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Ángela Laguna (Pereza andaluza): “La inmensa mayoría viene a banalizar su experiencia turística”

Entrevista N&B a Ángela Laguna, divulgadora de patrimonio

Marta Jiménez

6 de septiembre de 2025 20:14 h

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Julio Romero de Torres pintó a su mujer, Francisca Pellicer, echada en una silla y aparentemente dormida, ante el vano de acceso al patio-jardín de la vivienda familiar de la plaza del Potro. En ese vergel, un lugar parado en el tiempo que aún guarda el estudio del pintor, tiene lugar, ciento veinticinco años después de que naciera el cuadro, la charla con Pereza andaluza,

Tras esa careta se esconde la historiadora del arte y guía turística Ángela Laguna, una mujer que arrastra a veinte mil seiscientos seguidores en la cuenta de Instagram llamada como esta pintura, su cuadro favorito del pintor de la mujer morena, donde ejerce de divulgadora artística con guiños a la lingüística andaluza.

Ángela defiende con pasión la esencia de Romero de Torres, tan alejada de la imagen prejuiciada con la que el pintor pasó a la historia. Un artista que tuvo “tanto hype” (traduzcamos esta expresión millennial en este contexto como una gran relación o conexión) con un movimiento de su época como el Modernismo catalán. Porque en este cuadro que presta a Ángela su nombre en las redes, el pintor evoca una atmósfera de calma, intimidad y luz natural, donde se puede leer una capa más crítica contra el estereotipo de la famosa pereza asociada a estas latitudes.

A pesar de su nombre, la calma del cuadro no reina en la vida millenial de Ángela. Profesional de la generación slash, este anglicismo alude en su caso a la mujer orquesta que es, con un currículum lleno de barras inclinadas (slash): guía /divulgadora /influencer/ conferenciante/ doctoranda... A lo que se suma ser madre desde hace seis meses.

Por tanto, sentarse en este patio para charlar sobre su trabajo, el postureo turístico, su ciudad, las amenazas del turismo masivo o el reciente incendio de la Mezquita durante una hora se antoja como un pequeño oasis en medio del curso enfurecido de la vida.

P. Mañana se cumple un mes del incendio en la Mezquita ¿qué reflexiones haces pasado el tiempo?

R. Pues bueno, para mí fue una cosa bastante shock. Además, yo estaba con mi marido en el gimnasio esa tarde y justo cuando al salir nos encontramos con toda la noticia que era como, pero esto es verdad, como que no terminas de creértelo. Y sí que es cierto que hoy en día con el tema de la rapidez de las redes sociales, opiniones, vídeos y demás comentarios, pues al final te ves tan apabullada de información, que intentas gestionarlo un poco todo y ya con un poquito más de días de distancia y viendo las noticias que han ido saliendo, pues al final es un riesgo que se tiene en este tipo de espacios, sea lo que sea, sea un museo, sea una Mezquita Catedral, en este caso, cualquier iglesia…

Hay labores, digamos, de uso diario que al final ayudan al funcionamiento del edificio, pero también le pueden provocar este tipo de accidentes, labores que lo entorpecen, podríamos decir. Y hay que hacer un balance y para eso también está este tipo de momentos, para aprender y para que en este caso, se mejore. Pero sí es cierto que el uso de un bien patrimonial como la Mezquita te expone a que pasen cosas como un incendio. Son una desgracia, evidentemente, pero al final es un bien activo, es algo que se dice en arquitectura, un uso activo del patrimonio y es ese pro y ese contra que hay que saber también balancear.

El uso de un bien patrimonial como la Mezquita te expone a que pasen cosas como un incendio

P. Alguien como tú, que visita el monumento asiduamente por su trabajo ¿consideras que la Mezquita está lo suficientemente bien conservada y cuidada?

R. Sí, yo creo que sí, independientemente del organismo que la gestione en este caso, que también ha habido mucha polémica con eso, pero sí es cierto que viendo un poco y comparando los espacios patrimoniales de la ciudad de Córdoba, al final la mezquita es la cereza en la punta del pastel y se nota que la gestión generalmente es buena. Si bien es cierto, pues eso, que hay opiniones y aspectos que se podrían mejorar o que podrían cambiar de alguna forma, pero en general es positivo.

P. El almacenaje de enseres, por ejemplo.

R. Por ejemplo, sí. A raíz de todo esto salió una noticia donde se ve que hace un tiempo tuvieron que cambiar una serie de armarios y demás. Es un poco el ir mejorando el espacio que al final, como digo, está en uso, no puede ser tampoco un decorado perfecto. Entonces, hay ciertos espacios que se pueden cambiar de sitio, como van a hacer también con este almacén, que se ve que tenían previsto cambiarlo, pero nosotros lo veíamos como algo habitual porque claro, no solo ves turistas, ves limpiadoras, ves gente de seguridad, gente que tiene que ir a algún espacio a comer. Entonces, todo eso forma parte también del día a día del monumento y es algo que se tiene que valorar en conjunto. No puedes solo fijarte en una sola cosa.

Entrevista N&B a Ángela Laguna, divulgadora de patrimonio

P. Durante la noche del incendio y los días posteriores estuviste muy presente en redes, divulgando mucho ¿Cómo se vivió esa noche y los días siguientes en redes?

R. Pues con la gente muy preocupada, la verdad. Estoy un poco chof con todo el tema también de la actualidad que tenemos en relación con el conflicto que hay en Gaza y demás, y como que no sentía que para qué publicaba cosas y no sé, era como que lo veía como algo muy banal, ¿no? El decir hay gente que está pensando solo en publicar una crema o un viaje y mientras tanto van pasándote noticias de niños muriéndose de hambre. Estaba un poquito caída con todo este mundo, pero con esto de la Mezquita, pues sin quererlo me vi como la obligación, un poco la responsabilidad de actualizar la información por gente que vive fuera y te pregunta. Un poco también por amigos y al final hice un poco de reportaje e intenté ser lo más neutra posible en el sentido de no emitir bulos tampoco.

