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Miguel Reina: “Al fútbol tiene que venir gente seria”

Miguel Reina | MADERO CUBERO

Paco Merino

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“Pues no va a poder ser”. El responsable de relaciones externas del Instituto Municipal de Deportes de Córdoba (IMDECO), después de unos minutos de conversación telefónica con el área de protocolo del Córdoba CF, se acerca a Miguel Reina y al equipo de Cordópolis para comunicar lo que, por las curiosas sonrisas de complicidad y nerviosismo que exhibieron un rato antes, ya intuían. ¿Y qué es lo que no iba a poder ser? Pues hacer unas fotografías a Miguel Reina en la portería de El Arcángel. Una imagen clásica para ilustrar una entrevista a quien ha sido el portero más famoso en la historia del club blanquiverde y uno de los grandes protagonistas de la mejor temporada de todos los tiempos, de la que se cumplen exactamente cincuenta años. Reina es ahora el presidente del IMDECO. Desde la ventana de su despacho,  situado precisamente en las instalaciones municipales de El Arcángel, se observa perfectamente el césped al que pretendíamos bajar después del cuestionario para tomar unas fotos. Pero no pudo ser. Al parecer, era necesario realizar una petición formal por escrito y aguardar el oportuno permiso para que el Córdoba Club de Fútbol autorizara el acceso al césped de Miguel Reina y un fotógrafo de un medio de comunicación made in Córdoba.

Así funcionan las cosas por El Arcángel. Entre burocracia, piques, recelos y bravuconadas, las situaciones kafkianas se suceden con frecuencia tragicómica. Ésta es la gente que manda. De aquí para allá es mío; de aquí para allá, tuyo. Hablándose con papeles, como una pareja en medio de un turbulento proceso de divorcio. ¿Solución? Nos vamos todos al Enrique Puga, donde tras aporrear un rato la puerta metálica aparece un señor en chandal y con un rostro tan bronceado como el de Julio Iglesias, aunque no haya tomado el sol precisamente en Miami. Es Manolín Cuesta, el goleador más célebre que haya tenido el Córdoba CF. Otra leyenda viviente, como Reina. Se dan un abrazo, bromean y entran al recinto. Cuesta, presidente del Séneca, aprovecha para enseñarle los desperfectos en unos vestuarios recién estrenados. Y Reina, finalmente, posa ante la cámara debajo de una portería. No es la de El Arcángel, pero vale. Al final, entrevistadores y entrevistados nos unimos en un homenaje a esa gran tradición local conocida como “salir del paso”. Buscamos un apaño rápido y no nos torturamos demasiado pensando en lo absurdo de la situación vivida un rato antes. Son cosas que pasan, aunque no deberían.

Y Reina habla de sus humildes inicios, del gran año del Córdoba en los 60, de su hijo Pepe, del NODO y de Internet, de su paso frustrante por el club blanquiverde, de su ingreso en el mundo de la política, de sus ideas para forjar “buenos chavales” y de sus lágrimas en el conflicto laboral en el IMDECO. Tiene muchas cosas en la cabeza. No para. Seguro que pronto dejó de preguntarse cómo es posible que no le hubieran dejado hacerse una foto en la portería de El Arcángel, un estadio que un día coreó su nombre.

PREGUNTA. ¿Se ha acostumbrado a ser el padre de Pepe Reina?

RESPUESTA. Totalmente, y muy orgulloso de ello. Cuando estoy fuera de aquí soy el padre de Pepe, como es normal, pero es que en Córdoba también ocurre eso. Ya me ha sobrepasado en fama y es normal. Yo tengo ya 68 años. Mi generación ya pasó y ahora llegan otros. Es obvio. La vida es así. Antes era Miguelín y ahora soy el que soy. Todo pasa y hay que llevar las cosas con naturalidad, principalmente porque no se puede hacer otra cosa.

P. Los medios también dan mucha notoriedad... En eso le lleva ventaja.

R. Hombre, figúrate que antes se jugaba un partido el sábado y no se veía ninguna imagen por televisión hasta el lunes por la noche, cuando ponían el Estudio Estadio. Y las noticias llegaban más tarde. Ahora es todo al momento. Está jugándose el partido y tienes fotografías,imágenes... Da igual que se juegue en cualquier sitio del mundo. En mi época era de otra manera. Tenías tu radio, tus periódicos, pero no iba todo tan rápido.

