Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Lee ya las noticias de este sábado

Marengo: “Hasta el más heavy metal se pone de vez en cuando una canción para llorar”

Marengo en su primer concierto, junto con Miguel, al bajo, y Álex, a la batería.

María Hidalgo

0

Hace unos años no controlaban más de cinco acordes y desconocían por completo el arte de la composición musical, pero Óscar Arbulu (Córdoba, 1997) y Rafa Lama (Córdoba, 1994) se lanzaron a crear Marengo, uno de los grupos de música más frescos de la ciudad. Y no se quedó en el aventurado “Illo, ¿y si hacemos un grupo?” que se dijeron el uno al otro poco después de conocerse, sino que ya han pasado a colgar el cartel de “aforo completo” en su primer concierto y van camino de alcanzar las 40.000 reproducciones en uno de sus temas.

Sin tiempo de haberlo asimilado, pero con la tranquilidad de cualquier grupo de chavales en sus veintipocos que desayunan una tostada en la cafetería de su universidad, Óscar y Rafa han explicado a CORDÓPOLIS que una de las mejores cosas del camino recorrido, y que les ha permitido recorrerlo, han sido las personas que han ido conociendo gracias a la música. De hecho, en esta entrevista los acompañan dos de los colegas y músicos que estuvieron con ellos en el escenario. A un lado, Miguel Carbonell, que no solo empezó a tocar el bajo dos semanas antes del concierto, sino que se ha ganado el apodo de Papá Miguel por poner orden cuando la terraza de la sala los distraía o cuando los nervios comenzaban a aflorar. Por el otro, Estrella McKenna, que no dudó en subir su violonchelo al escenario y acompañar al grupo en una versión del Stand by me de Ben E. King.

PREGUNTA. Marengo Gris, ¿cómo nace el grupo?

ÓSCAR ARBULU. A ver, el nombre en sí es Marengo. En Instagram tenemos puesto Marengo Gris. Básicamente porque no nos dejaban poner Marengo. Y tiene un concepto así grande que te lo explica Rafa mejor (risas).

RAFA LAMA. Nos conocimos cuando empezamos la carrera. [Óscar] fue la primera persona que conocí aquí en la universidad. Y a raíz de eso dijimos: “¿Tocas la guitarra?”. Pues al final nos juntamos. Y un día estando los dos solos pues pensamos en hacer un grupete. Así que empezamos a hacer canciones. Pero porque nos gustaba, ¿sabes? No con afán de… Yo que sé. Hacer un concierto.

O. A. Sí. Ya llevábamos casi un curso quedando para tocar. A lo mejor cogíamos unas cervezas y nos íbamos a las calles nuevas estas [de al lado del Tablero] a tocar. Y ya un día de veranillo, hablando y tal, dijimos: “Illo, ¿y si hacemos un grupo?”. Recuerdo que después dijimos: “Pero si hacemos un grupo tiene que ser en serio. Si no, no lo hacemos.”. Queríamos hacer algo en serio, no de cachondeo. Dijimos: “Vale, vale. Para septiembre cuando volvamos de verano nos ponemos a componer nuestras canciones”. Nosotros no queríamos hacer versiones, queríamos hacer nuestras canciones. Pero no habíamos hecho una canción en la vida.

P. O sea, Marengo nace en septiembre de vuestro segundo año de carrera.

O. A. Sí. Luego nos juntamos en septiembre y dijimos: “¿Qué coño hacemos?”. Y una noche de estas que te bebes un par de vinos y te pones un poco más melancólico de la cuenta, empecé a componer una canción. Se la enseñé a Rafa. Y al día siguiente me pasó la otra mitad de la canción escrita. Estaba escrita solamente. Ya empezamos a ver cómo se hacía lo demás. Empezamos a poner cuatro acordes. Y en ese mes hicimos la primera canción. A raíz de ahí ya seguimos. Nosotros no teníamos ni idea. O sea, desde cero.

P. ¿Qué primera canción es esa?

O. A. Detrás de lo malo.

P. Vaya, que la última canción que habéis sacado es la primera que compusisteis.

O. A. Sí.

P. Y no érais amigos de antes. Os ha unido la universidad y la música.

R. L.  Sí. No nos conocíamos de nada.

P. En Instagram siempre se os ve rodeados de música y amigos, ¿habéis conocido a mucha gente gracias a la música?

R. L. Garnica y Calvo. Miguel y Álex. Por ejemplo.

O. A. Realmente, cuando te digo que hicimos la primera canción, nosotros tocábamos cinco o seis acordes. Y siempre hemos ensayado en la calle. Pasando frío en invierno nos íbamos con guante recortado y nos poníamos por ahí a ver si componíamos algo. Y a lo mejor sacábamos un acorde nuevo y empezábamos ahí a tocar. Practicando y practicando.

