Salvador Secilla, activista contra la ludopatía: “El juego es una droga que meten con el móvil en el bolsillo”
La Asociación Cordobesa de Jugadores en Rehabilitación (Acojer) fue en 1988 la entidad pionera en Córdoba, Andalucía y España en el tratamiento de la ludopatía. Aquí acudían, sobre todo durante sus primeros años de trayectoria, personas adictas al juego de todo el país y, desde entonces, esta entidad ha atendido a unos 7.000 pacientes y a sus familias.
Salvador Secilla es desde hace 15 años el presidente de Acojer. Cuenta que, después de haber sido él mismo paciente, se involucró en la asociación para devolver de alguna manera lo que habían hecho por él. Y en ese empeño sigue, con toda su experiencia y viendo cómo a la adicción a los juegos de azar clásicos se suman ahora adicciones a videojuegos, a la pornografía por internet, a las apuestas on line o a las criptomonedas, entre otras.
En esa evolución de la ludopatía, da la voz de alarma respecto al auge de los últimos tiempos y a la edad de los jugadores que llegan a las puertas de Acojer, cada más jóvenes, incluso menores. Y de todo ello habla en esta charla con Cordópolis, poniendo el acento en que la adicción al juego es una enfermedad reconocida como tal por la Organización Mundial de la Salud, que destroza vidas y familias, pero que en buena medida se mantiene invisible y sigue teniendo un estigma social.
PREGUNTA (P). La Asociación Cordobesa de Jugadores en Rehabilitación (Acojer) fue en 1988 la entidad pionera en Córdoba, Andalucía y España en el tratamiento de la ludopatía. ¿Cómo empezó todo?
RESPUESTA (R). Bueno, Acojer nace en otra entidad cordobesa muy conocida como es Acali (Asociación Cordobesa de Alcohólicos Liberados). En Acali se dan cuenta de que el paciente, al dejar el alcohol, se vuelca en el juego. Se dan cuenta de que, cada día, van a más, a más y a más. Entonces, hay un médico, Román Fernández Alepuz, que se da cuenta de eso y separa el tratamiento de la adicción al juego de la del alcohol.
Con varios informes, estudios y al habla con expertos de Estados Unidos, se comprueba que esto es una enfermedad. Y eso no es que lo digamos nosotros, eso lo dice la Organización Mundial de la Salud. Entonces, de ahí es de donde sale Acojer. Los primeros pacientes con ludopatía empiezan a pasar terapia en Acali, hasta que nos independizamos. Nos fuimos a la calle Doña Berenguela, nos dieron nuestro pequeño local y allí empezamos. Y cuando empezamos, viene un boom. ¿A qué me refiero con un boom? Pues el boom es que viene gente de todo España al ver que en Córdoba trataban eso (la ludopatía).
Yo te puedo decir que aquí han venido de Mallorca, del País Vasco, gallegos, canarios... de toda España. Precisamente ahora, uno de los que se recuperaron aquí en Córdoba es el director técnico de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados.
La adicción al juego es una enfermedad y es crónica
P. Porque, claro, no había nada similar en ningún otro punto del país...
R. No había nada, porque eso no se conocía. Se han rehabilitado en Córdoba mucha gente, mucha. A raíz de crear la entidad en Córdoba, se crearon también en Sevilla y Málaga. Y con esas tres entidades se funda la Federación Andaluza. El primer presidente fue Román Fernández, precisamente. Y posteriormente abrimos la Federación Nacional, en Leganés (Madrid). Y ya después se hizo el resto de la expansión.
P. ¿Y cómo fue el trabajo en esos primeros años?
R. Pues fue muy duro, muy duro. Cuando nosotros empezamos en esto, decían que éramos cuatro chalados y esto no iba a llegar a ningún lado. Pero fuimos cabezones, fuimos machacones, hasta que ya conseguimos hablar con la Junta de Andalucía y fueron reconociendo esta enfermedad, esta patología.
Costó mucho trabajo y muchos años, porque siempre nos dijeron que éramos cuatro locos. Pero esos cuatro locos, ha llegado el día de hoy y en Córdoba llevamos atendidas unas 7.000 familias, desde 1988.
P. Y personalmente, ¿cómo entra aquí y qué le motiva a seguir dedicando su tiempo a luchar contra la adicción al juego?
R. Pues mira, yo entré porque tenía que agradecer la labor que hicieron conmigo. Tenía que agradecerla de alguna manera. Y como gente fuera con este problema, por desgracia, hay mucha... a esa gente había que acogerla y ¿quién mejor entiende a un paciente que otro paciente?