P. A mediados de los 50, cuando usted empezó, las cosas no eran fáciles. No había tantas opciones como ahora.

R. Teníamos dos opciones: o jugar a la pelota o jugar a la pelota. No había otra cosa. O irte a la Ribera a coger moras. Yo en ese aspecto tuve suerte. Procedo de una familia humilde. Mi padre trabajó mucho y llegó a ser jefe de cocina del Hotel Meliá. Tuvo que emigrar a Venezuela. Él quería que yo estudiara y echaba todas las horas que podía. En Caracas, en el hotel donde él trabajaba, se hospedó el Barcelona para disputar la Pequeña Copa del Mundo, lo que después fue la Copa Intercontinental. Allí, en Caracas, mi padre conoció a Domingo Balmanya y éste le regaló un balón de reglamento. Imagínate lo que fue aquello. Mi primer balón vino del Barcelona y me lo hicieron llegar a través de Quirro, que jugó en el Sevilla. Cuando cogí esa pelota me hice el amo del barrio.

El factor humano lo marca todo.  Ahora, el que más y el que menos tiene el bolsillo lleno de billetes y no tiene necesidad de ser simpático"

P. Un modo muy curioso de iniciarse en el fútbol.

R. Yo jugaba de extremo derecho y pegaba muchas patadas, muchísimas. Ésa es la verdad. Como el balón era mío se jugaba cuando yo quería. Los niños me dijeron que muy bien, pero que me pusiera de portero porque no querían recibir patadas. O eres portero o no jugamos más contigo. Y como el fútbol es un deporte de equipo, pues para no quedarme solo me puse de portero. Y no se me dio mal. Se hizo un equipo, el Candelaria, y ahí empecé a destacar. Luego pasé al Santiago, que lo llevaba Abelardo Sánchez, y me llamaron para la selección andaluza teniendo quince años. Fui campeón de España y me citaron para la selección nacional juvenil. Allí fui con Rodri, siendo también un chaval, y al cabo de los años terminamos los dos como porteros internacionales absolutos con España. En el Córdoba ya me tenían echado el ojo.

P. Lo suyo fue un caso de precocidad absoluta. Entró con el “Córdoba grande” siendo casi un niño. Y con dieciocho años, titular en Primera División.

R. Y quedamos quintos. Fue la temporada 64-65, la mejor que ha hecho nunca el Córdoba. Tengo unos recuerdos maravillosos de aquella época, porque veía que mis sueños se hacían realidad.

P. Y todavía tiene usted un récord: el Córdoba sólo recibió dos goles en toda la temporada en El Arcángel. Ese promedio no lo ha superado nadie después ni aquí ni en ningún otro equipo.

R. Un gol me lo marcó Ricardo Costa, que en paz descanse, y fue en propia puerta jugando aquí contra el Zaragoza. A mí me metieron sólo ese gol. Ganamos 2-1. El otro fue de Di Stéfano, que estaba en el Espanyol, pero no fue a mí. Se lo coló en el último minuto a García. También ganamos ese partido por 2-1. No fue capaz nadie de ganarnos aquí en El Arcángel. Ni el Madrid, ni el Barcelona, ni el Athletic... Fue un gran año.(Efectivamente, el dato es cierto: él fue el portero titular de la temporada 64-65, pero no desde la primera jornada. Según los datos estadísticos oficiales de la Liga, Reina solamente encajó un gol en casa en ese curso. Lo recuerda como si fuera ayer).

P. Y eso con 18 años. ¿Qué pensaba en ese vestuario, rodeado de gente con muchas horas de vuelo ya en el fútbol?

R. A mí me hizo mayor el haber jugado siempre con gente de más edad que yo. Yo era juvenil y estaba al lado de hombres casados. Eso me hizo curtirme antes de lo debido. Así pasó y no me quejo. Es la vida que me tocó llevar. Además, tuve la suerte de que me dieron la oportunidad.

Seguramente esto no tiene una sola explicación, pero el caso es que nunca pensé que el Córdoba iba a irse de Primera y no volver en tanto tiempo"

P. Ser futbolista de Primera entonces era muy distinto. Usted lo habrá comprobado con su hijo, que también es profesional desde muy joven y está pasando por clubes de élite.

