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El ‘resort’ de los perros en vacaciones: el auge de las residencias caninas en verano

Un perro en un parque en verano.

Carolina Moreno

26 de julio de 2025 20:27 h

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Con la llegada del verano hay un miembro de la familia que no siempre puede ir de vacaciones con sus dueños: el perro. Aunque esta realidad está cambiando, no todos los destinos ni alojamientos permiten mascotas. Ante esta situación, cada vez más propietarios recurren a las residencias caninas como solución. Estos espacios están pensados para que, mientras los humanos disfrutan de la playa, la montaña o algún viaje al extranjero, los perros también tengan su propio descanso, con paseos, juegos y atención personalizada.

El verano, junto a la época de Navidad y festivos, es el momento en que más aumenta la demanda de residencias caninas. Y, en estos meses de verano, el periodo que suelen estar allí los perros está entre una y dos semanas, explican a Cordópolis desde algunos de estos centros para mascotas, como Rastadog y Séneca.

Los cuidadores optan por una atención personalizada las 24 horas del día. Los perritos dan tres paseos al día, tienen una alimentación natural y actividad diaria “que no tienen en sus casas”, en el caso de Rastadog. Como exponen desde la residencia Séneca, sacan a pasear a los canes “de uno en uno”.

Aunque, hay ocasiones en las que saca a tres o cuatro juntos: “Hay pandillas de perros que coinciden en las vacaciones, se conocen y se llevan bien”. Los espacios al aire libre son esenciales para la estancia de los perros en este periodo y se asegura que “todos estén bien y que disfruten de un buen paseo”, puntualizan desde la residencia Séneca.

Contacto humano

Estos profesionales destacan que los perros que viven en interior lo que necesitan es el contacto humano, no que los dejen sueltos en un descampado. “Nosotros buscamos el bienestar de los perros, los tratamos como si fueran de nuestra propia familia”, afirman en Rastadog.

Esta idea de contacto personal es importante, puesto que, algunas mascotas, cuando se quedan en estos particulares hoteles para perros, alejados de su ambiente cotidiano, sufren ansiedad o estrés. Se les realiza un control previo para ver si van a adaptarse bien al lugar. “Antes de que vengan los perritos nosotros hacemos una evaluación de comportamiento. Los que pueden tener ansiedad, o sus dueños nos avisan sobre ello, se quedan previamente en nuestra guardería para que la integración sea progresiva”.

Imagen de dos perros en el campo

En el caso de la residencia Séneca, que tiene una capacidad para 60 perros, explican el consejo que siempre les dan a los dueños de perros propensos a sufrir ansiedad por separación: “Lo mejor es que los dejen primero un fin de semana, para que prueben”.

Además, siempre se está en contacto directo y constante con los dueños. Incluso, se les manda informes sobre cómo ha pasado la noche su mascota y también les envía fotos y vídeos. Asimismo, al final de la estancia de los caninos, los dueños reciben un dosier realizado por los adiestradores, señalando puntos que se deben mejorar en casa, como vínculos con otros perros y con personas o hábitos.

Alternativas a las residencias caninas

Una alternativa a las residencias caninas son los cuidadores particulares. Además de familiares que acepten quedarse con el peludo, hay personas que se ofrecen a cuidar de los perros en sus propias viviendas. Encontrar a personas de confianza para dejar a los caninos puede ser un quebradero de cabeza, por eso, existe, desde 2012, Gudog, una aplicación que muestra residencias, guarderías o paseadores de perros cerca de una determinada población.

Jaime, un joven de 21 años, cuidó al perro de sus tíos, Titán, porque preferían que estuviera con alguien de la familia. “Titán estaba enfermo, tenía vómitos y no se fiaban de dejárselo a un desconocido o en una residencia”, ha explicado. Sus familiares, que se fueron unos días a la playa, no podían llevarse al perro porque el hotel no permitía mascotas.

En esos días, este cuidador de la familia se mudó a la casa de sus tíos para poder estar con el can las 24 horas del día. “Paseaba al perro tres veces al día, un paseo más largo por la mañana, uno corto al mediodía, porque hacía mucho calor, y otro largo por la noche”.

Y entre la fórmula de la residencia o el cuidador personal, también ha ganado importancia en los últimos tiempos la práctica del pet sitting, que es el intercambio de casa, en cualquier parte del mundo, con la condición de que los inquilinos temporales cuiden de las mascotas.

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