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Peralte a la `morantiana´

Víctor Molino

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La pasada feria taurina no sólo deja un balance positivo. Al margen de la calidad artística desplegada durante la mayoría de los días, el serial ha regalado una de las anécdotas más curiosas, por su singularidad, de los últimos años.

Todo se remonta a lo días previos a la actuación del torero sevillano José Antonio “Morante de la Puebla”. En las jornadas anteriores, miembros de la empresa que regenta Los Califas andaban algo preocupados por un aspecto convertido, posteriormente, en demanda.

El entorno del diestro se había preocupado antes de su llegada a Córdoba por un matiz taurino que casi siempre pasa desapercibido. Se trataba del peralte de la plaza. Para sorpresa de muchos, el círculo del torero preguntó por el grado de inclinación que existe dentro del ruedo de manera insistente.

Se da la circunstancia de que la plaza de toros cordobesa goza desde hace unos años de uno de los mejores pisos de España. El trabajo realizado sobre el albero y la inversión destinada ha permitido que ante grandes aguaceros se produzca una filtración y drenaje proporcionalmente inversa a la llovida.

La plaza cordobesa, con un diámetro de sesenta y dos metros, tiene un grado de inclinación desde la boca de riego y hasta las tablas que en la zona central es de un uno por ciento.

De la misma manera, según los responsables del coso, hay una zona donde el porcentaje sube un dos por ciento, por lo que, en su zona más peraltada, el albero de los Califas llega a tener un tres por ciento, que es junto a las tablas (misma inclinación que el acerad y que cualquier carretera).

Al parecer, el entorno del torero no estaba muy tranquilo tras conocer estas medidas. Por algún motivo, dicha inclinación que oscila entre el uno y el tres por ciento, podría influir en la forma de recibir a las reses e incluso en la de torear.Tanto es así, que en algún momento se llegó a solicitar la crecida de la zona más próxima a los burladeros.

Los responsables de Ramgueratauro, con la intención de solventar el posible inconveniente, se pusieron en contacto con la sociedad accionarial del coso, propietaria del inmueble, con la intención de contemplar posibles alternativas para que el torero no anduviera incómodo.

En alguno de los momentos y ante la particularidad de dichas circunstancias, cabe tener en cuenta que piso está en perfectas condiciones y que sobre él ya habían toreado otros espadas antes de la llegada de Morante, la persona que demandaba la rectificación del peralte habló con uno de los máximo responsables de la propiedad.

En dicha conversación, según ha trascendido, se llegó a poner en tela de juicio la propia participación del matador aunque, ambas partes consensuaron una adaptación para que esa circunstancia no se produjese, como así fue.

La tarde, histórica por el calado, se recordará por la hondura, profundidad y magia visionada, pero también por el hecho de que el torero trabajó sobre un piso algo rectificado que se podría catalogar como de peralte  a la morantiana.

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