Sí que me vi la obligación de exponer mi opinión en cuanto a todo este tema de los comentarios racistas que ha habido en redes, una cosa sin sentido, pero sí es cierto que, bueno, quise actualizar lo más coherentemente posible dentro de mis capacidades, toda la actualidad que había en torno al edificio, sin entrar, ya te digo, en mucha polémica ni en muchos comentarios que se han ido viendo de gente que precisamente ni vive aquí ni conoce el espacio ni muchas veces sabe muy bien lo que está ocurriendo en en Córdoba.

P. ¿Es preocupante el número de personas que se alegraron de que ardiera la mezquita o fue una minoría?

R. No, no es preocupante. Bueno, el problema es que quizás fuese una minoría, pero como hacen tantísimo ruido, es como una lata vacía, ¿no? Como dice el escritor, al final el eco de los necios hace más ruido que la sensatez de los de los intelectuales. Entonces, plataformas como Twitter o X o como lo llamen ahora, pues dan voz a una serie de organismos unicelulares que tienen un teclado a mano y se ponen a decir lo primero que se les pasa por la cabeza. Y, además, es super curioso ver poner Mezquita de Córdoba en cualquier publicación y ya hay gente que se enzarza en el tema del nombre, en aspectos políticos, religiosos… es tremendo como un monumento y su mención puede generar tantísima controversia en un solo tweet, en un solo post y es bastante curioso. A mí me dio muchísima pena porque se está quedando un mundo muy bonito, la verdad, es tremendo.

[En el incendio de la Mezquita] Al final el eco de los necios hace más ruido que la sensatez de los de los intelectuales

P.¿Qué te ha parecido que los bomberos publiquen tantos reels detallados sobre el trabajo que hicieron en la Mezquita?

R. Yo creo que es una labor bastante curiosa porque muchas veces tampoco somos conscientes del valor que tiene el trabajo de estos organismos públicos. En este caso han salvado el edificio por la rápida actuación que tuvieron y a mí, por ejemplo, me sirvió también un poco para valorarlo sin estar allí. Evidentemente, porque no te puedes subir al tejado, pero valorar los daños y ver qué ha ocurrido en todo el edificio. En mi caso, por circunstancias, no he podido ir todavía, pero si hubiera ido allí a trabajar, pues a lo mejor hubiera podido saber un poco más. Pero el hecho de estar en casa y poder tener la visión de alguien profesional que no entra en ningún tipo de tema tendencioso y decir, esto ha pasado, esto está así, mira cómo ha quedado esto, pues viene muy bien para tomar información al respecto.

P. Afortunadamente no ha sido una catástrofe, pero no podemos decir que no haya sido grave.

R. No, no, por supuesto. Yo en mi caso creo que ahí sí que han intentado relativizar el problema de alguna forma para no darle a lo mejor, no sé cómo decirlo, para no preocupar a lo mejor a la gente, ¿no? Como decir, he tenido un accidente de coche, pero estoy bien. Si comparas con los veinte y pico mil metros cuadrados que tiene el edificio, se ha destrozado una capilla del siglo XV, los altares, los bienes patrimoniales que estaban aledaños al almacén, no dejan de ser también parte del edificio. Si bien esa zona sí es cierto que está un poquito más retirada de lo que es el circuito turístico, pero evidentemente hay que tenerlo en consideración. Esa llama podría haberse extendido muchísimo más y haber creado un problema más importante. No, no se puede dejar de lado decir que ha sido poca cosa, creo yo.

Entrevista N&B a Ángela Laguna, divulgadora del patrimonio

P. ¿Tienes carné de guía de la mezquita?

R. Sí. Y el verde también, el de guía turístico también, para no meterme en problemas con la policía, para que no te paren. 

P. ¿Te parece justo que sea el único monumento de Andalucía que necesite un carné específico para quienes lo enseñan?

R. Bueno, esta pregunta es complicada de responder porque al final yo formo parte del sistema, he tenido que formar parte de ese examen y demás para poder acceder al edificio. Sistema justo al final no creo que exista nada porque también el carné de guía turístico me lo he tenido que sacar apelando idiomas y demás, cuando quizás deberíamos de actualizar todo un sistema en torno a eso y bueno, que a lo mejor otros compañeros infinitamente mejor preparados pues accedan a este tipo de monumentos.

Creo que no es el mejor sistema para acceder a ello, pero al final es también un corte que ayuda un poco a que la gente que entra tenga un mínimo de preparación, porque tú lo que te estás estudiando al final son conceptos de historia del arte y conceptos específicos que tienen que formar parte de tu discurso y quizás si no existiera ese examen, a lo mejor la gente ni se lo miraría. Es que hay que ver un poco las dos partes. No sé si es el mejor sistema, pero sí es cierto que ayuda un poco a pasar un filtro de alguna forma entre quién puede preparar y quién no. Sí, es cierto que también hay cosas, aspectos a mejorar en el proceso, pero de momento es lo que es lo que hay. Tampoco puedo luchar contra ello.

El examen para los guías de la Mezquita no es el mejor sistema, pero es para que la gente que entra tenga un mínimo de preparación

P. ¿Los intérpretes del patrimonio también necesitan sacarse el carné de guías para enseñar la Mezquita?

R. Sí, además en nuestro caso [de intérpretes del patrimonio], por ejemplo, yo cuando me lo saqué todavía no tenía el carné de guía turístico. Estaba el de intérprete del patrimonio con el Colegio de Filosofía y Letras, que en nuestro caso aquí en Córdoba es una situación que gracias a distintos momentos se ha podido apelar y utilizar para enseñar espacios monumentales en la ciudad, y yo me presenté como intérprete del patrimonio, como historiadora del arte. O sea, que por ahí sí que es cierto que el Cabildo tuvo en consideración a los profesionales que quizá en otros monumentos o en otros ámbitos no se han tenido tan en cuenta. Por eso hay que ver también todas las partes, tanto a nivel digamos técnico como de visitas.

P. Explorando tu Instagram, he visto que citas la cuenta Paseo Andalusí, que no la conocía, por cierto, ha sido un descubrimiento. Su autora habla de que en sus visitas no repite consignas. Habla, por ejemplo, del término reconquista e invita a cuestionar y a llamar las cosas por su nombre. En la mezquita existen muchos relatos de su historia, ¿Crees que existen versiones manipuladas de su relato? ¿Se está contando bien el monumento?

