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Diario del Confinamiento | La Caye y el Charly

Charles Manson.

Juan José Fernández Palomo

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He visto a mediodía en la tele a Cayetana Álvarez de Toledo diciendo cosas. Es graciosa. Y por la noche, después de cenar, he visto un reportaje sobre Charles Manson y sus acólitos, “la familia”, como solían llamarse de manera tan entrañable.

En el documental de Manson hay declaraciones de sus adeptos, confesiones, más chicas que chicos, por cierto. Chicas y chicos jóvenes, guapos, ellas con los ojos claros y el pelo muy corto para la época, retozando en plena naturaleza, bañándose desnudos en pozas de río, todo grabado en color con ese grano tan chulo de las pelis amateurs de los sesenta.

Manson y “su familia” ya habían entrado en la mansión de los Polanski-Tate, en Cielo Drive, Los Angeles, y habían liado una buena sin motivo aparente. Lo que llamaríamos un “acto gratuito”, ya saben.

(Para que lo entiendan, en Córdoba lo más parecido a Cielo Drive o Mullholand Road es El Brillante)

Una chavalita pelicorta de ojos claros lo explica a cámara con un fusil de asalto en las manos, con frases entrecortadas, con toda naturalidad mientras se rasca o se despioja la cabeza.

Creo que la llamaban “sneaky”, porque jugueteaba con una serpiente como mascota.

También Cayetana Álvarez de Toledo descargaba su propia artillería unas horas antes en la misma tele de mi salón. Eso sí, sin despiojarse la melena, desde el atril del Congreso y con un discurso menos entrecortado y con cierto acento porteño, o algo así. Desconozco si Cayetana es rubia natural o no. Si la viera desnuda en una grabación casera bañándose en un riachuelo de California como las discípulas de Manson tal vez tendría más datos al respecto. Tampoco es muy importante, la verdad.

En el documental, naturalmente, salen imágenes de Charles Manson, antes y después de ingresar en la cárcel, en el juicio y tal. Y, saben qué: cuando le rapan el pelo en la prisión es clavadito a Paco Jémez, el entrenador de fútbol cordobés que –siempre, creo- entrena al Rayo Vallecano. Y siempre al ataque, descuidando la defensa, lo que los analistas de fútbol llamamos “equipos con el culo al aire”. Un poco como la familia Manson.

Acabó el documental, y harto ya de hacer extrañas analogías, apagué el televisor y me fui a la cama.

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