la última jornada, a la fase de permanencia en Reto Iberdrola, donde podrían asegurar su plaza en prontas fechas venideras. Además, se pasó de Ariel Montenegro a Roberto Ramírez en plena semana de transición. En esta segunda fase, una de las que ha adquirido más protagonismo es Patricia Curbelo Socas (Santa Cruz de Tenerife, 1994). La cancerbera canaria, tras la sanción de cinco encuentros de su compañera Carmen Gordillo, se puso bajo los palos -por segunda vez en el curso- en la mañana fatídica del Córdoba Femenino en Tenerife, que les dejó fuera de entrar en fase de ascenso -con un 4-1 ante el Granadilla B-. Así, atendió a CORDÓPOLIS en los prolegómenos de su viaje a Canarias para enfrentarse al Femarguín.

Así, la opción bajo los palos no era otra que la de Curbelo, que llegó el pasado verano al cuadro blanquiverde en busca de un reencuentro con la felicidad que siempre le dio el fútbol. Llegó un momento en que su relación de amor con el fútbol ya no le era recíproca. Era 2019 y acabó su vínculo contractual con su anterior equipo, el Deportivo de la Coruña, con el que consiguió el ascenso a Liga Iberdrola. “Yo el año pasado decidí no jugar. Fue una decisión difícil para mí, pero era a la vez fácil porque era lo que realmente quería o necesitaba. Llegué a un punto en el que estaba muy saturada del fútbol, no tenía la misma ilusión, no tenía las mismas ganas y, mirando por mí y por mi vida personal, yo sentía que no quería estar jugando. Quería estar dedicándome a otras cosas en mi vida, dedicando tiempo a las personas cercanas, que al final también creo que es importante, y decidí no jugar”, explica.

Intentó reencontrarse consigo misma en el Tacuense de una manera poco habitual. Curbelo señala que el club “decidió contar conmigo, viajaba los fines de semana sólo a los partidos y entrenaba allá en Coruña. Luego a mitad de temporada en enero lo dejé porque ya era un suplicio, tanto para el club, que estaba haciendo un desgaste económico bastante grande, como para mí, que me pegaba todos los fines de semana unos viajes increíbles y en verano”. En plena etapa de pandemia, el FF La Solana hizo oficial la incorporación de Patricia Curbelo. Le quedaba cerca de Madrid, donde vivía momentáneamente. Sin embargo, por unas u otras circunstancias, el proyecto amarillo no le convenció y fue entonces cuando entró en escena el Córdoba Femenino. “Recibí la llamada de Jacinto (director general del fútbol femenino en el Córdoba) y de Peque (director deportivo de la sección femenina) y al final un club como el Córdoba, que tiene su nombre y tiene su historia, pues por qué no volver a encontrarte en un buen club. Entonces tomé la decisión de que esta oportunidad tenía que aprovecharla para encontrarme a mí misma, básicamente. Al principio no fue fácil y también era venir a un equipo donde tienes una compañera como Gordillo. Me dije que es un reto para mí empezar o, más bien, volver. Y qué mejor sitio que en el Córdoba”, apunta. Consciente también de los problemas de impagos sucedidos bajo el mandato de Jesús León, el Córdoba Femenino y Patricia Curbelo se encontraron en el momento idóneo. “Todo el mundo tenemos un pasado, los clubes también y yo creo que, por mucho pasado que tengamos, siempre hay que mirar en el presente y el futuro te puede dar esas oportunidades”, confiesa.