Entré y después, hace 15 años, me proponen quedarme con la presidencia y hoy sigo, porque es una labor que, aparte, me satisface el ayudar a la gente, porque sé lo que es eso. Sé lo que se pasa, lo mal que se pasa. Es una enfermedad que es ruinosa.
Por eso, cuando muchas veces me dicen ¿Qué es peor, el alcohol o el juego? Digo, para mí el juego. ¿Y eso, por qué? Lo voy a explicar. En el juego te puedes gastar 8.000, 10.000, 12.000, 14.000 euros... todo lo que tengas. Y para el alcohol con 50 o 60 euros pues ya... Por eso para mí es más ruinosa la enfermedad del juego.
Y luego, una penosa ebria se nota y una persona que se ha gastado 2.000 euros jugando, no se nota.
P. Actualmente, ¿cuál es la función principal de la asociación, cómo funciona ese proceso de atención a las personas que lo necesitan?
R. De un lado, tenemos dos teléfonos y la web, las personas que tienen un problema con el juego contactan con nosotros, nos llaman y la primera entrevista se la hace un monitor rehabilitado o un familiar rehabilitado. ¿Por qué? Porque se identifican con ellos. Luego se le hace su acogida, se les exigen unas condiciones y después pasa a terapia.
Existen tres ciclos de terapia: iniciación, intermedia y mantenimiento. Y una psicológica individual. Contamos con un psicólogo y con una trabajadora social, para hacer cualquier informe que se necesite.
A Córdoba han venido a tratarse adictos al juego de toda España
P. Entiendo que la voluntad de cada persona es esencial para llamar a la puerta y pedir ayuda.
R. Sí, claro. El primer motivo de pedir ayuda aquí en esta entidad es el económico. Porque se ha gastado todo su dinero, todo su capital. Aquí han llegado pacientes que han perdido empresas, que han perdido su familia, que han perdido su vivienda y están endeudados hasta arriba.
Luego, nosotros lo que buscamos es recuperar a la persona. Porque sí te garantizo que todo ludópata es muy buena persona y muy buen trabajador; pero tiene una cosa: no sabe decir que no.
P. Y ese tocar fondo es lo que hace que lleguen hasta aquí.
R. Tocan fondo muchas veces. Hoy en día, tenemos algo diferente a hace cuestión de diez años. Hoy el paciente viene más con la familia, padre, madre, que antes. Antiguamente, era más bien el matrimonio. Pero, ¿por qué? Porque la edad del paciente ha bajado mucho. Antes eran de 50 y tantos años y ahora tenemos que de 30 a 41 es donde está la cresta.
P. Siempre se habla de si hay un perfil o cualquier persona puede caer en la ludopatía. ¿Cuál es vuestra experiencia después de esos 7.000 pacientes y sus familias?
R. Yo siempre lo acoto al dinero fácil y me voy a explicar. El dinero fácil es cuando uno echa una moneda y le tocan 50. ‘Esto es una bicoca’, dicen. Y si tienen la autoestima un poquito baja, ven esa bicoca, piensan 'cincuenta euros todos los días...'
Pero el negocio del juego lo hacen para ganar dinero, no para dar dinero. Y, entonces, ese echar una moneda un día, mañana, otro día, otro, otro...esa es la pelota que se forma y si no sabes decir que no. Y ahí te coge. Y ya empiezas a pedir dinero, ya empiezas si hace falta a hacer hurtos... Porque sobre el perfil, aquí tenemos personas de estatus social bajo, medio y alto.
P. ¿Y hay algún denominador común en esas personas que necesitan ayuda por la adicción al juego?
R. Yo me refiero a veces a la discusión como excusa. El jugador busca la discusión para salir a jugar, él la provoca, para salir a jugar. Con la pareja en caso de parejas. Pero es una excusa. Porque quien juega es porque le gusta el juego, pero la excusa existe. ‘Es que yo he discutido con mi mujer, yo he discutido con mi padre, yo he discutido en el trabajo...’ Eso son excusas. Tú vas a jugar porque te gusta jugar. Punto. Porque si discutes con tu mujer, en vez de irte a jugar, vete a coger espárragos o vete a ver escaparates. ¿Por qué no te vas? Porque no te gusta. Lo que te gusta es el juego. Te gusta el riesgo y ahí vas.