R. Pues no lo sé. Por la gente que tengo cercana, afortunadamente se ha actualizado muchísimo esa interpretación del monumento. Si bien es cierto que, bueno, pues habrá gente que tenga su propia visión o su propia versión. En mi caso intento estar lo más actualizada posible y evitar eh términos tendenciosos o de vieja escuela, que al final lo que nos están retrotrayendo es a tiempos bastante oscuros de olores a alcanfor varios. Ayer [esta entrevista se realizó a mitad de agosto], precisamente, una chica me contestaba un poco indignada con ese post. Pues si nos ponemos así, tenemos que contar la historia entera porque Hispania existía antes. Digo, si la España que tenemos hoy en día es del siglo XIX, es un producto de entonces, si estaban hasta las coronas separadas. Si nos ponemos así, tendríamos que reclamar Iberia antes de que llegaran los romanos. 

Al final la historia es una concatenación de conquistas, no invasiones, porque también utilizaba ese término la mujer, y al final entender la historia es entender que es un proceso, que no puedes decir este sí, este no, me conviene más esta parte de la historia porque comulga más con lo que yo entiendo que es mi concepción de la realidad, que al final estamos cayendo en un presentismo constante y es de lo que peca mucho tanto la gente profesional, como la que es ajena a esta profesión. En mi caso, como te digo, el entorno que yo tengo en cuanto a divulgación y visitas creo que es bastante consciente de que todo eso está bastante fuera de onda. Intentamos ser lo más completos posible. Así que afortunadamente las nuevas generaciones vienen un poco más conscientes de todo eso, vamos a decirlo así.

Entrevista N&B a Ángela Laguna, divulgadora de patrimonio

P.¿Cómo prendió en ti la llama de la divulgación patrimonial?

R. Pues la prendió la pandemia, porque al final me vi un poco encerrada en casa, un parón como muy drástico. El tema es que yo caí en este trabajo de hablar en público y hacer visitas de casualidad, porque yo tenía un pavor enorme a hablar en clase y me quedaba bloqueada incluso, pero por avatares de la vida me ofrecieron trabajar haciendo algunas visitas guiadas y le pillé un poco el gusto. No pensé mucho en a qué me enfrentaba, la verdad. Y bueno, en realidad, quería ser profesora, así que al final ha sido un poco como cambiar o transformar esa vocación en algo más, no sé si relajado, porque tampoco es que sea relajado, porque al final es que le estás enseñando algo a alguien que está de vacaciones y por eso se creen que es un trabajo como mucho más light, pero tiene una preparación también bastante interesante. 

Y ya luego el tema de divulgar en redes fue eso, a raíz de la pandemia, yo quería desde hacía tiempo hacer un proyecto en vinculación con la tesis que estaba haciendo en la universidad, con algunas curiosidades que me estaba encontrando pues enseñarlas y fue el momento idóneo porque es que no podía hacer otra cosa básicamente. A partir de ahí pues surgió todo.

P. Lo de convertirte en emprendedora y en profesional independiente.

R. Pues también, al final las circunstancias de la pandemia me hicieron un poco relativizar, sobre todo el tiempo, en cómo y en qué lo gestionaba. La universidad estaba empezando a ocupar una parte importante de mi vida y quizás trabajando para otros, pues no lo podía gestionar todo lo bien que quisiera o pudiera, que tampoco es que lo lleve yo ahora mucho mejor porque soy mi propia jefa y a lo mejor me fustigo más que si tuviera alguien de fuera. Pero bueno, ya si meto yo la pata que sea por mí o si hay algo bueno también que sea para mí, tanto lo bueno como lo malo. Y en este caso, me permite un poco decir, oye, pues si tengo que dedicar tres días a irme a un congreso o a dar una charla o hacer una entrevista, pues ya sé que ese día lo puedo cerrar. Y bueno, quieras que no, pues te ayuda un poco a tener esa flexibilidad. Es un poco caótico también, que yo para eso soy un poco más ordenada, pero lo estoy sobrellevando como puedo.

Julio Romero, mediante elementos muy tradicionales, reflejaba una realidad y la denunciaba también

P. Y ello unido a la conciliación con la maternidad y con lo científico, porque estás haciendo la tesis.

R. Sí, bueno, ahora mismo no mucho. Tuve que retomarla obligatoriamente porque hay una cosa, un plan de investigación que tienes que presentar a final de curso y que o lo presentas o no sigues. Tengo la tesis bastante encaminada. Lo que pasa es que al final te tienes que sentar varias horas, varios días seguidos y yo, no es que no tenga la capacidad, es que no tengo el tiempo ni la oportunidad. 

P. ¿Sobre qué va tu tesis?

R. Sobre la construcción patrimonial de Córdoba en el siglo XIX. Es un poco cómo se ve todo el tema del patrimonio, sobre todo en Andalucía, a raíz del romanticismo y con personajes locales como [Rafael] Romero Barros, padre de Julio Romero de Torres en este caso.

Entrevista N&B a Ángela Laguna, divulgadora de patrimonio

P. Este jardín y esta casa fueron epicentro cultural del siglo XIX donde nacieron instituciones como el Conservatorio…

R. Y la Real Academia, el Museo de Bellas Artes… fue la desamortización lo que lo hizo acabar aquí como primer conservador. Entonces, toda la labor que tiene Romero Barros detrás de todo ese mundillo cultural y patrimonial del XIX es algo que estoy intentando rescatar con otros muchísimos aspectos de ese ambiente cultural y darle un poquito de forma en un texto que para mí tiene mucho sentido. Creo que es algo bastante interesante que no se ha trabajado en los últimos años, pero quizá en lo que es la actualidad académica estaba con la necesidad de traerlo y de ponerlo en valor sobre todo.

