Infinito e inabarcable
Tengo una amiga cubana que es un sol que me comería a besos; tengo una amiga en Santander a la que adoro por su forma de ver la vida y hacerme reír; tengo una amiga de Huelva a la que me gusta contarle mi vida porque siempre tiene abierto su pequeño gran corazón; tengo un amigo gallego por el que me cortaría un brazo si su sentido común me lo pidiera; y tengo amigos cordobeses a los que he jurado lealtad eterna. Víspera de San Valentín y yo hablando de la amistad como forma de amor. Vaya punto me ha dado…
Hay personas a las que quieres por lo que te dan o te hacen sentir. Creo en el amor como fuerza cósmica universal, un todo infinito, indestructible, inabarcable y, por supuesto, indefinible. Maternal, fraternal, filial, incluso sexual… son connotaciones alrededor de un mismo sentimiento. Se quiere más o menos, pero nunca diferente. Y la amistad es una forma de amor a la que los convencionalismos de la sociedad no hacen fácil explorar.
De esa manera, viendo el amor y la amistad como vasos comunicantes, también tendré una amiga en Santander que es un sol que me comería a besos; una amiga de Huelva a la que adoro por su forma de ver la vida y hacerme reír; una amiga cubana a la que me gusta contarle mi vida porque siempre tiene abierto su pequeño gran corazón; amigos cordobeses por los que me cortaría un brazo si su sentido común me lo pidiera; y un amigo gallego al que he jurado lealtad eterna.
O puede que a quien me coma a besos sea al amigo gallego. Me lo pensaré.
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