R. Los futbolistas siempre van a ser personajes admirados por la gente. Es una profesión muy bonita, mucho, y los aficionados te dan mucho cariño. También tienes la parte mala, cuando las cosas no salen bien. Pero esto lo tienes que saber llevar. Yo eso siempre lo he tenido muy claro. Si ganas, eres un fenómeno; si pierdes, pues ya no es tanto. Y todo es efímero. Antes había jugadores que estaban muchos años en un club y se convertían en un símbolo. La gente los veía como alguien cercano, uno más de los suyos. Era una relación muy romántica, donde se creaban lazos muy fuertes. Ahora es distinto porque la parte comercial está por delante. Hay marcas detrás, patrocinadores... Los futbolistas son empresas que dan dinero a través de traspasos, contratos comerciales... Hoy están un sitio y mañana en otro. Es difícil que se creen las relaciones que había antes.

P. Y dentro del vestuario...

R. El factor humano lo marca todo. Mira, ¿sabes lo que pasa? Ahora, el que más y el que menos tiene el bolsillo lleno de billetes y no tiene necesidad de ser simpático. Antes ganabas dinero, claro que sí, sobre todo en los clubes grandes, pero no como ahora ni mucho menos. Había otras costumbres más sencillas. Vivías bien, pero no muy diferente a cualquier otra persona. Ahora parecen de otro mundo. En el Barcelona poníamos diez pesetas cada uno para comernos unas tostadas de pan con tomate y un plato de jamón. O quedábamos para hacer una costillada debajo de las tribunas del estadio. Allí veías a Gallego, Juan Carlos, Rexach... Éramos un grupo de amigos, como una familia. Ahora se ve la vida de otra manera. Son gente que coincide en un lugar de trabajo, se hablan y ya está. Van, entrenan, juegan y se van a casa. Es otra forma de ver las cosas. Las criaturas tendrán también sus cosas que hacer, pero el caso es que sucede así.

Yo eso siempre lo he tenido muy claro. Si ganas, eres un fenómeno; si pierdes, pues ya no es tanto. Y todo es efímero"

P. ¿Qué me dice del Córdoba? Usted jugó con él en Primera. ¿Pensó alguna vez en que iba a estar tanto tiempo lejos de élite?

R. Yo creía realmente que el equipo iba a subir alguna vez porque Córdoba es una ciudad en la que el fútbol se vive mucho. Pero han ido pasando años y años... Y nada. No es por una cosa o por otra. Seguramente esto no tiene una sola explicación, pero el caso es que nunca pensé que el Córdoba iba a irse de Primera y no volver en tanto tiempo.

P. ¿En qué nos estamos equivocando?

R. Es difícil saberlo. Yo conozco a gente que ha estado aquí y que ha apostado fuerte. Ha habido presidentes que han puesto capital, que han buscado soluciones... Pero el caso es que las cosas no les han salido bien. La pelotita es caprichosa, pero también es cuestión de hacer una buena gestión. Eso es cierto.

Ha habido presidentes que han puesto capital, que han buscado soluciones... La pelotita es caprichosa, pero también es cuestión de hacer buena gestión"

P. Son ya 42 años sin pisar la Primera. Por ahí hemos visto al Betis, Sevilla, Málaga, Cádiz, Xerez, Recreativo de Huelva, Granada, Almería... Menos Jaén y Córdoba, todas las capitales de Andalucía han tenido fútbol de Primera en los últimos veinte años. Córdoba lleva más del doble sin poder subir.

R. No sé por qué, pero es raro. Que Córdoba no haya resurgido no es algo normal.

P. Pero los aficionados siguen resistiendo. Hay casi diez mil socios y el fútbol sigue siendo algo con relevancia social en Córdoba.

R. Eso tiene mucho valor. Por eso digo que algún día tiene que que ascender, porque tiene una ciudad detrás que quiere fútbol.

P. Si el Córdoba no ascendió en épocas de bonanza económica, ¿qué puede pasar ahora en medio de una gran crisis?

R. En situaciones como la actual hay que saber gestionar y tener las relaciones suficientes. Es necesario contar con amigos en otros clubes, aliados que te puedan facilitar lo que tú necesitas. Llevarte bien con los clubes es importantísimo. Si tienes contactos, te van a ayudar.

P. Pero lo de vivir de préstamos y favores de amigos también es un riesgo...

R. Bueno, pero es que hay que ir así porque quitando a los dos grandes del fútbol que todos sabemos, los demás tienen que moverse por contactos. Cesiones, contratos con incentivos... Cosas así. Y no nos engañemos, en el fútbol visto como empresa todo el mundo tiene las ideas muy claras. Mira. Si obtenemos el ascenso a Primera División, pues se vende a los mejores jugadores y a recoger beneficio. Cojo 30 o 32 millones, le doy una alegría a la ciudad y me voy.

