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Juicios

Víctor Molino

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El caso Bretón está a punto de llegar a su fin. Pero, a la vez, también a su principio. En apenas tres días comenzará la acción judicial más mediática de la historia de Córdoba. Un proceso que volverá a recrear uno de los sucesos más nocivos que se han vivido en los últimos meses en el seno de la sociedad española.

Recordar las fotografías de Ruth y José conmueve a cualquiera. Ver a su madre, Ruth, durante todo un largo peregrinaje por el sendero de la esperanza y que finalmente concluyó en la mayor de las desgracias, da mucho que pensar. Sobre todo porque su sufrimiento ha ido acompañado de contrastes.

Comprobar cómo la imagen de quien presuntamente le había arrebatado a sus hijos para siempre aparece día tras día en la televisión, en la radio, en la prensa o en internet no debe ser plato de buen gusto. Máxime cuando lo hace al lado de las víctimas, sus hijos.

Afortunadamente, y a la vez, desafortunadamente, por lo que supone en sí el procedimiento, a Ruth le queda menos para que las fotografías de sus hijos no vuelvan a salir nunca más junto a las de su padre. Ruth está a un paso de eliminar el peor recuerdo de su vida de las del resto.

Aunque para ello, aún cabe cumplir el protocolo. El proceso judicial de José Bretón volverá a dejar aperturas de noticiarios, portadas de periódicos, sonidos de cabecera. A la vez, volverá a regar con frases seleccionadas de por sí contenidos de mañana, tarde y noche.

Ruth tendrá que volver a escuchar y ver imágenes que se intercalarán con secuencias de la peor etapa de su vida con instantes familiares en los que ella misma aparece con sus hijos e incluso con su ex marido. Sólo de pensarlo entran naúseas.

En las próximas semanas, la bola mediática engordará día a día para informar de hasta la tontería más bajuna informativamente con el pretexto de contextualizar la identidad del daño causado. Ruth y su familia, inevitablemente, entrarán en dicha vorágine. Nadie podrá evitarlo.

El proceso judicial, en esta ocasión, más pronto que tardo, formará parte de un espectáculo para el que se ha previsto un dispositivo especial en el que de antemano la prensa cuenta con su dossier propio.

Las noticias sobre el asunto Bretón se sucederán hasta que haya una sentencia firme. A partir de ahí, todo se olvidará pese a que algunos recuperen la efeméride de manera conyuntural. De este tiempo a otro, Ruth Ortiz caerá en el olvido, mientras que José Bretón será noticia cuando pueda salir de prisión.

Porque a estas alturas nadie duda de que el presunto autor de la desaparición de los menores irá a la cárcel. El morbo reside en ver si le puede caer la condena más larga o si, por el contrario, reduce años de cárcel. Ahora toca esperar al juicio. Al que se lleve a cabo en la sala y al que se desate fuera de ella a partir de show mediático. Juicios al fin y al cabo.

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