Ronda Norte: Hoy escribe Cristina Camacho, responsable de las excavaciones de la Ronda Oeste
El que esté libre de pecado, que tire la segunda piedra.
Por Cristina Camacho Cruz.
Mi nombre es Cristina Camacho Cruz, arqueóloga colegiada nº 2712, directora de las Actividades Arqueológicas de Urgencia desarrolladas en Ronda Oeste de Córdoba (Expediente 3262) desarrolladas en esta nuestra ciudad histórica, entre 9 de agosto de 2000 y 13 de junio de 2008, y redactora del inicial Proyecto-Solicitud de Actividad Arqueológica Preventiva a realizar en trazado de futura Ronda Norte de Córdoba autorizado con fecha 8 de agosto de 2011, prorrogado con fecha 20 de julio de 2012, y no ejecutado.
En el debate iniciado hace unas semanas por mi colega Antonio Monterroso sobre Ronda Norte argumentaba que “Córdoba no iba a aguantar otra como la de la Ronda Oeste”. Por alusiones, y como directora de aquellos trabajos, me siento en la obligación/necesidad de contarles realmente lo que, como continúa diciendo Antonio, “se nos viene encima”.
No voy a hacer una reflexión arqueológica. Ya existe y se llama Proyecto-Solicitud de Actividad Arqueológica Puntual. Nunca me he (o me han) posicionado como voz técnica, ni formada, ni preparada, ni experta. Ha habido además anteriores plataformas esgrimiendo de forma magistral el argumento arqueológico y ha habido y habrá debates académicos, antes, durante y programados, que fácilmente podemos seguir en redes.
No voy a hacer una reflexión política. La arqueología cordobesa ya ha sido en demasiadas ocasiones utilizada de forma ruin e innecesaria. No hay antecesor malo, ni recién llegado bueno, porque no hay ilusión y ganas que no frene la ignorancia, la desidia y el olvido.
Voy a hacer una simple reflexión profesional y personal, de un Proyecto que ocupó ocho (maravillosos y difíciles) años de mi vida. Mi reflexión profesional, repleta de cifras, se apoya en los medios. Aunque crecí con las manos manchadas de tinta de periódico, tampoco aquí soy experta. Mi reflexión personal pudiera estar llena de reproches (en eso sí soy experta), pero lo está de agradecimientos. En primer lugar, al equipo técnico y no técnico que me acompañó en la ejecución del Proyecto, en segundo y no por ellos menor, a los representantes y personal de las administraciones directamente implicadas en el mismo (Delegación de Cultura y Obras Públicas y Ayuntamiento de Córdoba), en especial al Arqueólogo Inspector de los trabajos. La paciencia, respeto y cariño mostrados fueron mutuos.
Continuando con el símil que utiliza mi colega Monterroso cuando habla de “las viejas heridas nunca cerradas que volverán a supurar”, he de decir que en aquel año 2000 hubo un error de diagnóstico. El Proyecto de I.A.U. derivado de la P.A.S. realizada definió cinco yacimientos, a intervenir como determinaba la Normativa vigente, mediante sondeos que se ampliarían según resultados. El Proyecto se ejecutó en tres tramos. Las labores arqueológicas se iniciaron en los Tramos I (de Polígono de la Torrecilla a Carretera del Aeropuerto) y III (de Glorieta de la Arruzafilla a Avenida Cañito Bazán). El Tramo II (de Carretera del Aeropuerto a Glorieta de la Arruzafilla) se acomete estando ya en servicio los situados a norte y sur del mismo y con un diagnóstico más claro. No olvidemos que el soterramiento del segundo tramo fue debido a la demanda ciudadana del distrito Norte, contrario a la construcción de la opción en “scalextric”. De 8.000 m2 previstos en sondeos a 96.000 m2 intervenidos, de 3 a 8 años, de 4 a 30 técnicos, de 20 a 250 operarios, 38 Informes emitidos, 50 registros de entrada, 21 Resoluciones de la D.G.B.C., 33 Actas de Depósito de material en MAECO, 120 titulares en prensa… Nadie agradeció al equipo médico las horas de quirófano, tristemente vinieron otros a juzgar medios y resultados, mientras olvidaban de nuevo cauterizar la herida sangrante.
Siempre supimos a lo que nos enfrentábamos. Que nadie se lleve a engaño. Y hoy, casi 20 años después ¿nos enfrentaremos a lo mismo?. Los actuales cambios en la legislación, la sustitución del nombre de Intervención Arqueológica de Urgencia por el de Actividad Arqueológica Preventiva, se antoja ahora un nuevo símil médico, irónico y hasta cómico. Si como entonces, de nuevo el primer titular que veamos no contempla un mínimo reproche a aquello que se prometió, exigió, propuso y no se hizo, la historia habrá de repetirse. Tampoco ahora los reiterados ecos llegados del Hospital de Agudos harán que el enfermo sane.
La altura de un político se mide por su capacidad para resolver “conflictos” y no dudo que, como sus antecesores, éstos lo harán. Evaluarán costes, enfrentarán amenazas y escucharán lamentos. Decía Ibn Hazm en El collar de la paloma (cap. 24), “uno de los que han venido hace poco de Córdoba, a quien yo pedí noticias de ella, me contó cómo había visto NUESTRAS CASAS de Balat Mugit, a la parte de poniente de la ciudad. Sus huellas se han borrado, sus vestigios han desaparecido, y apenas se sabe dónde están. La ruina lo ha trastocado todo. La prosperidad se ha cambiado en estéril desierto; la sociedad, en soledad espantosa; la belleza, en desparramados escombros; la tranquilidad, en encrucijadas aterradoras. Ahora son asilo de los lobos, juguete de los ogros, diversión de los genios y cubil de las fieras los parajes que habitaron hombres como leones y mujeres como estatuas de marfil, que vivían entre delicias sin cuento”.
El collar de la paloma
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