P. ¿Cuánto le debe la cultura cordobesa actual a Rafael Romero Barros?

R. Muchísimo.

Intento que la gente sea consciente de que si viene a un lugar lo va a conocer de verdad

P. Qué gran humanista y qué desconocido, ¿verdad?

R. Totalmente. Al final también es que su hijo fue como la gran estrella. Me hacía mucha gracia porque en el aniversario de su muerte, la exposición que hubo en el río con las cartelas, decían que cuando falleció Julio Romero es como si hoy hubiera fallecido un influencer, que también compararlo con eso lo vi un poquito…, pero bueno, una celebrity, vamos a decirlo así. Entonces, el hijo alcanzó tal fama, que era en realidad lo que el padre quería, que sus hijos hicieran lo que él no pudo.

Al final Julio es una figura muy importante de la historia del arte, pero sí que su padre necesita también un poco de voz. A nivel pictórico la tiene muy localmente en el museo, pero a nivel académico sobre todo, siempre se ha compaginado su faceta como pintor con su faceta humanista. Yo le estoy dedicando más tiempo a su faceta como humanista en este caso, que creo que es muy muy importante y sin la cual yo, por ejemplo, no podría vivir porque la Mezquita se estaría cayendo a cachos, básicamente, ya que allí hizo una gran labor como restaurador y conservador.

P. Hablemos de tu marca, Pereza Andaluza. Supongo que será uno de tus cuadros favoritos.

R. Sí, la verdad que llevaba tiempo con la idea de llamar a la cuenta así. Fue porque era un cuadro precisamente de Julio Romero de Torres que no parece de Julio Romero. Tiene también un título que llama también la atención porque eso de la pereza andaluza es un cliché que nos ponen a la gente del sur y que al final tuvo esa cosa esa componente crítica. Romero de Torres tenía una flema bastante interesante. Hombre, llamar un cuadro naranjas y limones y poner una chica con los pechos fuera y dos naranjas, tenía ahí un puntillo. Yo creo que era bastante picaruelo en ese sentido y creo que hace como una doble lectura, lo puedes ver como un simple cuadro de un dolce far niente [el arte de no hacer nada], de una chica tomándose la siesta y descansando.

O también decir, ¿quieres ver esto? Yo te lo doy, toma, ¿quieres material para que nos critiques? Pues ahí tienes un cuadro para hablar de nosotros mal con conocimiento de causa, ¿no? Y ese puntito de los viajeros románticos, de cómo describían Andalucía y Córdoba, esa ciudad en ruinas parada en el tiempo y tal, pues al final es algo que cala en la gente local y lo expresa a través de este tipo de obras de algún modo.

Entrevista N&B a Ángela Laguna, divulgadora de patrimonio

P. ¿Por qué dices que no parece de Julio Romero ese cuadro?

R. Porque al final estamos acostumbrados a ver chiquitas piconeras, mujeres morenas de mirada intensa. Por ejemplo, siempre me lo dicen, es que tú no pareces de Córdoba porque no pareces una mujer de Julio Romero. Y digo, vamos a empezar otra vez con la historia. Entonces, esa etapa simbolista mucho más marcada del pintor, pues al final es lo que le hizo mundialmente conocido. Y esa primera etapa, mucho más cercana a la pintura de su padre, de Sorolla y de finales del XIX prácticamente nadie la conoce. Es más, muchas veces la gente que viene al [Museo de] Bellas Artes, yo estoy haciendo una visita y se paran en cuadros de Julio, que no se notan que son de él. Ay, esto es un Julio Romero de Torres, los carteles estos primeros de feria o los retratos así como muy sorollista. Entonces es un aspecto como de decir, fíjate en este cuadro que es de alguien que no te puedes esperar. Es un juego que también hacían a cuenta de un cuadro que a lo mejor es un Goya de primera época y no parece de Goya, ¿no? Y este tipo de cuadros dan mucho juego para eso.

P. ¿Fue Julio Romero de Torre un pintor mucho más moderno de lo que la gente piensa?

R. Sí, yo creo que sí. El problema también es cómo se ha vendido esa imagen de Julio Romero a partir de, sobre todo, mediados del siglo XX y cómo lo han tratado mediante las coplas, el uso y quizá abuso de su imagen en marketing muy vinculado a una época muy concreta también. Y al final, creo que él renegaba de todo eso y estaba metido en un ambiente cultural en Madrid y en Córdoba que nada tenía que ver con cómo se ha vendido su imagen, mucho más casposilla podríamos decir. Entonces, él utilizaba una pintura muy tradicional, un canal de comunicación, digamos, pero para reflejar una realidad de Andalucía que él veía en su día a día, prostitutas, mujeres, cómo se las trataba en el día a día o como tenían que afrontar su vida en esos cuadros de dualidades del pecado, la gracia. Entonces, él, mediante elementos muy tradicionales, reflejaba una realidad y la denunciaba también. Lo que pasa es que, claro, tienes que entender el mensaje para comprender el pack completo. Si solo ves una mujer desnuda con un mantón, pues queda muy bonito porque también es muy visual, pero detrás hay una historia que tiene que ser contada también.

Córdoba necesita tres días para conocerla mínimamente bien

P. Si Julio Romero hubiese nacido, por ejemplo, en el norte de España ¿Crees que no se hubiera distorsionado su obra y su figura?

R. Quizás sí, sobre todo porque los contextos que tenemos aquí en nuestro país, pues dependiendo, como tú dices, del lugar donde nazcas, pues parece que tienes que tender a ser de una forma. Y quizá pintores nacidos en otras latitudes de España, se les ha vendido de una forma más moderna. A mí me gusta mucho, y esto también es algo pendiente que tengo que investigar, el poner en paralelo la figura de Ramón Casas, por ejemplo, con Julio Romero de Torre. Al final Ramón Casas no deja de pintar mujeres con trajes de torero y corridas y a la Guardia Civil dando palos a los obreros. Julio lo hacía con prostitutas en la Plaza Mayor, denunciando cuáles eran los fines de las mujeres en la vida, que era ser madre o ser monja. Pero claro, si naces en Córdoba o naces en Barcelona, pues al final los contextos importan.