Sus comienzos y sueños por cumplir

La entrevista transcurre en El Arcángel, un estadio que poco fútbol femenino pudo ver. El amistoso entre Atlético de Madrid B y Córdoba Femenino en mayo de 2019 fue un auténtico logro. Entradas gratis por allí, poca continuidad por allá, y no hubo más. Patricia Curbelo tuvo la oportunidad de ser partícipe de un derbi canario entre Tacuense y Granadilla Tenerife celebrado en el histórico estadio del Heliodoro Rodríguez López. Quiere repetirlo, por supuesto. Aunque en sus inicios no lo tuvo sencillo para que se ganara la vida a posteriori en el fútbol. Sus padres fueron claros culpables de dónde está ahora. “Cuando yo era pequeñita no había un equipo femenino ni nada (donde vivía). Entonces, a mis padres les daba un poquito de respeto que compartiera vestuario con niños, porque tampoco ponían facilidades a las niñas para que se sintieran cómodas y a gusto. Entonces yo era muy pequeña, no podía tomar decisiones por mí sola hasta que ya crecí. Empecé de delantera en un equipo de barrio. Mi padre se pegaba una hora y media para llevarme a entrenar en coche porque era lo que me gustaba realmente y era el único sitio donde podía hacer lo que me gustaba”, apostilla mientras el sol cubre la grada de Fondo Norte del Arcángel. Tres horas de trayecto al principio hasta encontrar un equipo donde Patricia se sintiera cómoda. “Mi padre fue el que me metió ahí y después, a final de temporada una de las porteras se lesionó y dije ”yo me pongo“, sólo teníamos una portera y nada, me quedé. Ya después me quedé”. La suerte y la casualidad entrelazaron sus dedos para el comienzo de una carrera que le ha llevado a jugar en Primera División.

Su trayectoria en el Córdoba Femenino no fue sencilla, pues Carmen Gordillo monopolizaba los minutos jugados prácticamente desde que llegó a la disciplina blanquiverde en 2018 con 19 años. Aceptar un rol secundario, dependiendo de los niveles de exigencia, no siempre es fácil. También influyen la personalidad y el carácter de cada jugadora. “Al final yo soy una persona que esto lo vive. Pero no me afectan en el mal sentido. No soy una persona que ponga malas caras ni mucho menos. Siempre quiero intentar estar bien yo e intentar que las personas que me rodean o mis compañeras pues también lo estén. Estamos en manos de un entrenador que es el que decide y lo que hay que hacer es acatar las órdenes y adaptarse a las situaciones”, explica Curbelo, que confiesa tener competencia sana con la jugadora sevillana. “Yo con Gordi tengo una relación muy buena. O sea, ella que ha estado jugando, o incluso ahora que estoy jugando yo. Las dos nos tenemos un aprecio muy grande y creo que eso es más fácil a la hora de dar el salto, de tener que jugar cosas importantes como la que nos estábamos jugando ahora”. Más que competición, complicidad y complementariedad. “Somos dos porteras para un puesto y en ese puesto justo es el más complicado de cambiar. Yo sí que tengo la confianza del equipo, tengo la confianza del entrenador, del cuerpo técnico y de mis compañeras, al igual que Gordi. Yo lo voy a intentar hacer lo mejor posible el tiempo que juegue y el tiempo que no juegue, lo intentaré hacer lo mejor posible para que Gordi esté como ha estado hasta ahora”.

“El cambio de entrenador nos ha venido bien, nos ha traído aire fresco y obviamente tenemos un segundo entrenador y un cuerpo técnico que es increíble”. Así define Patricia Curbelo la llegada del grupo técnico de Roberto Ramírez, llamado a reconstruir un vestuario roto psicológicamente tras un duro golpe. De hecho, en la segunda vuelta de la primera fase, el Córdoba Femenino fue el peor equipo del subgrupo, con sólo un triunfo en siete partidos. “Yo creo que a principio de temporada tuvimos mala suerte”, señala al respecto la tinerfeña, que además añade que “éramos uno de los equipos favoritos de este subgrupo y no se nos dieron las cosas, por H o por B, no pudimos llegar a encontrarnos”. El carrusel de idas y venidas también fue un factor a tener en cuenta en la aclimatación, según la propia jugadora blanquiverde. “Al final llegamos muchas jugadoras de fuera también y las de casa tenían que adaptarse a nosotras y nosotras a las de casa, que al final es una parte muy complicada cuando tienes una plantilla tan nueva”, apostilla.

