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Ana Ramos: “Los niños leen más cuanto más lo hacen sus padres”

Ana Belén Ramos a punto de soñar con Koko | MADEROCUBERO

Marta Jiménez

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La primera novela de la escritora cordobesa, Koko una fantasía ecológica, ve hoy la luz de las librerías

Koko una fantasía ecológica Ana Belén Ramos (Córdoba, 1979) ha necesitado vivir aventuras para construir su primera novela. La semilla de Koko, una fantasía ecológica (Océano Gran Travesía), nació hace más de una década en Estados Unidos. El  tiempo y un buen montón de cosas ocurridas en la vida de la escritora, como volver a vivir en Córdoba, pero también en el mundo, han convertido a Koko en más que palabras e ilustraciones. En una gran historia.

La escritora, traductora y editora acaba de dar a luz a una niña exploradora, valiente, soñadora, humilde, solidaria, amigable y respetuosa. Un ser que tiene cola pero que un buen día la pierde y al lanzarse a buscarla, descubre que la naturaleza ya casi no existe y que el hombre ha perdido la conexión con sus sueños. La maravillosa edición que acoge esta “fantasía ecológica”, que hoy sale a la venta, posee ilustraciones de la cordobesa afincada en Londres María González, que retratan a Koko tal y como la imagina el lector.

Un libro para toda la familia que, como lectura de iniciación para los más jóvenes, bien se podría convertir en un exlibris sellado en la memoria de cualquiera. Ser hoy rebelde a esa edad no es hacer un grafitti, pintarse los labios o pincharse un piercing, sino leer a Koko. Esos niños lectores de esta fantasía sí que serán una bomba de relojería civilizada.

No voy a cumplir la palabras que le di a la autora de reportajear sus respuestas a esta entrevista. Me han gustado tanto que he decido dejarlas tal cual.

Otro regalo para sus lectores.

P. He leído en Facebook como llamas a Koko tu niña...

R. Sí, ha sido un proceso de escritura largo, y he puesto mucho de mi vida en este libro, experiencias que he vivido en familia, con mi pareja, viajando... También hay sueños que he tenido y he incorporado con pocas modificaciones al desarrollo de la trama y que creo que le dan un componente de “realidad” muy interesante a la fantasía. En definitiva, es mi niña. ¡Aunque en el futuro me encantaría tener también una de carne y hueso!

P. Háblanos de esa sonrisa que te venía cuando pensabas en el germen de esta historia

R. La creación es siempre alegre, de repente miras tus manos y ves crecer en ellas una luz que antes no existía. En este caso se trataba de una niña con cola, desenfadada, inquieta, respondona, valiente, inocente y que no sabía que en realidad quería cambiar el mundo.

P.  ¿Has estado sonriendo los diez años del proceso? ¿Por qué ha hecho falta un recorrido tan largo para esta aventura?

R. La creación siempre es alegre, pero requiere mucho esfuerzo y entrega. El germen de Koko es un cuentecito breve que escribí en el año 2003. Por entonces había publicado Cuento del rey bajito y ya tenía claro que quería dedicarme a la literatura. Pero la aventura se convirtió en algo mucho más serio cuando conocí a Javier Fernández. Aventuró que Koko no era un cuento, sino una novela y me ayudó a ponerme manos a la obra, una novela no es fácil de acometer cuando no has escrito ninguna antes. Desde entonces hemos apostado por dedicar juntos nuestra vida a la creación, al principio teníamos que compartir el tiempo con las vorágines editoriales de Plurabelle y Berenice y en esa época pude escribir menos, aunque nunca dejaba de trabajar en Koko. Cuando nos mudamos a México comencé a traducir (que es para mí un laboratorio de escritura fascinante) y a escribir diariamente, pero el resultado no me satisfacía, no fue hasta que volví a Córdoba que encontré la configuración definitiva de la novela. Ahora me doy cuenta de que era necesario trabajar mucho, vivir, crecer, viajar, incluso sentir los efectos de la crisis y abrir los ojos a muchas cosas antes de ordenar los puntos y las comas.

P. Este libro tiene la etiqueta de “novela juvenil” ¿qué significa esa categoría exactamente?

R. Bajo una etiqueta cabe todo, me gusta pensar que cuando hablamos de Koko, esa etiqueta significa que este libro puede ser leído tanto por pequeños como por grandes. Es un libro que habla de sueños, de ideales. A veces a los adultos les da vergüenza ser idealistas y miran con desdén a los que se llaman así, pero los niños y los jóvenes no tienen esos prejuicios. De modo que si se escribe un libro que habla de los sueños, de la amistad, de la imaginación, de la conexión con la naturaleza y de otras cosas esenciales al ser humano, no es raro que acabe impreso con la etiqueta de “juvenil”.