P. Y las mujeres de Ramón Casas no aparecieron en los billetes de 100 pesetas

R. Porque el contexto de la época, pues hacía que Cataluña quizás no estuviera en ese foco cultural que convenía en el momento. Y a Julio se le utilizó al final porque, como te digo, visualmente es muy potente una mujer con una guitarra. Chilla España o, en este caso, chilla Andalucía, pero se vende como que chilla made in Spain. Entonces, todo ese arsenal de cuadros ha venido muy bien para generar una imagen que luego se refleja mucho en los cárteles de turismo del patronato, las flamencas y las ferias, las romerías, que al final todo esto viene también de los viajeros del XIX hablando de cómo los andaluces están siempre de fiesta y qué bonita es Andalucía, qué buen tiempo hace. Si vienes de marzo a junio, sí. Entonces, era un poco la imagen que se vendió y que se sigue vendiendo al final de esta tierra porque era muy conveniente y es muy conveniente para ello.

Entrevista N&B a Ángela Laguna, divulgadora de patrimonio

P. En estos momentos en los que el turismo masivo convierte a tantas ciudades en decorados, Córdoba también corre ese riesgo. ¿Qué puede aportar una voz como la tuya para mantener vivo el patrimonio de la ciudad? Me estoy refiriendo a tu labor divulgadora en redes sociales.

R. Pues yo intento vender la ciudad con conciencia patrimonial porque al final, sobre todo, cuando llegan épocas como los patios, Flora en otoño… son épocas en las que la gente quiere venir para estar. Hay un investigador que bueno, falleció hace un tiempo, Troitiño, que hablaba del turismo de postureo. Tanto él como su hija se dedican a investigar todos estos canales de divulgación con redes sociales y de cómo la gente está cambiando un poco el modelo de viajar, de una experiencia que tiene que ser algo que te enriquezca y no llegar a un sitio y echarte una foto y ni leer dónde has estado. Entonces, intento que la gente sea consciente de que si viene a un lugar lo va a conocer de verdad. Mucha gente dice, no, yo es que solo tengo un día para ver Córdoba. Bueno, pues si tienes un día, ve a una cosa, pero la ves bien. Ya si te quedas más es para que lo trabajes. Intentar un poco concienciar a la gente en todo ese aspecto y denunciar también la situación que sufrimos a nivel de trabajo, porque en mi caso como guía, pues desde colapsos en las colas de la Sinagoga, con grupos muy numerosos, accesibilidades muy complejas y que hacen que el trabajo pues no luzca quizá como debiera. 

La gente no tiene por qué venir pagando una visita privada, pero sí que yo intento llevar grupos más o menos, sobre todo dentro de la legalidad, que no sean de más de 30 y si hago yo mis propias visitas, que sean unas visitas acogedoras y que traten también temas distintos a los que estamos acostumbrados. Incluso cuando enseño la Judería intento salirme un poco de los discursos típicos que se venden en el tema del turismo o venir aquí al museo y que la gente venga buscando ese tipo de material o ese tipo de producto, pues hace sentirte enorgullecida con tu trabajo, que algo estás haciendo bien.

P. Y a tu juicio, por tu experiencia ¿hay más turistas que vienen a banalizar un poco la experiencia turística cordobesa o hay más turistas que quieren profundizar en la historia de la ciudad?

R. Creo que la inmensa mayoría vienen a banalizar su experiencia turística porque tú te das cuenta del porcentaje de gente que te hace una visita guiada, de la cantidad de gente que viene por su cuenta o que le ofreces en el patio, por ejemplo, cuando te pones a hacer un grupo, una visita guiada y te dicen, uy, no, qué caro, eso, yo no lo necesito o traigo el folleto y cosas así. Pues te das cuenta de que al final es el estar por estar y sí el postureo, el subir una foto a redes para mucha gente que viene. Y he llegado a ver gente haciendo acrobacias de gimnasia rítmica en la mezquita para echarse una foto.

Durante la guerra de Siria venían muchos refugiados porque Córdoba se parecía mucho a Damasco

P. ¿Y no los reprimen o los echan los guardias de seguridad?

R. Porque no los han visto y yo tampoco me veía con la capacidad de echarle la bronca a una niña de 16 años. Pero sí es cierto que eso es usar una ciudad sin tener en cuenta dónde estás. O sea, un edificio con más de mil años, un templo, encima en uso, en el Vaticano no te pondrías a hacer eso. Hay gente que disocia mucho entre donde esté y, sobre todo, en ciudades como Córdoba, Sevilla o Toledo se utilizan simple y llanamente para decir que he estado aquí, me he echado una foto y ya está. Ahí sí es cierto que el auge de las visitas guiadas ha ayudado a que mucha gente que quizá ni se lo plantee, se apunte, que a mí me ha pasado trabajando tanto en empresas como de autónoma, pero es complicado todavía hacer entender a la gente que tú puedes viajar, todo el mundo puede viajar, pero no puedes viajar por viajar. Creo que es un sistema que en algún momento va a explotar. 

Yo trabajo de esto y no me dedico a viajar cada vez que tengo vacaciones. Viajo porque verdaderamente tenga ganas o porque la experiencia yo crea que merezca la pena, pero no me voy a ir, por ejemplo, ahora con un bebé de seis meses, como hay gente que tiene cuentas de estas de viaje, qué hacer con tu bebé de seis meses en Portugal. Pues quédate en tu casa tranquila, sin pasar calor y sin agobiar al niño. No sé, como que hay un tiempo para todo. Y yo en este caso soy bastante consciente de eso. Y aparte también soy bastante tranquila, que no sé si hoy soy quizás el mejor modelo de turista, porque viajo cuando verdaderamente creo, no sé, que necesito conocer un sitio o que me cargue lo suficiente aquí como para salir, porque luego vuelves a casa con ganas de quedarte aquí mucho tiempo y el verano pasado, por ejemplo, estuvimos en Lisboa y en varios sitios y fue como no quiero pasar un año aquí.

P. ¿Y cuál sería la visita ideal a Córdoba? ¿Cuándo habría que venir y cuántos días y cómo, con qué actitud?

R. A ver, yo, quizás vendría más bien, no en invierno, pero sí en épocas de transición hacia el invierno o que se esté terminando el invierno.