Cada vez la cosa se empezó a poner más en serio. Ya teníamos dos canciones. Tres canciones. Ya teníamos más soltura para tocar y cantar a la vez. Que antes tampoco teníamos soltura ni para eso. De repente, un día nos llamaron para hacer un concierto benéfico de versiones. Ahí conocimos a muchos de ellos.

P. Eso fue en el Patio Joven de InteRed, ¿no?

O. A. En el Patio Joven. Sí. Ahí nos juntamos también con [Rafa] Romera. A Samu también lo conocimos ahí. Ya empezamos a juntarnos más. Y quedábamos con ellos para tocar de cachondeo. Con Juanpe, que toca el cajón. Con Molina, que también lo toca. Empezamos ahí. Entonces empezamos a hacer conciertos de versiones en eventos privados. Y nada. Cuando llevábamos ya dos años dijimos: “Illo, vamos a grabar”. Nosotros llevábamos hablando de grabar canciones muchísimo tiempo. El año pasado en el Erasmus, cuando estábamos los dos en Italia, también compusimos un poco. Y dijimos: “Vamos a fijar una fecha y en esa fecha grabamos”. Habíamos ahorrado un dinerillo de lo que nos sobró de la beca del Erasmus y dijimos: “Vale, pues este en agosto grabamos. Cien por cien”.

Y nada. Llegó el momento de grabar y dijimos: “¡hostia!, que tenemos que grabar”. Grabamos tres canciones. Que fue para lo que nos dio el presupuesto. No teníamos ni puta idea de encontrar un estudio. Empezamos a escribir a la gente. Ya una muchacha nos dio el número de su hermano, que es músico profesional, y nos recomendó un estudio. Fuimos al estudio, que es donde ha grabado El Duende Callejero, los flamencos… Han grabado sobre todo flamencos. Fuimos allí sin tener ni puta idea de nada y empezamos a grabar.

P. Y ahora uno de esos tres temas, Tú tan sinvergüenza, tiene 40.000 reproducciones en Spotify en dos meses, ¿cómo habéis asimilado eso?

O. A. Raro.

R. L. Normal, la verdad.

P. ¿Normal?, ¿te los esperabas?

R. L. No, no, no, no, no. Para nada. No me lo esperaba para nada. Pero no sé.

P. Supongo que de alguna manera os habrá animado a seguir.

R. L. Hombre, claro. Por supuesto, eso sí. De alguna manera sí que te anima. Pero vamos, aunque hubiera tenido 5.000 nosotros íbamos a seguir haciéndolo. Porque nos gusta. Y si nos gusta lo que hacemos, nos gusta la canción y podemos subirla, pues la subiremos.

P. Vamos, que te dan igual las reproducciones.

R. L. Sí, en parte sí.

P. ¿Consideráis que es vuestro mejor trabajo?

O. A. No es mi favorita

R. L. Yo es que no tengo favorita. Es que va por momentos. Porque, por ejemplo, cuando hicimos Tu tan sinvergüenza… Pues claro. En el momento dices: “Hostia, ¡qué guay!”. Y luego ya cuando llevas escuchándola un mes y luego haces otra nueva, la otra se convierte en tu favorita porque la sensación es mucho más reciente.

O. A. También, cuando terminas de grabar la canción acabas un poco saturado.

R. L. Hasta los huevos (risas).

O. A. Hasta los huevos. Porque la hemos tocado 80.000 veces para grabarla. Claro. Tú escuchas cuatro minutos de canción. Pero nosotros nos hemos tirado tres días y la hemos podido tocar fácilmente 200 veces hasta que se quede en cuatro minutos de canción. 24 horas al día escuchándola. Y acabas saturado. Ya es como… Ala, ya está ahí, ¿sabes?

R. L. Sí, ya no hablo más de la canción (risas).

P. Ya habéis comentado antes que, con Detrás de lo malo, tú [Óscar] compusiste la mitad y tú [Rafa] le devolviste la otra mitad compuesta. ¿Lo hacéis siempre así? ¿Componéis por separado? ¿O juntos?

