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Trabajo de gratis

Víctor Molino

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Este es un mensaje para aludidos. Sólo para aludidos. A ver, si quiere trabajar, trabaje, si es que puede, pero no lo haga gratis. Sepa que por hacerlo va a ganar enemigos y, además, perderá el tiempo, el suyo y el del prójimo.

Que sepa que su tiempo no se lo van a devolver. Nunca. El de los demás, tampoco. En estos tiempos de crisis, resulta extremadamente dañino que, con la poca oferta laboral existente, todavía haya individuos sumando un día tras otro horas extra sin remunerar.

Esta circunstancia, que de manera directa sustrae empleabilidad a su homólogo, debería de estar penada. A ver, empleado sin empleo, que lo que está haciendo es malo. Es muy malo. Deje de creerse que va a heredar parte de la empresa en la que cree realiza actividad.

Usted es un número sin asignación. Es un código tan insignificante como irrelevante para su superior. Es una víctima del caradurismo. Si un jefe confía en usted, que le contrate o que le abone las horas extra. No se deje engañar. No se engañe usted mismo.

El día D, como les ha ocurrido a otros tantos, recibirá la misma patada en el trasero que el mejor o el peor de los que se le parecen. Créalo, la misma. Sólo que a usted le dolerá más, porque se dará cuenta de que las horas que ha regalado le han restado vida.

De la misma manera, si tiene la intención de trabajar de más, no sea imbécil, dedíqueselo a usted mismo. Emprenda esa andadura sólo o acompañado, pero no se la conceda a quien no le conoce tanto como para contratarle.

Tenga claro cuáles son los derechos de los trabajadores empleados que tiene a su lado y póngalos en la misma balanza en la que usted pesa su valía. Intente no confundir el concepto prácticas con el concepto empleo. Porque no es lo mismo.

Si considera que abusan de usted, hágalo constar y póngale precio a su tiempo, pero que sea un precio real. No le pise el trabajo a su compañero de mesa, a su colega, intente aplicar el código deontológico como merece.

No pique en el anzuelo del “es una manera de entrar aquí”, porque directamente estará fuera. Tarde o temprano se enterarán de tu tropelía para con la profesión. Tendrá que buscarse otra (doble trabajo, por tanto).

Piense bien lo que realiza porque si deja de hacerlo puede abandonar ese puesto virtual, pero si continúa, dejará que otro no pueda desarrollar esa labor a su precio. Que la crisis no le empuje a la desesperada.

El término de gratuidad vulgariza el servicio, que no el producto. Métaselo en la cabeza, por favor. Piense que está haciendo un mal uso de sus propias cualidades. Reconózcase como un necio cegado por el oportunismo coyuntural.

Tenga claro que esto no es un decálogo, es la verdad. Tenga claro que está identificado, que la gente no es tonta. Usted, sí. Disculpe por la insistencia, usted, sí. Deje de jorobar. Deje de hacer lo que hace gratis, que usted es un profesional. No se empeñe en parecer lo contrario, ¡so tonto!

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