Versos en la plaza
Una de las cualidades de lo público es que puede generar, si sus gestores así lo estiman y la ciudadanía lo demanda, proyectos que no están basados exclusivamente en la rentabilidad económica y el beneficio, en el interés privado o en la funcionalidad práctica inmediata. No siempre es así, claro está, pero a veces ocurre. Y ahora está ocurriendo, por raro que parezca. Aquí está, en la calle, en las plazas, en los autobuses, en diversos lugares de la ciudad, el hombre del paraguas cargado de versos, dando expresión a un amplio programa que toma como base la poesía y exige un importante gasto público en el que la práctica totalidad de sus actos son gratuitos.
No siempre ha sido así. La memoria y las hemerotecas son testigos. Hace casi veinte años, en 1995, al ganar el PP las elecciones planteó a bombo y platillo que había que acabar con proyectos superfluos (y qué más superfluo que la poesía) y una de sus primeras decisiones fue suspender los programas de poesía y libros que se celebraban en la Posada del Potro con el argumento, ¿les suena?, de la austeridad. Aquello era un despilfarro, decían, y además para cuatro gatos. Yo escribí a propósito un artículo que titulé “Malos tiempos para la lírica” en que denunciaba lo que me parecía un exagerado y estúpido atropello. Otra voces se alzaron también – recuerdo un artículo de Alberto Almansa- pero no hubo remedio y aquellos programas desaparecieron aunque, evidentemente, no los quefrutos soberbios que produjeron.
Ahora, afortunadamente, no es así. El gobierno del PP mantiene Cosmopoética, que celebra su novena edición. El otoño, que se presenta caliente y cargado de nubarrones, de recortes, de rescates y de pobreza (las alertas de Cruz Roja y los informes de Cáritas ponen los pelos de punta), trae también el aire fresco y la luz de los versos y Cosmopoética, con algunas variantes sobre ediciones anteriores, está ya en pleno desarrollo, desplegando sus diferentes acciones y actividades, lo que es una magnífica noticia.
Además esta edición, paradojas del destino, va a rendir un homenaje emocionado a aquellos programas de poesía de la Posada del Potro en los que “unas cuantas almas de Dios se reunían a intercambiar versos, amores, frustraciones y cosas del más acá”, como escribió Alberto. Almas de Dios por cierto que luego se han convertido, muchos de ellos, en magníficos poetas. El homenaje de centrará, como no podía ser de otro modo, en el principal artífice del Aula de Poesía, el profesor Pedro Roso y se celebrará, naturalmente, en la Posada. Será sin duda uno de los momentos más intensos y entrañables de estos días.
Nos felicitamos muy vivamente de que Cosmopoética esté aquí y que nos permita disfrutar de alguna de la mejor poesía del momento. Felicitamos a sus promotores, organizadores y patrocinadores que lo hacen posible.
Solo, antes de acabar, una pequeñísima objeción: echo de menos, y quiero tributarle desde aquí más sentido reconocimiento, a una persona que ha sido alma de las ediciones anteriores, que ha realizado siempre un trabajo callado, continuo e incansable, lleno de coraje y sabiduría y que este año, por torpes razones que no alcanzo a comprender, ha sido apartado y nadie ha contado con él. Todo el que conoce los entresijos y la gestación de Cosmopoética sabe que hablo de Javier Lucena. Gracias maestro.
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