P. ¿Cuál es el papel de la familia de una persona ludópata?
R. Es fundamental. La persona que viene aquí sola le cuesta mucho más trabajo, bastante, mucho más. El familiar es el que le va a administrar el dinero ahora y el que le va a pedir cuentas, que es lo que se le pide aquí: el compromiso de que quiera dejar de jugar. Pero el primero que tiene que ser consciente es el enfermo. Si (un ludópata) no está mentalizado en dejar el juego, milagros no hay.
Esto no es como con el alcohol que te puedo dar una pastilla y no puedes beber. Esto es todo psicológico y te tienes que mentalizar tú. Y luego está el seguimiento que llevamos aquí y, sí, tú sales. Nosotros tenemos aquí más de un 80% de personas recuperadas de la adicción al juego, que es un buen dato de recuperación.
P. Y la familia tiene que ir acompañando...
R. Claro, claro. La familia, lo primero que se siente es decepcionada, porque cuando se enteran del problema, la confianza se pierde. Yo se lo digo a los pacientes: es que ya no confían. Y tú no trates que, en un mes, después de lo que tú llevas años haciendo, te den la confianza. La confianza no es una cosa que se da ni se pide, se ve. Y cuando tú vayas cambiando, ya te darán esa confianza. Pero antes no.
Los salones de juego cerca de centros educativos están cazando niños
P. ¿Qué diría que lleva a una persona a sufrir ludopatía?
R. Manejan mucho dinero, son mentirosos compulsivos, tienen muchas horas de calle y poca responsabilidad en su casa. Yo creo que esas cosas son las que se conjugan al final.
P. ¿El juego es una droga?
R. Sí, señor. Una droga que es una droga legal. Es una bomba que nos han metido en el bolsillo. Y revienta. El móvil es bueno y malo, tenemos todo lo bueno y todo lo malo. Hoy el apostar desde un móvil no cuesta nada. No tienes que ir a un salón de juego, no tienes que ir a un bingo, a un casino... Lo puedes hacer desde tu casa. O desde el ordenador.
Por eso es digo que es una bomba, que tiene que reventar. ¿Cuándo va a reventar? Esto va en auge. Nosotros, ahora mismo, aquí atendemos a 283 personas. Tú súmale las familias a eso. Y hay muchos más en la calle. Aquí es raro el día que no vengan un par de personas o tres pidiendo ayuda.
A esto hay que darle una solución, que hemos exigido nosotros desde la federación andaluza y yo el primero: pero las casas de apuestas y todo esto es una pescadilla que se muerde la cola. Esto genera mucho dinero en impuestos.
P. El juego es una adicción, ¿pero como sociedad lo vemos así?
R. No, no lo veo que sea así. La sociedad está concienciada cada día más, porque cada día hay más información, pero todavía está señalada la persona, hay un estigma social.
P. ¿Y qué pasos hay que hacer para evitar eso?
R. Pues concienciar y concienciar. A base, como hacemos, de muchos 'Día sin Juego', machacar mucho en las entidades públicas y difundirlo con publicidad, pero cuesta, cuesta mucho. Tienes que ver quién hay enfrente. Los operadores de juego son gente muy fuerte. Eso es David contra Goliat, como no tengas suerte y le pegues una pedrada...
En estos días, Barcelona ha suspendido las licencias para casas de apuestas. ¿Y aquí por qué no podemos? Si aquí lo que queremos es que siquiera se vayan a 500 metros, sacarlo fuera.
P. ¿Esa es la demanda a las administraciones?
R. A las administraciones les demandamos herramientas. Nosotros tenemos un pequeño concierto con la Junta de Andalucía, tenemos un programa con la Diputación y el Ayuntamiento, pero nos quedamos muy cortitos; para la demanda que tenemos, estamos muy cortitos. Necesitamos herramientas, que vengan y vean lo que hay.
Y en cuanto a legislación, dijeron que con cien metros de distancia (de un salón de juego a un centro educativo) era bastante. Tú observa cómo siempre un salón de juego está lo más cerca posible de un centro educativo. Lo más cerca posible. Están cazando, a niños con 18 años que les dicen que le van a dar 20 euros y le van a pagar un refresco.
Observa dónde los ponen, lo estudian muy bien. Esa es nuestra denuncia: la persona que quiera jugar, llévatela a un polígono, no se lo pongas ahí al lado de un instituto.
P. Y luego está la publicidad del juego y las apuestas, con referentes que a ojos de cualquier joven son un anzuelo.
R. Sí, tú observa que quienes han hecho este tipo de publicidad siempre son líderes. Son gente muy líder. Y si un joven ve que esa persona promociona apuestas, dirá que eso no tiene que ser malo.