P. Lo dice de manera sencilla, pero la realidad habla otra cosa.

R. Es que es fácil. Es lo que yo haría. Si hay poco dinero para invertir, pues hay que funcionar con feeling con otros clubes, con contactos. Pero si hablamos de inversión, de poner dinero... Es que eso es otra cosa. Es muy fácil decir: si el equipo gana, gano yo, y si pierde la que acaba perdiendo es la ciudad. Al fútbol lo que tiene que venir es gente seria, que venga a hacer empresa. Aquí no se puede actuar como en tiempos pasados, que no, que no... Alrededor de la pelotita se ha metido mucha gente para hacer cosas que no tienen nada que ver con el fútbol. Si el fútbol es una empresa, pues hay que invertir. Hay que poner dinero. Mira el Manchester United, cotizando en la Bolsa.

Al fútbol lo que tiene que venir es gente seria, que venga a hacer empresa. Aquí no se puede actuar como en tiempos pasados, que no, que no..."

P. ¿Y ése es el modelo?

R. Pues claro, ¿por qué no? Aquí hay dos clubes que tienen una diferencia absoluta sobre los demás, que son el Madrid y el Barcelona, o el Barcelona y el Madrid, que son los únicos que pueden sostenerse económicamente. Son grandes empresas, con muchos clientes y ventas contínuas. Tienen ciento y pico mil socios, generan contínuamente dinero.

P. Pero ésa es una élite. Los demás están en otras circunstancias. Tiene poco que ver.

R. Yo el fútbol lo veo como la carpa de un gran circo. Si quieres vender las primeras sillas de pista tienes que cambiar los números porque si das el mismo espectáculo, la gente se cansa. Mira. Si te tienes que traer al más guapo del mundo, al que tiene los ojos azules, pues ya tienes a Adidas o a Nike por detrás. Ellos saben dónde hay que vender un millón de camisetas. Se hace el fichaje, se abre el mercado con campañas de marketing y las firmas comerciales apoyan todo esto. Valen mucho dinero, pero se amortiza el fichaje y se llena el estadio. Mira el que ha fichado el Madrid, Bale. Anda que ha costado tres duros. Y el Madrid ya tiene al mejor jugador del mundo junto a Messi, pero sigue fichando y renovando el repertorio. La gente no se puede aburrir porque si no se van y no pagan. Así funciona esto.

P. Pero bajemos a la tierra. Estamos en Córdoba. Aquí está el Córdoba CF, en Segunda, y quiere subir a Primera. ¿Cómo lo hace? ¿Lo tiene ahora más fácil?

R. Mira, no quiero herir susceptibilidades, pero ahora no hay mucha calidad en Segunda. Con cuatro o cinco jugadores buenos puedes sobresalir por encima de los demás. Yo los traería para ir en serio a subir. Pero para hacer eso hay que poner dinero y tener buenas relaciones. Yo no digo que los que están no las tengan, pero sí estoy convencido de que debe haber personas capacitadas para llevar esto.

P. Usted estuvo en el Córdoba. ¿Llevó a la práctica esto que dice?

R. A mí me llamó José Miguel Salinas, el hijo del presidente que tuve yo cuando el Córdoba estaba en Primera. Me pareció una idea fenomenal que yo pudiera devolver al Córdoba, por mis conocimientos, experiencia y relaciones, un asesoramiento y una imagen al club a través de las relaciones públicas. Ése iba a ser mi cometido, servir de imagen externa del club, pero con el transcurrir del tiempo comprobé que “donde dije digo, digo Diego” y se terminó. No tenía autorización para firmar ni para nada. Obviamente, no se aprovecharon las relaciones ni los conocimientos que uno puede tener.

Había una partida de 300.000 euros para pagar agua y luz de las instalaciones. Y Córdoba no es Nueva York"

P. ¿Le quedó un pellizco dentro?

R. Bueno... No fue agradable. Pero te das cuenta de que hay gente que viene al fútbol a valerse de esto y no sirven para otras cosas. Aquí tiene que estar la gente que conoce y que sabe de fútbol.

P. ¿Y en Córdoba hay ese tipo de gente que dice que es necesaria?

R. Por supuesto que sí, estoy totalmente convencido. Ahí tienes a los veteranos, entre los que hay gente con muchos conocimientos, y también más personas que pueden hacer mucho por el club. En Córdoba hay gente para llevar el Córdoba.