Entrevista N&B a Ángela Laguna, divulgadora de patrimonio

P. Noviembre o febrero.

R. Noviembre me encanta. Yo es que soy team otoño. Estoy deseando que llegue octubre y team santos, Halloween y todas esas fiestas maravillosas y ponerme la noche de las brujas en bucle, pero luego también, por ejemplo, finales de febrero, principios de marzo, son épocas que se pueden disfrutar también porque se alargan más los días y no está la ciudad saturada. Y yo a ver Córdoba mínimo, mínimo vendría tres días, por lo menos que te dé tiempo de ir un día a Medina Azahara, una mañana completa, hacer una visita a la mezquita, si quieres solo eso, una tarde o una mañana venir al arqueológico, al Museo de Julio Romero, dedicarle una mañana a los museos, por ejemplo, y dé tiempo a pasear. 

Nosotros, mi marido y yo, por ejemplo, nos encanta andar. Hemos estado hasta en Nueva York y casi no hemos usado el metro. Lo que nos gustaba era andar por la ciudad y además Nueva York es una ciudad bastante caminable para lo grande que es. Yo me sorprendí muchísimo y es lo que nos gusta. Mira este portal, porque a mi marido le encanta meterse en zaguanes que cualquier día nos va a pillar la policía, nos va a ver el vecino, le va a echar la bronca, pero es mucho de mirar y él, como sabe que me gusta, me dice, mira, ahí hay un capitel de Medina Azahara en los patios, de ir un poco como alcahueteando las ciudades, que es lo que yo creo que hay que hacer, volver un poco a esa figura de parar y frenar. Entender que quizás no hay que verlo todo tan rápido, que hay que dedicarle un poquito de más tiempo a esos espacios. En este caso creo que Córdoba necesita mínimo tres días para conocerla mínimamente bien.

P. ¿Te cuesta mucho equilibrar la parte científica de tu trabajo como historiadora del arte con la divulgativa como guía e intérprete del patrimonio, sobre todo, para que te tomen en serio?

R. Cuesta, o sea, me cuesta un poco quizás ponerme seria en las visitas porque creo que la gente no me va a escuchar. Entonces tiro mucho de chascarrillos y de chistes. Es que es una forma de captar la atención, aunque luego te metas un discurso sobre el patrimonio, los valores de un monumento y tal, pero hacerlo lo más interesante o lo más llamativo posible sin perder el rigor. Evidentemente te puedo meter una broma, pero no voy a inventarme nada o a decir nada que yo creo que esté mal. Pero sí es cierto que el toque de humor te ayuda un poco a conectar con más márgenes de edad, tanto gente más mayor como gente más joven, sobre todo gente más joven que quizá ni se planteaba estar interesada en ese mundo. Un meme en redes o alguna broma puede hacer que te conozcan. 

Luego, sí es cierto que me cuesta mucho volver al ámbito académico. Es como volver hacia atrás cuando estoy en un congreso y como que estoy acostumbrada a hablar en público en un ambiente más distendido. Ponerte seria es como, venga, ahora eres académica, ahora no eres guía. Y sí es cierto que es un mundo muy riguroso y muy solemne. Tengo compañeras que también intentan relajar un poco ese ambiente que creo que necesita de bastante relajación, no perder rigor, ojo, sino que quizá quitarse un poquito el polvo y estar un poquito más en contacto con la realidad. Y creo que serviría muchísimo también para que la gente se interesara y viera la importancia que tiene ese mundo de la investigación en nuestro día a día.

El problema que tienen muchas promociones [turísticas] es que terminan muriendo de éxito

P. Los memes y las referencias pop de tu cuenta de Pereza Andaluza, ¿realmente te ha hecho acercarte a la gente joven?

R. Sí, sí, sobre todo a la gente de mi edad, millennial y tal. Fui consciente de que los humores cambian porque es cierto que la gente de la generación millennial nos entendemos bastante bien con referencias de los Simpson, por ejemplo, pero usar a los Simpson para captar a las nuevas generaciones ya no sirve. O hay ciertos memes que solo nos hacen gracia a los de 30, porque di una charla en la Escuela de Arte Mateo Inurria, ante chavales de 20, 21 años, yo con mi presentación llena de memes, de cosas así graciosas y tal, y eso lo hice en la universidad con un poquito más mayores y se partían de risa. Y esos chavales de 19, 20 años era como que no querían que tú notaras que les estaba gustando, parecía que no estaban vivos. Pero sí es cierto que me ayuda a conectar con gente de todos los ámbitos y que se interese un poco por esos temas.

P. ¿Y qué contenidos te funcionan mejor?

R. Pues sobre todo me he dado cuenta que a la gente le llama muchísimo la atención el tema lingüístico, porque yo soy un poco friki de las etimologías de las palabras y de las expresiones. Y claro, al haber vivido fuera de Andalucía y luego volver aquí, pues todas esas palabras que he oído en mi casa a mi abuela, he revenido, chochifarto… por ejemplo, yo pensaba que se usaba más lo de chochifarto, porque siempre he oído a mi abuela decir, esa está chochifarta, la vecina típica que se le está yendo la olla y está ya un poquito más para acá que para allá, o lo de la chomina de la Carlota… Dije, me hace gracia ponerlo con un poco de arte de fondo y hablar de algún artista y tal. Y empecé a hablar de expresiones andaluzas y es lo que más le ha gustado a la gente, porque muchos te dicen, pues esto en mi pueblo se dice así, se comparte mucho conocimiento. O yo con mi marido, es que me encanta porque su familia es de Lucena y él se ha criado con sus abuelos. Entonces, tiene muchas expresiones de abuelillo que a mí me ha metido en el vocabulario y me ha ayudado. Por ejemplo, tiene menos papeles que una liebre, decía su abuelo. Esa moto tiene los papeles con una liebre. El otro día dijo, ese tío que es más pavilasio. Lo he apuntado en el móvil.