El principal interés para no acabar con los juegos de azar es el económico
P. Hubo una prohibición de esa publicidad en determinados horarios...
R. Hubo un ministro que ya no está, Alberto Garzón, que la prohibió hasta las doce de la noche, pero lo recurrieron. Entonces, si por ejemplo tú vas a ver un partido de fútbol, ves de todo menos fútbol. Y pom, pom, la publicidad machacona.
P. Esto no ayuda en nada a que el luego y la ludopatía sean vistos como un problema, como una enfermedad, ¿no?
R. Claro. Tú le dices a una persona: ‘Juega responsablemente’. Tú piensa eso un poquito. O a un alcohólico le dicen: ‘Bebe moderadamente’. No, si es que no pueden jugar. No debe de jugar. Porque el jugador lo que intenta es cambiar su hábito y olvidar el juego. Si le dices ‘juega responsablemente’, yo no lo entiendo.
P. ¿Qué intereses hay para no acabar con el juego de azar y las apuestas, que generan una enfermedad como la ludopatía?
R. Yo creo que el interés principal es el económico.
P. ¿Porque el Estado obtiene beneficios de ello?
R. Sí, el Estado y la Junta de Andalucía porque las aperturas de los salones son su competencia....Políticamente no les interesa que se quite esto. ¿Y qué podemos hacer? Yo les diría, lo primero, sácalos fuera (de la ciudad) y, luego, compensa. ¿Por qué sí se dice que el tabaco mata? Por una sencilla razón: porque las consecuencias (gastos) de las enfermedades que acarrea el tabaco son mayores que los impuestos (ingresos). Fíjate la publicidad: El tabaco mata. Pero el juego no, ¿por qué? Porque no se ve, es psicológico.
P. ¿Quiere decir que las consecuencias de la adicción al juego no suponen ninguna merma a la administración?
R. Claro.Y entra mucho dinero, ingresan mucho dinero. Tú no les puedes quitar la gallina de los huevos de oro.
P. Hace años se relacionaba el juego con la palabra ‘vicio’ y quedaba orillado quien jugara y pudiera tener un problema de adicción...
R. La gente todavía no está concienciada de que eso es una enfermedad y es más fácil decir que es un vicio, que ese tío es un vicioso, que se ha gastado el sueldo de su casa. Decir es un vicioso, o esa persona es una viciosa.
Quien dice eso no sabe que esa persona tiene un problema, que esa persona no quiere gastarse ese dinero porque que sabe que en su casa hace falta, pero tiene una cosa que puede con él y que es la enfermedad.
La edad de los adictos al juego ha bajado mucho, tratamos incluso a menores
P. ¿Hace falta más legislación para impedir el acceso de los jóvenes al juego? Decíamos que tenían al alcance de su mano un salón de juegos o las apuestas en el mismo móvil...
R. Totalmente, totalmente. Como te he dicho, para evitar el acceso, llévate los salones fuera, a un polígono. Hay que sacarlos fuera. Y sobre internet, si tú vas al colegio, ¿para qué quieres el móvil? Vas a aprender, a estudiar...deja el móvil. Yo creo que el móvil es una bomba.
Hay que saber usarlo. Porque hoy vemos que cualquier chaval, que tiene un móvil de alta gama -porque los padres somos así, compramos el nuevo y ese para el niño y el viejo para el padre-, se echa una foto, se cuelga en internet, y se sabe cómo eso corre y no hay quien lo pare.
P. Hablando de chavales, precisamente, me decía antes cómo había bajado la edad de las personas con adicción al juego.
R. Antes la mayoría eran personas de 50 años y ahora están entre 30 y 40. Y de edades inferiores, de 20 a 30 por supuesto. Y de ahí pasamos también a menores, que siempre tratamos con las familias.
P. ¿Por qué llegan los menores aquí?
R. Por los videojuegos. Son fracasos escolares. Si un niño se tira diez, doce o catorce horas con un videojuego...ahí hay algo. Ese tiempo no lo usa donde debe. Además, los videojuegos los ponen agresivos. Los niños con el videojuego se ponen agresivos. Hemos contemplado cómo un abuelo ha querido quitarle el videojuego al nene y pegarle este una patada al abuelo, se pone agresivo. Y el problema con el juego se está abriendo a edades más cortas, más tempranas.
Y luego también notamos diferencia con las mujeres. ¿Qué le pasa a la mujer? Parece que es más vergonzosa a la hora de pedir ayuda. No sé por qué. Aquí tenemos a varias, pero es más vergonzosa. Y ahí también está el estigma, porque todavía la sociedad no está concienciada. Esto es algo que le puede tocar igual a una mujer que a un hombre. Pero vemos que le cuesta más trabajo pedir ayuda a la mujer que al hombre.
