Resignados
Con estupor y, sobre todo, pena. Eran las 21:15 de anoche cuando el que escribe, acostumbrado a echar el antepenúltimo vistazo a la prensa digital cordobesa se topó en la portada de este periódico con el titular “Una mujer increpa al alcalde y a la ministra en una entrega de viviendas”.
La noticia, una más de las que se podría pensar que habitualmente se vienen sucediendo como consecuencia de la bestial crisis que se vive, adquirió especial relevancia por un hecho demasiado importante como para pasarlo por alto. Que el hecho noticioso en sí tuvo como protagonista a una abuela que, con su nieta en brazos y a la desesperada, denunció un presunto desahucio sobre su hija.
La demanda de la señora, con un testimonio desgarrador que adivina una desesperanza evidente en su contexto familiar, refería entre gritos que “hay padres que no disfrutan de sus hijos”; que su hija no para de trabajar; y que ésta va a ser invitada a abandonar su propia casa.
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