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Los ruidos del otoño

Manuel Pérez

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Ya está aquí el otoño con bastante ruido. Ruido rotundo de manifestantes indignados y furia de policías porra en ristre. Ruido sordo de personas sin nada que ni siquiera protestan. Ruido estridente de nacionalismos airados. Ruido de fondo de rescates y naufragios. Demasiado ruido.

En Córdoba sin embargo el otoño llegó más tranquilo. Llegó con lluvia -que se marchó pronto- y con el rumor de los versos y las canciones de Cosmopoética que, entre sus muchos actos, nos dejó un emocionante encuentro con Pedro Roso en homenaje a aquella ya mítica Aula de Poesía de los primeros noventa que él dirigió, una lucecita que alumbró durante unos años y tan buenos recuerdos ha dejado.

Los versos, un alivio para estos días en que se nos amontonan los problemas y nos convertimos en los primeros en paro y los últimos en inversiones, y se extiende la sensación de ciudad deprimida y triste sin nada que decir. No es del todo verdad: en esta ciudad hay muchos problemas, bastantes inercias negativas, demasiada carga del pasado, mucha rémora, pero hay también gente, fuerzas y energías para hacer y decir cosas nuevas, luces para iluminar el otoño no solo de versos. Ahí están tantos creadores con talento generando actividad desde su trabajo diario, según nos dice Ángel Ramírez en La Caraba; gente que emprende tareas arriesgadas y necesarias (¿qué mejor ejemplo que este mismo diario y sus promotores?); iniciativas como Emplazarte, una forma creativa e inteligente de ocupar las plazas o el Festival de Cine Africano con métodos de trabajo y propuestas sugerentes y dignas de interés.

En el panorama social, tan sombrío (lo penúltimo, el golpe que se ha llevado Zoveco, ejemplar empresa de reinserción social) también hay respuestas que son verdaderas luces en la oscuridad. Por ejemplo, la batería de acciones que lleva a cabo la plataforma Stop Desahucios para enfrentarse a la clamorosa injusticia de los lanzamientos a la calle de los que no pueden pagar la hipoteca. Por ejemplo, la actividad de muchos trabajadores sociales, de asociaciones y de voluntarios que se dejan la piel en los lugares de la marginación. Es admirable la imaginativa y rica campaña Ahora más que nunca que desarrolla la Cruz Roja: empresas, colegios, entidades diversas y gente de la cultura y el espectáculo participan en estos “Antídotos (culturales) contra la crisis” como titulaba este periódico. Para que las instituciones tomaran ejemplo.

Por lo demás, los ruidos que la crisis (la Gran Estafa al decir de muchos) sigue produciendo cada día: el rosario de despidos en empresas varias y ahora también en el Ayuntamiento, el trato penoso que los Presupuestos Generales del Estado dan a Córdoba (de vergüenza ajena los califica  el presidente de los empresarios), quedando en agua de borrajas todos los proyectos anunciados hasta ahora, el recorte del  40% los en los recursos económicos que el Gobierno transfiere a los Ayuntamientos para financiar los servicio sociales básicos...

Para qué seguir. Son, efectivamente, ruidos de este otoño. A ver si conseguimos que no se queden para siempre.

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