Casi 30.000 cordobeses viven en zonas de riesgo muy alto de incendio forestal

Casi 30.000 cordobeses duermen cada verano con un ojo medio abierto. La inmensa mayoría sabe que vive en una zona de riesgo muy alto de sufrir un incendio forestal, como los que este verano han asolado Galicia, Castilla y León, Portugal o Extremadura. Pero a diferencia de esas zonas, en la Sierra de Córdoba vive mucha gente y los desalojos que se producirían en caso de un fuego descontrolado son altísimos.

Este verano, la zona ya ha tenido dos sustos. El primero fue por el incendio de la Albaida, que quemó 84 hectáreas en el mes de julio y que por la noche estuvo cerca de remontar por el cortijo de Piquín hacia una de las zonas más sensibles de la Sierra. El Infoca logró pararlo poco antes de que alcanzase la carretera de Las Ermitas. El segundo fue en agosto en la zona del Desierto del Bañuelo. Un fuego que apenas quemó dos hectáreas provocó el desalojo de dos urbanizaciones por miedo a que se propagase. Nuevamente, la rapidez del Infoca y del grupo de voluntarios de pronto auxilio de Las Siete Fincas impidió una desgracia.

El Plan Local de Emergencias por Incendio Forestal (PLEIF) del Municipio de Córdoba es el instrumento de planificación local diseñado para afrontar la gestión de una emergencia asociada a un incendio forestal, tanto desde el plano preventivo como operativo.

Según el padrón municipal de 2021, la población empadronada en los núcleos de la Zona de Peligro asciende a 26.975 habitantes. Sin embargo, esta cifra es “sensiblemente inferior a la realidad poblacional” debido al alto porcentaje de segundas residencias, las variaciones poblacionales los fines de semana y durante la estación estival (cuando la diferencia de temperatura con el casco urbano atrae a la población cordobesa), y la concentración de personas por eventos especiales (como la Romería de Santo Domingo o la Feria de Cerro Muriano).

El plan reconoce la importancia de esta población no empadronada y propone una estrategia para corregir esta situación, facilitando información útil a través de la colaboración con los núcleos de población para actualizar la realidad poblacional a través de sus Planes de Autoprotección y un sistema de aforo del tráfico rodado en las vías de acceso a la Sierra para obtener un índice de referencia de la movilidad de la población hacia este ámbito. Una primera experiencia en julio-agosto de 2022 mostró flujos diarios de entre 2,195 y 3,354 vehículos en los accesos de Santa María de Trassierra, Cerro Muriano y Avenida San José de Calasancio.

Análisis del Riesgo por Incendio Forestal

Córdoba es uno de los municipios andaluces que más incendios forestales sufre anualmente. Entre 2011 y 2021, el 49.8% de las igniciones ocurrieron en la Zona de Peligro. La mayoría son conatos (no superan una hectárea), y la provincia de Córdoba no ha sufrido ningún gran incendio forestal (más de 500 hectáreas) entre 2000 y 2021. Casi el 80% de las igniciones tienen origen humano, siendo las principales causas la intencionalidad y la negligencia. Las actividades identificadas como posibles generadoras de incendios incluyen la densidad de población, el tránsito de personas, actividades agrícolas (cosechadoras) y tendidos eléctricos.

El PLEIF utiliza simulaciones para predecir el comportamiento del fuego, considerando variables meteorológicas (temperatura máxima, humedad relativa mínima, velocidad y dirección del viento) y modelos de combustible. Los escenarios de vientos de suroeste y oeste son los más frecuentes en verano, sumando el 85.8% de los días estudiados.

Se estima el nivel de daños potenciales que podrían sufrir las viviendas en la interfaz urbano-forestal, identificando tipologías (edificación aislada, núcleo disperso, núcleo compacto) y la distancia a la masa forestal. En la mayoría de los núcleos de población evaluados, la vulnerabilidad es alta en todo el núcleo de población, o al menos en sus zonas periféricas.

Las zonas con más riesgo

El Plan Local de Emergencias por Incendios Forestales (PLEIF) del municipio de Córdoba identifica áreas con diferentes niveles de riesgo de incendio, basándose en un análisis que considera el peligro, el riesgo histórico, la vulnerabilidad y la dificultad de extinción.

Las zonas de población específicas que presentan una pequeña área clasificada con riesgo “muy alto” son: Las Jaras, una zona al noroeste de Casilla del Aire-Agregados del Cobre, Castro Picón-Barranco del Puerto y las Siete Fincas.

La vulnerabilidad se define como el grado de pérdidas o daños que pueden sufrir la población, los bienes y el medio ambiente ante un incendio forestal.