R. L. Como salga.

O. A. No tenemos ninguna fórmula, ¿no? Hay veces que Rafa se escribe la canción entera y luego nos juntamos y le buscamos música. Le buscamos melodía. O me compongo yo una melodía y Rafa le pone una letra. O Rafa tiene una letra por ahí y yo una melodía de lo que sea e intentamos unirlas. Depende.

P. El otro día tocásteis por primera vez esos temas en vuestro primer concierto. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Muchos nervios?

R. L. La verdad que sí. Estábamos nerviosos, obviamente. Teníamos mucho miedo. Pero teníamos ganas porque inconscientemente sabemos que algo dentro llevamos y que hay que mostrarlo. Salimos contentos porque era el primero y nos hacía ilusión. Yo salí súper satisfecho. Salimos ilusionados por todo. Lo hicimos lo mejor que pudimos. Pero creo que podemos hacerlo el triple de bien.

O. A. Tuvimos muchas cagadas. Pero el público, según nos han ido diciendo, no se dio mucha cuenta. Nosotros a nivel interno sí que nos dimos cuenta de todo. En los ensayos sonábamos cuatro o cinco veces mejor. Pero bueno, el público salió satisfecho y nosotros estamos satisfechos. Sabemos que lo podemos hacer mejor. Y además al público le gustó. En ese sentido estamos muy contentos. La verdad es que teníamos muchos nervios.

MIGUEL CARBONELL. También es que éramos muy, muy exigentes con nosotros. O sea, es que echamos tantísimas horas ensayando y preparándolo todo, que llegó un momento en que dijimos: “Tío, si es que lo hemos hecho ya un montón de veces. Lo tenemos ya más que visto”. Queríamos exigirnos tantísimo, que muchas veces incluso se nos olvidaba disfrutar. No teníamos que ser tan perfeccionistas, si no hacerlo a nuestro rollo. Y como salga, salió.

R. L. Al final, salió más eso. Yo creo que conseguimos disfrutar, que es lo importante.

O. A. En las primeras canciones se nos notaba mucho más tensos. Terminaba una canción y yo me ponía el afinador para afinar en vez de mirar al público y sonreír. Pero al final acabamos saltando. De cachondeo. Estábamos más distendidos, ¿no? En el descanso asimilamos que los fallos eran algo normal del proceso y que el concierto estaba gustando.

P. Hubo canciones de muchos estilos en vuestro repertorio. Parece que no tenéis límite. ¿Os identificáis con algún estilo en concreto?

R. L. Uf. Esa pregunta es difícil. Yo creo que con todo y con nada. A ver, escuchamos todo tipo de música e intentamos ser, digamos, coherentes con el momento. Es decir, si en ese momento te apetece tocar cierta melodía o cierto ritmo pues intentamos adaptarnos a ese ritmo, a ese momento.

O. A. Y a lo que nos pida la canción

R. L. Sí. Intentamos buscarle el sentido. Por ejemplo, si la letra habla de un amor que tuviste hace tres años, o yo que sé, una amistad, ¿sabes? Pues intentamos que la melodía sea acorde a lo que contamos.

P. El amor os ha dado fuerte en las tres canciones que habéis sacado.

R. L. Sí, sí (risas).

O. A. Bueno, sí. Las tres hablan un poquito de amor. Ha coincidido también. Pero tenemos canciones que hablan de todo. Por ejemplo, ahora tenemos una que tocamos el otro día y que habla un poco de lo que implica Marengo. De la filosofía Marengo.

P. ¿Y qué implica Marengo?

R. L. Bueno. Nosotros tenemos mucho el pensamiento de que en la vida las cosas no son blancas ni negras. Hay blancos y negros, pero también hay grises. Y normalmente la sociedad tacha el gris de algo malo. Un tío gris. Realmente lo que viene a decir Marengo es: “Cuándo lo veas todo blanco, no te rayes, que va a dar la vuelta; y cuando lo veas todo negro, va a volver a dar la vuelta”. Y al fin y al cabo creemos que, en todo en la vida, en la música, en tu actitud, en tus ideas… tienes que irte un poquito al medio. Es como no polarizar las cosas. No extremarlas. Pero si te vas al medio tienes que darle un toque de pureza. Por así decirlo. Tuyo. Por eso el gris marengo. El gris marengo es el color gris que se usa para los trajes. En teoría, el mas elegante. Es como: “Vete al gris, pero que sea tuyo. No te dejes influenciar, vete a los contrastes”.