P. Un buen día se le ocurrió que no era mala cosa entrar en el mundo de la política. ¿Cómo sucedió?

R. Llevaba 45 años fuera de Córdoba. Salí en el 67 y hace cuatro años que volví. Mi idea era poner mi cuartel general en Córdoba. Mi esposa y yo tenemos cinco hijos. Tres están aquí, otro es piloto comercial y tiene su sede en Barcelona, y luego está Pepe, que ha estado muchos años en Inglaterra y ahora juega en el Nápoles. Optamos por volver a nuestra ciudad, ya que teníamos una edad para disfrutar de nuestros hijos y nietos, y además yo añoraba mi tierra desde siempre. Entonces llegó una persona muy querida por mí y me propuso el entrar en la política. Yo entendí que igual que iba a hacer con el Córdoba CF, podría hacerlo como concejal. Si le puedo devolver al deporte algo de lo que me dio, por mí encantado. Le di mi palabra y aquí estoy. En las elecciones municipales, la ciudadanía creyó en las siglas que defiendo ahora, que son las del Partido Popular, y estoy ahora como presidente del Instituto Municipal de Deportes. Mi cometido es hacer que el deporte de Córdoba alcance una dimensión mayor, que los ciudadanos puedan hacer deporte y que los clubes que trabajan puedan sacar adelante sus proyectos. Tenemos unas necesidades y unos medios limitados, pero con buena voluntad tratamos de llegar allí donde nos necesitan.

P. ¿Le ha generado más sinsabores que alegrías el mundo de la política?

R. No, lo que pasa es que te encuentras con cosas a las que no estás acostumbrado. Yo nunca he sido político, nunca he estado metido en la política. Yo estoy en esto porque me comprometí y porque quiero que Córdoba tenga un nivel en su deporte. Mis relaciones creo que están dando fruto. Tengo buenas amistades, saben que somos serios y honestos, y que estamos dispuestos a hacer todo lo que se pueda.

P. ¿El deporte cordobés es un monstruo muy grande?

R. Es un monstruo muy grande, sí. Tenemos que buscar lo más positivo para todos, o para la mayoría. No es fácil. Mi manera de actuar es hablar con todo el mundo para buscar el punto positivo. Eso es lo que yo solicito, que seamos como una gran familia. Aquí no venimos a ponernos la medallita y hacernos la foto. Yo tengo cajas llenas de fotos y ni las miro. A mí lo que me interesa es mirar por el deporte y sobre todo por los jóvenes de Córdoba. A través del deporte se fomentan valores que están por encima de los resultados. Yo siempre se lo digo a los padres: en la vida todo pasa, todo es efímero. Pasa el amor, el dinero, la fama... Mira. Quién le iba a decir a Marsanz que iba a terminar como lo ha hecho. Todo pasa y en cuatro días no se acuerda nadie de ti. Lo importante es ser buena gente. Ése es el fin que yo propongo. A eso es a lo que me comprometí y eso es lo que quiero hacer. Que los jóvenes practiquen deporte porque eso hará de ellos mejores personas. Y sobre todo, que mantengan siempre la humildad. Esos son los que llegan más lejos. Los que miran a las personas como hay que mirarlas, de frente y a la cara.

Hablando muy crudamente, yo me llegué a sentir un cabrón a mis 67 años"

P. Se ve que lo suyo son las relaciones humanas...

R. Efectivamente. Y los valores. ¿Qué otra cosa puedes pedir? Mi ambición es que en Córdoba se formen buenos chavales. Aquí la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles) no había llegado nunca y ahora he conseguido que tenga una sede en Córdoba. Además, hemos conseguido que niños en riesgo de exclusión social de la barriada de Las Palmeras se hayan integrado en una escuela de la AFE. Los chavales son más felices y no están tirados en la calle. Vamos a apoyar siempre a los más desfavorecidos.

P. ¿Cómo valora ahora el ERE en el Instituto Municipal de Deportes? Ha sido el momento más difícil y polémico en su periodo de gestión.