P. Siguiendo el tema de los menores, ¿son la presa más fácil para la adicción al juego?
R. Sí, sí, claro. Pero, a veces, yo la culpa se la echo a los padres. Porque el padre, para que el niño se calle dice: Toma el móvil. Y el niño se acostumbra, nosotros mismos los hemos acostumbrado a los videojuegos. Por supuesto, los niños tienen que jugar un cierto tiempo, pero no perder ese control.
P. ¿También están tratando otros tipos de adicción, que tienen que ver con las redes sociales o la pornografía?
R. Sí, aquí tenemos adictos al porno. Adictos al sexo. También tenemos adictos al trabajo, a las compras compulsivas. Y tenemos adictos a las criptomonedas. Llevamos ya dos o tres años con este tema de las criptomonedas, que es algo muy serio, de gente que se arruina. Y son cordobeses, gente de Córdoba.
P. ¿El propio uso de pantallas puede generar en sí misma una adicción? ¿Lo están viendo?
R. Sí, claro, por el tiempo de uso. Aquí, cuando empezamos con la terapia se apagan los móviles, porque si no se apaga se está siempre pendiente de él.
Hay niños que se tiran doce o catorce horas con los videojuegos
P. El móvil con acceso a internet para poder jugar que decía es esa droga que nos han metido en el bolsillo...
R. Sí, sí. La droga nos la han metido. O una bomba silenciosa, como lo quieras ver. Porque con el móvil lo tienes todo, para lo bueno y para lo malo, y ahí tienes pornografía, por ejemplo. Es una bomba. Ahí lo tienes todo y ¿eso en el bolsillo qué es?
P. ¿Siempre nos damos cuenta tarde de los problemas con el juego?
R. Siempre nos damos cuenta tarde. Y, además, pensamos: ‘A mí no me va a pasar’. Pero sí, te pasa. Sí te pasa. Yo creí que los infartos le daban a otra gente y a mí no me iba a dar. Pues sí me dio. Y con el juego pasa igual, eso le puede dar a todo el mundo, todo el mundo puede tener un punto de debilidad, la típica moneda, la típica apuesta.. Ese es el riesgo.
P. Con la experiencia de Acojer, ¿qué diría que es lo más difícil en la rehabilitación de la ludopatía?
R. Es duro, porque el ludópata es una persona que siempre lleva mucho dinero en el bolsillo, siempre ha manejado mucho dinero Y, una vez aquí, en el tratamiento, lo primero que hacemos es quitarle el acceso al dinero. Eso para el paciente es muy duro. Y se rebota, claro que se va a rebotar.
Y es muy duro reconocer que él tiene esa enfermedad, que es una enfermedad. Eso sí es muy duro. Sí, esto es una enfermedad y es crónica. ¿Por qué es crónica? Porque tú te tiras diez años sin jugar, pero como tú lo toques, tú caes. Cuando les decimos que es una enfermedad crónica, tú sabes que ese es tu talón de Aquiles y que tú eso no lo puedes tocar ni debes de tocarlo porque es lo que te hace daño. Y es lo que ha destruido tu familia, tu vida entera la ha destruido.
Por eso hay que llevar la terapia, hacer caso a los técnicos con lo que te marcan y así, sí sales, yo te garantizo que sales. Pero, primero tiene que haber voluntad. Si tú no quieres, no hay nada que hacer.
P. Para terminar, quería preguntarle por el lado positivo de todo esto, imagino que hay historias de mucha gente que ha salido de la adicción al juego. Me hablaba de ese 80% que han dejado atrás la ludopatía... ¿Cómo se vive eso?
R. Se vive una gran satisfacción. Por supuesto, lo agradecen mucho y cambian la forma de vida. Cuando salen de aquí ya saben decir que no. Y la mentira la han dejado atrás, porque la mentira es un hábito adquirido a consecuencia de la enfermedad. ¿Por qué? La mentira es la defensa de jugador. Cuando todo eso lo deja atrás, la cara cambia, la familia se une y todo recobra su camino. Y están muy agradecidos, mucho.
Luego, tenemos una terapia de mantenimiento, una vez al mes, ellos vienen. Y ahí sacamos lo mejor de la persona. El pasado, pasado está, eso ya no tiene arreglo y ahora vamos a empezar de aquí en adelante. Ese es el compromiso que les pedimos.
Ser ludópata todavía tiene un estigma social
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