Las maravillosas galletas “digestive”
¿Quién no ha pensado que las galletas “digestive” tienen propiedades beneficiosas para la salud?
La industria es conocedora de nuestra gran apetencia por el dulce y para ello crea productos procesados envueltos bajo un halo de salubridad. Hoy nos dedicaremos a quitarle la careta a estas galletas que, por cierto, están muy bien promocionadas por expertos en marketing.
Para colarnos tan poco beneficioso producto en nuestros carritos de la compra les atribuyen propiedades que las distinguen del resto de las galletas con el objetivo de que creamos que son similares a una manzana. En realidad, son bastante parecidas a las galletas María que ya aclaramos que son bollería industrial, al igual que el pan de molde, los sobaos, berlinas y demás.
Su nombre se remonta al siglo XIX cuando en su receta original incluyeron bicarbonato de sodio, que suponía que ayudaba a disminuir la acidez estomacal, y un alto contenido en harina integral lo que las hacía buenas para el tránsito digestivo. Sin embargo, el bicarbonato pierde sus cualidades digestivas cuando se activa con el calor, y respecto a las harinas integrales no hay nada más que ver la lista de ingredientes de cada una y darnos cuenta de que ninguna ocupa un 100% en la composición. Si tienes acidez, toma bicarbonato de toda la vida y no una galleta.
Ante la publicidad engañosa, los fabricantes están obligados a aclarar los aspectos que nos llevan a confusión, por lo que en la parte trasera de la caja aparece la frase "La palabra digestive no significa que la galleta contiene características digestivas" o "La palabra "digestive" es el nombre inglés original y no significa que la galleta contiene características dietéticas digestivas". Es decir, que si no estamos un poquito atentos sucumbimos al timo de la estampita y señores, no tenemos el derecho a la queja porque tienen leyenda aclaratoria.
¡Ojo! que aparecen en algunas dietas de cajón derecho o izquierdo incluidas en el desayuno o en la merienda. Si ven esto, sustitúyanlas por una pieza de fruta o un puñadito de frutos secos.
En este mundo “digestive” también han ido surgiendo variedades como las “sin azúcar”, que son edulcoradas con polialcoholes que además de dañar nuestro hígado, destruyen la flora intestinal, y el resto de sus componentes son iguales a las originales. Es una forma de parchear el producto para llegar a otro estrato de la población. Y digo yo, que más buenos están un plátano, unas nueces, una naranja con un poco de chocolate negro, o esporádicamente galletas caseras como las que incluí en el artículo “cocinando todos juntos”.
En resumen, si quieren percibir mejoras digestivas en su organismo tomen infusiones digestivas; no coman como pavos y mastiquen un poquito más; eviten las bebidas azucaradas y carbónicas y los postres ricos en grasas, azúcares y bizcochos.
¿Quieres comer mejor? Empieza por quitar menos envolturas y más cáscaras.
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