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A bailar que el mundo se va a acabar

La casa azul en el Festival de la Guitarra

Marta Jiménez

10 de julio de 2025 12:06 h

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Causa inquietud que un grupo tan hedonista y feliz como La casa azul, quienes llevan casi dos décadas recriminando a quien se inclina por sentirse siempre mal, anticipando un futuro catastrófico, publique una última canción llamada No hay futuro.

En ella, Guille Milkyway, ese hombre antitóxico, grita que este ya no es su mundo y que tampoco puede pararlo. Fue un alivio que no fuera esa la canción elegida para inaugurar su primera noche en el Festival de la Guitarra. El tema cayó, como si nada, entre las últimas de la lista de una velada tan disco-pop como de terapia de grupo, en la que brillaron el canto colectivo para espantar los males, los cuerpos sudorosos que bailan y el confeti, mucho confeti.

Por tanto, con la intención clara de que el fin del mundo ha de pillarnos bailando, La fiesta universal abrió un concierto que celebra los ¡25 años! de la Casa Azul en la música. La propuesta visual, con gafas de nieve y auriculares blancos para el grupo, lleva dos tarimas enormes que también funcionan como pantallas con sendos programadores encima, una batería clásica y otra electrónica y una enorme pantalla trasera con proyecciones tan estéticas como nostálgicas. Sobre ese escenario, empiezan a sucederse sus grandes hits: No más Myolastán o Los chicos hoy saltarán a la pista.

En los momentos de descanso, trago y abanico, entre tema y tema, Milkyway se abre emocionalmente a los fans mostrando un catálogo de vulnerabilidades superadas. Agradecido y emocionado dentro de su pantalón plata y con una guitarra-teclado colgada, dispara entre la euforia colectiva, Ataraxia o El momento o Esta noche sólo canta para mí, con el desfile de de ídolas por la pantalla: Beyoncé y las Ronettes, Nina Simone y Lorde. Solo faltaron Astrud para que se desatara el delirio. Con Podría ser peor, ese temazo indiscutible, tocaron la cima.

La casa azul en el Festival de la Guitarra

Y de repente, la aparición de Soleá Morente. Guille Milkyway está produciendo el nuevo trabajo de la granadina y juntos se marcaron Vamos a olvidar ¿una anticipación al futuro de la banda de gira con Morente? Veremos. Justo después, Guille se sentó al piano con una emocionante versión de la rumba Yo también, el tema menos casazul del repertorio y con el que llevó un Goya a su gran casa.

Aunque las canciones de sus tres últimos discos fueron muy protagonistas en Córdoba, su cuarto de siglo en la escena se celebró con un popero viaje a sus inicios. A aquellos tiempos en los que Juan de Pablos ponía sus maquetas en La flor de la pasión de Radio3. Aquí recuperaron el sonido efervescente y tan poco frecuente en sus conciertos de C’est fini o Tang de naranja, colajet de limón.

Para acabar muy en alto, el coreo de la Axerquía de La revolución sexual con sample incluido de Chi-Lites Are You My Woman? (el de Crazy in Love), la euforia de Nunca nadie pudo volar, con Guille convertido en un ángel que levita sobre la pista y el guiño a los fieles de siempre en Como un fan.

Entre “¡bravo!” y “¡rabo!”, el grupo se despidió emocionado mientras la gente seguía bailando y cantando esperando el fin del mundo tal y como lo conocemos, pisando el confeti. Mucho confeti.

La casa azul en el Festival de la Guitarra
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