O. A. En el sentido de la música, en función de lo que nos pida una canción, vamos a hacer la canción así. Yo por ejemplo soy híperrockero. Me flipa el rock. A Rafa le flipa el flamenco, por ejemplo. Pero no por eso vamos a desechar cualquier otro estilo. Yo creo que, aunque yo sea híperrockero, hay veces que por mi estado de ánimo o por lo que sea me apetece escuchar una balada romántica. O me apetece escuchar un rap. O un funky. Esa es la filosofía de Marengo. No nos queremos encasillar en nada porque entendemos que, a todo el mundo, por mucho que le guste un estilo de música, tiene distintas necesidades a nivel personal que cubrir con la música. Y estoy seguro de que hasta el más heavy metal se pone de vez en cuando una canción para llorar.

P. Gran parte de vuestro repertorio en el concierto fueron versiones. A veces parece que en Córdoba las versiones tienen más tirón que la música propia ¿qué opináis de eso?

O. A. Está bien. A la gente le gusta escuchar la música que conoce, ¿no? Y al y al cabo a mi me gusta llegar a un garito y que no suene reggaeton. Que estén sonando canciones… Tenía que decirlo (risas).

R. L. Lo iba a decir ahora mismo (risas). Tenía que decirlo.

O. A. Me encanta coger y llegar a un garito y que en vez de reggaeton esté sonando Fito, por ejemplo. Creo que son necesarias las versiones. Y creo que también es necesario que haya música propia. Y no veo mal que se unan las dos cosas. Creo que es necesaria la música propia porque está un poquito de capa caída. Pero es verdad que a día de hoy tú puedes coger Spotify y a un clic hay miles de personas que hacen su música. O sea, que realmente no es que haya menos música propia, sino que la música va por modas y ahora mismo pues está pegando otra cosa. Pero creo que ambas cosas son necesarias. A mi me parecen muy bien las versiones.

P. Entonces, ¿tenéis intención de mantener es parte de versiones en vuestros conciertos?

R. L. Más que nada porque ahora no tenemos suficientes temas hechos como para cubrir el cupo del concierto entero. Supongo que cuando tengamos canciones suficientes a lo mejor metemos alguna versión. Porque nos mole.

O. A. Sí, yo creo que alguna versión siempre meteremos. Porque a nosotros nos gusta sacar en una versión nuestro propio sentimiento. Nosotros buscamos siempre, suene peor o mejor, que para nosotros sea puro. Que lo sintamos. Si no lo sentimos, no lo tocamos. Ni la versión ni nuestra canción. No vamos a hacer algo porque sea comercial. Como si hacemos una copla. Si nos ha salido una copla, vamos a hacer una copla. Nos va a sudar todo que no venda, ¿sabes?

P. Y tú [Rafa] rapeaste en el concierto.

R. L. Bueno, rapeé. Sí, lo intenté (risas).

P. ¿Soléis improvisar?

R. L. A mí me mola improvisar. Sí. Me mola. No sé por qué (risas).

O. A. A mí me mola improvisar sobre todo con letras satánicas (risas de todos).

P. Explícame eso (risas).

O. A. No sé, tengo una especie de paranoia. Nosotros en el local improvisamos muchísimo. Nos podemos tirar horas. A mí me encanta invocar a satanás en el infierno y todas esas cosas. No sé (risas).

P. Estuve hablando con Samu y me comentó que ibais a tocar en la Feria. Seguro que os han salido bastantes cosas. ¿Dónde más vais a estar?

O. A. La verdad que al terminar el concierto fue un poco locura. Porque nos dijeron que habíamos llenado la sala, que se quedaron 10 personas fuera, que había tres periódicos entre el público. Después nos han llamado también de otros periódicos. Y al terminar el concierto, nos dijeron que nos querían llamar para otras salas conocidas de Córdoba. Para un festival, para dos conciertos más, para la Feria. Como que en la misma noche pasaron un montón de cosas que a mí personalmente me tienen un poco desubicado. Un poco descuadrado. No nos esperábamos ni mucho menos que nos dijeran “habéis llenado, se han quedado 10 personas fuera”. Nosotros pensábamos que iban a ir 50 personas.

R. L. De hecho, esa era la intención. Hacer un concierto para nuestros colegas.

O. A. Y al final pues no fue así. No tuvo nada que ver con la idea que nosotros teníamos. Yo por lo menos estoy asimilándolo un poco todavía.

Etiquetas
stats