P. Háblanos del taller que protagonizará Koko en la Feria del Libro y del recorrido que el libro tendrá después

R. El taller de la Feria del Libro es un taller de escritura y ecología. Uno de los lemas de Koko es “semillas y soñadores” y en el taller vamos a sembrar semillas y palabras. Será divertido, y los niños (de entre 9 y 11 años) podrán soltarse el pelo escribiendo algunos versos o historias y jugar al mismo tiempo con distintas semillas. El taller tendrá lugar el día 23 de abril a las 18:00 horas en la Zona Infantil de la Feria. Para inscribirse sólo hay que mandar un correo a: feria.libro@cordoba.es Sobre el después... Koko es viajera por naturaleza, ya sé que visitará algunas ferias del libro de Andalucía y espero poder acompañarla a muchos otros lugares. Por lo pronto, está volviendo de la Feria Internacional del Libro de Bolonia, una de las ferias más importantes a nivel mundial de la industria del libro infantil-juvenil.

P.  Koko lee a Homero ¿eso es ciencia-ficción?

R. Jaja, sí, lee un libro titulado Homero resumido para niños que prefieren ir al grano, soy una amante de la literatura y mi novela contiene algunas referencias que podrán disfrutar los que también amen los libros, y espero que despierte la curiosidad de los que todavía están empezando a leer. Libros, como la Ilíada y la Odisea, o la obra de Michael Ende, por supuesto, que ha sido para mí algo más que una referencia en esta novela.

P. Si hubiese carteles en las bibliotecas donde se leyese “no pongas nunca un libro en manos de un niño”, ¿los niños leerían más?

R. Los jóvenes son rebeldes por naturaleza, de pequeña siempre quería leer los libros que estaban en los estantes más altos de la librería de mis padres. Pero no creo que ese cartel surtiese efecto, los niños leen más cuanto más ven leer a sus padres, cuantos más libros se ponen a su alcance y cuanto más valor se le da a la literatura y la cultura en general. El mundo que plantea mi novela es una sociedad perversa que cree que los libros y la cultura son la causa de todos sus males... ¡Menos mal que se trata sólo de un libro! ¿No?

P. ¿Confías en ver los tiempos después de la gran-gran crisis?

R. Pues me gusta pensar que sí, ¿soy demasiado optimista? Las crisis son importantes como período de transformación, esta crisis denota la necesidad de muchos cambios. Debemos tomar conciencia de la realidad social en la que vivimos, de lo que está sucediendo entre los seres humanos que habitamos este planeta, un poco magullado ya por el abuso. Y desde luego, estoy convencida de que la crisis no terminará mientras no termine la convicción generalizada de que lo más importante es el dinero.

P. Háblanos de la química escritora-ilustradora que ha habido con María González

R. Conocí a María González cuando yo era editora de Berenice, trabajamos con ella en varias ocasiones y siempre me gustaron su profesionalidad y estilo. Cuando el editor de Koko, José Manuel Moreno Cidoncha, de Ediciones Océano, me dio carta blanca para elegir al ilustrador pensé en María. En cuanto accedió supe que Koko quedaría tan bien como habíamos imaginado. María le ha dado un toque moderno y divertido, fresco y a la vez literario y artístico, son las ilustraciones perfectas. En cuanto al proceso, trabajamos muy de cerca, hablando mucho. Para empezar, le mostré los bocetos que había ido garabateando a lo largo del tiempo, personajes y escenas, y ella presentó varias propuestas, trabajó mucho para que todos, editor, escritora e ilustradora pudiéramos sentirnos felices con el resultado. Afortunadamente, María vivía todavía en Córdoba, habría sido más difícil ahora que vive en Londres.

P. ¿Eres optimista con la fantasía ecológica? ¿A este planeta aún lo puede salvar la educación?

R. Si hay algo que puede salvarnos es la educación. Pero no es sencillo, ¿qué educación? ¿Qué valores? ¿Qué educadores? Son preguntas demasiado importantes para tomárselas a la ligera. Yo empezaría por defender una educación, en primer lugar, universal y, en segundo lugar, que incluya las disciplinas artísticas y las filosofía, materias imprescindibles para la formación integral del ser humano.

P. ¿Cuántas semillas y cuántos soñadores hacen falta para eso?

En este mundo en guerra, lleno de pobreza, al borde del colapso medio ambiental hacen falta muchas semillas y muchos soñadores.

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