Entrevista N&B a Ángela Laguna, divulgadora de patrimonio

P. Me gustaría conocer qué te cuentan tus seguidores en los comentarios ¿los cordobeses ven reflejada su ciudad a través de tu mirada? ¿Y los visitantes?

R. Pues la verdad que es un poco compendio de todo. Tengo, sobre todo, gente de Córdoba que vive fuera y que le ayuda un poco a reconectar con su tierra. Y eso yo lo he vivido también en mis propias carnes al criarme fuera de aquí. Es un poco como que conectas con ese público y tengo algunas seguidoras, sobre todo, que me comentan mucho en plan, por ejemplo, con el tema de la Mezquita, del incendio que hubo, una chica me decía, muchas gracias, porque yo que no vivo en Córdoba, me has ayudado un poco a estar al día. Y es un trabajo que te enriquece. Luego hay gente que viene de fuera y que busca tu cuenta para conocer Córdoba y para prepararse a lo mejor la visita a la ciudad. O quienes quieren hacer una visita contigo a raíz de tu cuenta. Es un poco ese fifty-fifty de experiencias. Creo que ese es mi balance quitando algún garbancillo negro, como siempre, pero la comunidad que se está uniendo y que ha ido creciendo es muy buena, es muy positiva y el balance es muy muy chulo, la verdad.

P.¿Cuál es el perfil de visitante que viene a Córdoba? 

R. Hablando desde mi experiencia de guía autónoma, ahora trabajo sobre todo con gente, más o menos parejas de treinta y tantos, cuarenta años o familias un poquito más mayores y que te conocen por la cuenta o a través de alguien que ha hecho una visita contigo y vienen a ver Córdoba en condiciones. Pues oye, le voy a dedicar un fin de semana y quiero que me enseñes o quiero ver específicamente el Museo de Julio Romero contigo y, sobre todo eso, parejas que tienen un interés por el arte, que ahora afortunadamente con el tema de las redes hay gente que se está empezando a interesar por todo esto y que quieren venir a conocer la ciudad. Luego, también por mi formación, trabajo muchísimo con cliente anglosajón, sobre todo norteamericano, aunque ya ahora como está la cosa no tanto, pero gente que viene a hacer visitas privadas exclusivas con un guía experto en historia del arte. Además, van buscando ese perfil y trabajo con agencias que se dedican a vender experiencias con guías, digamos, con ese perfil más profesional y no tanto el típico guía que viene a contarte cuatro chascarrillos y ya está. Además, me da mucha vergüenza porque siempre les dan un currículum de lo que estás haciendo y te preguntan por la tesis, te preguntan por todo. Es curioso que haya gente que te esté buscando por tu perfil de historiadora del arte, un orgullo también para la profesión.

A mí el 'estendalazo' me dio en el Vaticano

P. Y en cuanto al turista internacional, ¿hay mayoría de turistas occidentales o hay mayoría de turistas que pertenecen a países de cultura musulmana?

R. Por ejemplo, tengo en mi caso, perfiles, como te digo, anglosajones, gente de Norteamérica, Canadá, Estados Unidos e Inglaterra, los menos. Y luego también muchísimas familias de primera generación que tienen familiares de origen árabe y que ellos ya viven en Estados Unidos y vienen a conocer un poco esa cultura común que tenemos entre todos. Y la verdad que también para mí es una experiencia muy enriquecedora. A mí me gusta muchísimo porque les vas comentando curiosidades, palabras, también la etimología árabe de muchas cosas y flipan mucho con todo lo que hay compartido. 

Hubo una época también que con el tema de la guerra en Siria venían muchos refugiados que vivían en Inglaterra a ver Córdoba y decían que Córdoba se parecía mucho a Damasco y venían aquí porque no podían volver a casa. Entonces, a mí se me saltaban las lágrimas porque era como una experiencia muy chula de decir, oye, pues mira, te estoy enseñando un sitio que te recuerda a tu casa y muchas cosas que tienen en común. Tienen una rotonda que se llama Medina Azahara, por ejemplo, allí en Damasco. Y era como, sí, porque hemos venido a Medina Azahara por la rotonda que hay allí en la ciudad y sabemos lo que es. Y muchas veces esa gente viene muchísimo mejor preparada culturalmente hablando que un señor de Wisconsin que, bueno, pues viene llamándole la atención todo el tema del pasado cultural de Córdoba, pero sin tanta profundización, vamos a decirlo así.

P. Y eso con muchos cordobeses que no han pisado nunca Medina Azahara. ¿Crees que valoramos realmente el tesoro que significa esta ciudad y por el que tantas ciudades matarían?

R. Yo creo que nos falta creérnoslo más. Es un poco lo que siempre se dice popularmente, que Sevilla es una ciudad maravillosa y lo bueno que tiene también es lo bien que la venden los sevillanos, la actitud que tienen los sevillanos hacia ella. Pues yo creo que se nos tendría que pegar un poco ese orgullo cordobés e intentar vender esta ciudad como lo que es, que es una joya patrimonial indiscutible y que creo que necesita de una promoción, pero positiva sin caer en esa masificación, porque al final muchas veces el problema que tiene este tipo de promociones es que terminan muriendo de éxito. Y también es un poco lo que le está pasando a Sevilla, que la están utilizando para todo, filmar películas, series, salen un montón de espacios, digamos, promocionales y al final la están malvendiendo. Pero sí es cierto que localmente el orgullo que tienen sus ciudadanos de la ciudad lo deberíamos de copiar un poco aquí en Córdoba, creo yo.

Entrevista N&B a Ángela Laguna, divulgadora de patrimonio

P. Si tuvieras responsabilidad política o administrativa, o sea, si tuvieras poder de cambiar las cosas realmente, ¿cuál sería tu primera medida para lograr un turismo más sostenible?

R. Pues quizás controlar el tema de los apartamentos turísticos, licencia y tema de flujos vacacionales, como se hizo en la pandemia. También controlar un poco los grupos y demás. Creo que al final ayuda un poco a que la gente se reparta a lo largo del año. Sí, es cierto que es una labor muy compleja, por eso te digo que no sé yo si me gustaría a mí ser responsable, porque al final tienes que tener en cuenta muchísimos factores, no solo el del turismo, sino del monumento y su uso, como te comentaba antes, o el hecho de saber un poco equilibrar todo eso en conjunto y que no termines tampoco cayendo en el error de que la gente se olvide de que existe Córdoba porque hay demasiadas restricciones, por ejemplo. Pero sí es cierto que deberíamos acotar un poquito el tema de venir aquí y quedarte en cualquier lado. 

