Ale-hop!

Como estaba anunciado, hoy día 10 de enero del año de nuestro señor de 2016, los focos se apagan, se desconecta el grupo eléctrico, las carpas se desmontan. Ya no hay más funciones en la ciudad.

Frente al espejo rodeado de bombillas el payaso se desmaquilla despacio, se borra los labios con un tisú y el reflejo es ya el de un hombre cansado. La trapecista dobla con mimo sus brillantes mallas y se masajea las cargadas pantorrillas. El jefe de pista cuelga en un guardatrajes su majestuosa casaca roja con chorreras, tres enanos ríen compartiendo una botella de vodka, el domador le aplica cera al látigo y lo guarda cuidadosamente en un estuche de cuero heredado.

El elefante barrita un bostezo y duerme de pie, el cocodrilo gigante se enjuaga la boca con colutorio, escupe y relaja por fin sus fauces, los lobos de Siberia se despojan de su abrigo y el tigre de dientes de sable es ahora un manso gatito somnoliento que recuerda un cuento de Borges.

Parte la caravana de la ilusión hacia otro lugar.

Pero no, niños y mayores: no os pongáis mohínos, no lloréis.

Aquí, entre nosotros, se quedan Máster Chef y Máster Chef Junior; las tardes con Juan y Medio, El Chiringuito de Jugones, Gran Hermano VIP. Se quedan los grandes temas filosóficos sobre cómo y dónde sentarse en el Congreso –o no sentarse-, si los Reyes Magos son magos o brujas, si Baltasar toca la kora mejor que Salif Keita o si no debe tocarla, si a Carmena la perdonan o castigan. Si los reyes son los padres o los padres son los niños o los niños pasan de todo y los padres son los que se cabrean porque se aburren.

Se quedan Artur Mas –no sé dónde, pero se queda- y Florentino Pérez; Pablo Iglesias guiando al pueblo y Susana Díaz de Perón disfrazada de reina de Tartessos con mechas.

Se quedan Marhuenda, Inda y Monedero, habrá conferencias de Felipe González y el caso Noos y la doctrina Botín…

Lo dicho, grandes y niños, no os pongáis tristes:

Parecía que se iba, pero no. El Circo se queda. No nos abandona. Yupi.