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Sobre este blog

Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

Sí, me gusta la vida

Sí, me gusta la vida

Magdalena Entrenas

7 de junio de 2025 20:13 h

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Tal vez escribo esto porque hace pocos días perdí a un amigo. De los que estaban ahí desde siempre, aunque no a menudo. Ha traspasado la puerta inevitable no sé bien hacia dónde. Según unos, a la vida eterna de encuentro con Dios. Según otros, a la nada más absoluta. Algunos nos debatimos entre lo uno y lo otro y, mientras, nos resistimos a traspasar esa puerta porque, como a mi amigo, nos gusta la vida.

Sí, me gusta la vida. Esta. La eterna no estoy segura y la de la nada, me da que es aburrida. Así que me resulta una gran faena que, de repente, todo se tuerza y algo o alguien te abra la maldita puerta y te diga “¡Hala, usted fuera!” “¡Pero, hombre, si a mí me gusta la vida!” “Nada, se acabó”.

Me gustan todas las estaciones de la vida. Me encanta el verano, por más que me espeten que en Córdoba hace calor. ¡Pues claro y en el Polo mucho frío! Me encanta el invierno, con su brasero, las mañanas de frío, las tardes de lluvia, el turrón de yema y los bombones de licor. Me chifla la primavera, las flores, el olor a azahar, las palmas y las castañuelas. Y me fascina el otoño, ese chaquetero en el que no hace ni frío, ni calor. Su poesía, los conciertos, los difuntos, mi cumpleaños, muchos puentes y los huesos de santo.

Me gusta la música y bailar. Me gusta pintar, decorar, admirar la belleza, una buena mesa, dormir… y estar en la cama. Me encanta el cine, el teatro, un buen libro y escribir pegoletes -como este-; una buena conversación, los desayunos y la compañía de la gente a la que quiero - a los que no me quieren, que les den -.

Me encanta hacer la maleta y viajar. Donde sea. Conocer otros mundos, descubrir otras formas de vida, otros espacios y otras esquinas del mundo donde, sí me lo pidieras, te esperaría. Pero sin mentiras. Y me encanta volver porque siempre descubro, convencida, que Córdoba es mi lugar del mundo. Por más difícil que algunos me lo pongan.

Me encanta lo que hago cada día, porque aún lo hago entusiasmada y, ahora, sin la presión desmedida de la recompensa del dinero. Me encanta el chocolate, lo dulce, lo salado - con énfasis, el jamón de pata negra-, la carne y el pescado. La fruta, la verdura y hasta probar cosas raras.

Ya me gustan hasta mis enemigos, porque me hacen ver que no estaba equivocada y marcan el camino de la vida que no es el mío. Me gusta la verdad. No, no puedo con las mentiras. Ni las piadosas siquiera. Me gustan los animales y mis perros, que tanta paz y amor me ofrecen, sintiendo que alguien me espera con renovado entusiasmo cada día.

Me gusta el amor y hacerlo todavía; me gusta el honor y la palabra dada; me gusta opinar y defender lo que pienso; me gusta construir, me gusta inventar y hacer cosas nuevas; y cuando hay algo que me gusta, sencillamente estiro la mano, señalo con el dedo y digo “¡lo quiero!”

Pese a que el mundo y los políticos - todos - se hayan vuelto locos, egoístas y descerebrados, me gusta la vida. Porque no creo que cuando traspase la puerta, allá donde me halle, esté mejor que donde ahora me hallo. Eso sí, propongo hacer algo, mientras grito bien fuerte para que me oigan al otro lado, “por favor, sigan esperándome. ¡Aún un tiempo!” y es acabar entre todos con aquellos. Sí, por estos planes, también me gusta la vida.

Sobre este blog

Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada. 

Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta. 

¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.

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