P. ¿Pondrías tasa turística en la ciudad?

R. ¡Uf! No sé si todavía estamos a ese nivel como Venecia, pero quizás sí que la pondría. Es que eso es un debate que tuvimos con compañeras, el de cobrar entrada a ciertos espacios para que la gente lo valore y al final estás quitándole la esencia de la cultura, que es que tiene que ser de libre acceso para todo el mundo, pero si siendo libre la gente no la termina de valorar, al final tienes que caer en ese capitalismo de ponerle un precio para que la gente que quiere de verdad ir a verlo, termine pagando por ello. Es un debate bastante más profundo que no sé si estoy capacitada para desarrollar en una entrevista, pero sí es cierto que te hace pensar en los pros y en los contras de ese acceso libre a la cultura. Si verdaderamente la gente lo valora siendo de acceso gratuito o si deberíamos de poner algún tipo de tasa aunque sea mínima. Hay gente que sí, aunque le cueste tres euros ya no entraría. Entonces, si eso es verdaderamente una criba positiva o no, habría que valorarlo o ponerlo en práctica y ver si funciona. Eso nunca se sabe.

La capilla de San Bartolomé es uno de mis espacios favoritos

P. No sé si tienes alguna historia que te haya sucedido en el ejercicio de tu profesión que nos quieras compartir, algo que te emocionase o que te sorprendiese.

R. Bueno, historias tienes muchas. Al final con los compañeros siempre tienes un montón de anécdotas de gente que te sale con comentarios un poco fuera de lugar. A mí lo que más ilusión me hace es que gente que en un principio venía a la visita un poco incrédula o un poco coaccionada, incluso acabe agradeciéndote tu trabajo y sobre todo los niños, que tengas niños que no se despeguen de una explicación medio académica, medio seria y que te vengan a felicitar y que te digan que ojalá fueses su profesora o que ahora quiero estudiar historia por ti. O gente que te escribe en la cuenta, oye, yo he empezado historia del arte por tu cuenta. Y la verdad que eso es un orgullo de decir, bueno, pues he servido de ejemplo para alguien que se interese por algo que parece que no, pero sirve mucho en este mundo en el que vivimos.

P. Es increíble ver a alguien pisar la mezquita por primera vez, cómo se queda extasiado.

R. Hay gente con la que a mí se me han saltado las lágrimas. Esa es una experiencia que a mí me gustaría volver a tener porque a mí eso me pasó en el Vaticano. El estendalazo me dio en el Vaticano y mi marido me miró como diciendo, ¿estás llorando? ¿En serio? Yo con la lágrima delante de la Piedad. Y fue como ver todo eso que has estudiado en una carrera cinco años ahí, o el baldaquino y todo aquello y decir, uf. Ese edificio, sobre todo cuando hablamos de espacios como la Mezquita o edificios tan singulares como ese tipo de templos, es todo lo que significa, la identidad que tiene y todo ese valor simbólico que para una, en este caso para varias comunidades, tiene.

En nuestra ciudad ver ese edificio a través de los turistas por primera vez a mí me sirve mucho para valorarlo, porque en realidad estás enseñando algo significativo y que no puedes tomar por sentado, que es lo que le pasa mucho a la gente, que al final de tanto entrar y explicar todos los días lo mismo, se quedan un poco, como que se anestesian de alguna forma. Y creo que verlo a través de los ojos primerizos de un turista que viene valorándolo con seriedad y con amor sirve mucho para que tú también lo aprecies.

Entrevista N&B a Ángela Laguna, divulgadora de patrimonio

P. ¿Has visto a gente llorar bajo los arcos? 

R. Yo he visto gente llorando, sí, sí. Y tomar la típica foto y decir, ya no tomo más fotos porque quiero retenerlo en mi cabeza y decir, esto se me queda para mí, para mi recuerdo. Y es algo que justo me pasó en el paritorio, que nos preguntaron las matronas si queríamos grabar el parto y mi marido y yo dijimos que no. Esto es una cosa para que se quede aquí. O sea, esto yo no lo voy a olvidar en la vida, tranquila que no, pero grabarlo todo y tomar fotos a todo porque sí, ¡uf! Delante de una cámara la actitud no es la misma, no actúas igual. Es el nivel de frivolizar, incluso con esos momentos tan íntimos, pues cuanto menos en una visita guiada. Y hay gente que no, que afortunadamente quiere quedarse con el recuerdo y alguna fotillo, pero ya está.

P. Y la última pregunta, por supuesto, obligatoria. ¿Tu rincón favorito de Córdoba? 

R. Me quedo con este patio, por ejemplo. A mí me gusta muchísimo porque es un lugar que precisamente no se abre siempre al público y cuando lo abren es como que lo disfrutas más porque parece como que lo has echado de menos. Otro de mis espacios favoritos, supongo que también por la facultad [de Filosofía y Letras], es la Capilla de San Bartolomé, un espacio que está en plena Judería, que tiene una historia muy interesante de cómo se desarrolla Al-Ándalus y toda la sociedad después de la conquista, que es un reflejo de esa sociedad en la Edad Media aquí en la península y un lugar en el que la gente no entra. O sea, ves pasar grupos y grupos de turistas y no, yo lo enseño con alguna agencia que me lo pide y, sobre todo, cuando hago la visita a la Judería no puedes pasar sin ver esa capilla mudéjar entre comillas porque es un espacio, ya digo, que pasa desapercibido y está en todo el meollo y es un remansito de arte magnífico. Para mí personalmente ese y la Sinagoga son dos espacios importantes, pero sobre todo la capilla de San Bartolomé es uno de mis espacios favoritos.

Entrevista N&B a Ángela Laguna, divulgadora de patrimonio
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