Piquete informativo
“Hola chicos. Os escribo a estas horas (vaya horas) para anunciaros que Cordópolis hará huelga el próximo miércoles, que es cuando os toca escribir. No iremos a negro ni nada por el estilo. Tan sólo escribiremos un editorial de un par de párrafos justificando porqué hemos tomado esta decisión y ya está. Desde las 00.00 del 14 de noviembre hasta las 00.00 del 15 de noviembre no actualizaremos la página.
Por supuesto, podéis escribir. Lo único es que tuitearemos vuestras columnas y las subiremos a portada el jueves. Queremos ser consecuentes con nuestra decisión, la de no trabajar en todo el miércoles, pero también respetar la decisión que podáis tener a hacerlo o incluso a escribir. Tanto Cordópolis como Blogópolis son medios libres y así queremos que sigan siéndolo por muchos años.
¡Un fortísimo abrazo de parte de todo el equipo y muchísimas gracias por estar ahí con nosotros!“
(mail enviado por Alfonso Alba el 13 de noviembre, a las 00.59)
Dos párrafos y un abrazo para componer el mejor piquete informativo de la historia. No se puede resumir mejor el derecho a la huelga y combinarlo con la libertad de opinión. No hacen falta amenazas, ni silicona en las cerraduras, ni neumáticos ardiendo en mitad de la calle. Dos párrafos de respeto y tolerancia que deberían servir de ejemplo.
Que nadie se moleste, respeto cualquier opción que vaya acompañada de coherencia. Que nadie se moleste y yo trataré de no molestar a nadie, aunque publicar el post semanal el día de una huelga general puede llevar a confusión. Que nadie me diga que los piquetes informativos ‘agresivos’ no existen, porque los he visto y en alguna ocasión los he sufrido.
En mi vida he ido a la huelga, aunque ocasiones y motivos he tenido y tengo. La primera que recuerdo la organizaron los sindicatos contra Felipe González, que tenían los mismos argumentos que ahora para organizarla contra el gobierno de Mariano Rajoy. Entonces fui a clase en el Instituto Góngora y hoy iré a trabajar a ETEA y publicaré este post porque no creo en la huelga como forma de reivindicación.
Con o sin motivo para hacerlas, las huelgas pasan y acaban convertidas en guerras de cifras, enumeración de incidentes y vuelta la mula al trigo porque los políticos y los sindicatos hacen la lectura que más les interesa. ¿Cambió Aznar, cambió Zapatero? Pues eso.
Pero la huelga es un derecho, por activa y por pasiva. Tan lícita es hacerla como ir a trabajar. Por eso, al recibir el piquete informativo vía mail me ha dado el punto y he pensado que todos podían ser así… Pero claro, entonces no interesaría a nadie.
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