¿Qué le falta al equipo para dar ese paso a medio plazo? Patricia Curbelo lo responde con claridad. “Yo creo que lo más importante es tener un equipo unido y eso siempre lo he dicho en todos los equipos en los que he estado y he conseguido cosas como ascensos o jugar en primera. Lo que nos ha hecho llegar hasta ahí, aparte de la calidad, la técnica y demás, que aunque no sea mucha, siendo un grupo hemos conseguido grandes cosas. Yo creo que lo más importante para que el Córdoba sea favorito es la unión, porque la unión hace la fuerza y eso es lo que te lleva a conseguir también grandes éxitos”. Afianzada ahora en el puesto de titular tras acabar sanción Carmen Gordillo, “el ver que juegas y que mantienes tanto la portería a cero, cuando veníamos de un rol muy negativo en todos los sentidos todas, el ver que ahora nos están saliendo mejor las cosas, sales de cada partido muy bien”. Un gol postrero en el triunfo por 3-1 ante el Levante no terminó de agradar a la cancerbera. “Yo salí como con un sabor agridulce. Yo me exijo mucho y al ver que el equipo estaba trabajando muy bien y que nos metiesen un gol en los últimos minutos cuando ya habíamos aguantado 83 minutos sin encajar un gol, al final te jode un poco”, confiesa Curbelo, marcada por la exigencia en cada entrenamiento y partido.

Opresión o libertad

Un estigma que ha circulado por el deporte español ha sido la de la sexualidad. Muchos futbolistas -y deportistas en general- esperan a su retiro para anunciar su homosexualidad cuando, por mero desarrollo de la sociedad, debería ser algo normal y no inusual. Patricia Curbelo no ha dudado nunca en mostrarlo, con una seguridad y paciencia sorprendentes. No por ella, sino por los demás, sumando además también el factor de las redes sociales. En el caso del fútbol femenino, es algo mucho más normalizado en los propios vestuarios. La propia Curbelo fue protagonista de un documental de Movistar sobre el asunto, donde un vídeo con su pareja se hizo viral. “No quieren exponerse por miedo, o sea, no quieren exponerse por miedo a ser felices”, explica sobre las dudas sobre la sexualidad manifestada, agregando que “nosotras en ese caso, sobre lo que sale en el documental, nos llegaron muchísimos comentarios tanto buenos como malos y no es lo mismo que un hombre que se dedica a eso pueda recibir ese tipo de comentarios”.

Su confesión al respecto, en cualquier caso, no deja indiferente a nadie. “Al ver que vives en una sociedad en la que la gente no vea los sentimientos por encima de las personas, es jodido. Obviamente piensas en esas personas que han tenido dificultades, ya sea con su familia, porque tener alguien de tu familia que lo vea de una forma negativa sería lo realmente jodido. A mí que me vean por la calle y que piensen lo que quieran de mí cuando tengo una pareja del mismo sexo o no me he dado absolutamente igual. Yo soy una persona a la que no le afectan los comentarios negativos de la gente que no me aporta nada. Yo me quedo siempre con lo positivo y yo pienso que lo positivo, en mi caso, siempre ha sido mi familia, que siempre me ha apoyado. Creo que eso es bastante importante y lo demás, sinceramente, me da igual. Obviamente jode que haya personas que no puedan mostrar sus sentimientos por el qué dirán”.

No ha podido disfrutar demasiado de Córdoba. La burbuja en la que están inmersas las futbolistas para no contraer el Covid les hace perderse demasiadas cosas. Patricia Curbelo visita el pantano de la Breña en Almodóvar, la Mezquita y el Alcázar y quiere visitar de nuevo el festival de los Patios, de los que dice que “me llama la atención que la gente abra las puertas de su casa, eso dice cómo es la ciudad de Córdoba, en cuanto a la amabilidad que tiene, la humildad también”. Lo compagina con el lanzamiento de un canal de Twitch (patriciacurbeloo1), donde juega a Fortnite. Lo usa como vía de conexión a distancia con sus antiguas amigas del Deportivo de la Coruña como Erika o Cristi Martínez, con quienes guarda una gran amistad y que le animaron a crearlo sólo por diversión. Por el momento, sólo su voz se le escucha, aunque no descarta añadir la cámara. Por su personalidad se puede predecir que así será. Una persona que no tiene miedo a nada; casi nunca lo tuvo y, por ello, está donde está.

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