R. He pasado un año y medio horrible. Además, hablando muy crudamente, yo me llegué a sentir un cabrón a mis 67 años. Si algo he hecho en la vida, y eso lo sabe la gente que me conoce bien, es ayudar a la gente, dar, favorecer... Me he encontrado con padres de 45 años que se iban a la calle y se quedaban sin nada. Ha sido durísimo. Pero me vi obligado a ello por la lamentable y tristísima situación en la que estaba el Instituto. Aquí se debían hasta los ramos de flores de la Vuelta Ciclista a Andalucía de 2008. Aquí debían hasta de callarse. Coño, es que no sé cómo pudieron llegar a esta situación. Aquí había padres de familia... Entre la crisis, los recortes... Esto no se podía sostener de ninguna manera. A mí me ha costado lágrimas. Pero lo he hecho yo. Era tremendo. He llorado y me ha quedado solo. Llegué a perder nueve kilos. He ha costado muchísimo tomar esas decisiones, pero era algo que tenía que hacer y al final creo que la gente ha sabido comprender el sacrificio que había que realizar. Ha habido etapas muy duras con el personal. Hoy podemos incluso saludarnos por el pasillo, cosa que antes era difícil.

P. Pero ya nada es como antes.

R. Yo aplaudo de verdad el ofrecimiento que han hecho los compañeros unos a otros para poder llegar a un acuerdo, y lo digo públicamente. Mira, aquí había dos salidas. O el IMDECO desaparecía y nos absorbía el Ayuntamiento, con lo cual de 70 se quedaban 12 o 14 y los demás a la calle, o se quedaba como está ahora, con su propia autonomía. Las cosas estaban muy mal. Afortunadamente, hemos conseguido que ahora el Instituto tenga su propio caminar. Pero ha sido durísimo. Mira, cuando llegas te encuentras que tienes que devolver 1'7 millones a la Junta de Andalucía. Aquí se habían dado subvenciones para hacer una pista peraltada para el ciclismo y una piscina en El Naranjo. Y cuando llegas no tienes ni pista peraltada, ni piscina, ni el dinero porque hay que devolverlo. Tienes menos que nada. De 11 millones de presupuesto se pasa a siete, y desde siete a cuatro y pico. Y encima ves que el 58 por ciento es para sueldos. Y para el deporte, nada. ¿Qué haces?

P. En todo este asunto de las subvenciones siempre hay un trasfondo de teatrillo. Quién pide, para qué pide, por qué y cómo se emplea el dinero. ¿Vivir exclusivamente en la cultura de la subvención mata al deporte?

R. Si uno está acostumbrado a moverse sólo con lo que le dan y llega un momento en que no se le puede dar, porque no hay, pues llegan problemas. Pero el principal problema es dar lo que no se tiene, o prometer que se va a dar. Aquí se ha hecho eso. ¿Tú te preguntas por qué? Pues yo también me lo pregunto. Si no podían, ¿por qué daban? ¿por qué tanta promesa? Yo tengo apuntadas 83 promesas incumplidas. Ahora estamos pagando máximo a 60 días, y yo aquí me he encontrado facturas del 2008, 2009...

Aquí se debían hasta los ramos de flores de la Vuelta Ciclista a Andalucía de 2008. Aquí debían hasta de callarse"

P. ¿Comprende que una entidad deportiva quiera saber cuánto y cuándo va a tener su aportación para poder gestionar con previsión? Aunque sea poco, pero en los tiempos que corren es fundamental.

R. Es que eso es lo que yo hago. Los clubes saben lo que hay. Mira, en Córdoba había una partida de 300.000 euros para pagar agua y luz de las instalaciones. Y Córdoba no es Nueva York. Yo he adquirido el compromiso que puedo cumplir. Cuando me hice cargo del Instituto, me propuse conocer de primera mano muchas cosas. Por la noche, en mi coche, cuando nadie me veía, pasaba por instalaciones para ver qué sucedía. Me contaban cosas pero quería comprobarlo por mí mismo. Y lo hice. Me encontraba que por la noche había dos o tres torretas de luz encendidas y la gente jugando al dominó y de perol. Y la luz pagándose con los impuestos de todos los ciudadanos. Eso no es así. Las instalaciones son de uso deportivo y los gastos son los que genere esa actividad, pero no otros.

P. No hay respeto en el uso del dinero público.

R. Bueno, antes no lo ha habido creo yo. Pero pon que lo que había es una alegría desmesurada, para que no se enfaden. Cuando no te tienes que echar la mano al bolsillo, cuando el dinero no es tuyo, no puedes ofrecer lo que no tienes.

P. ¿Y eso cambiará alguna vez?

R. Eso ya está cambiado. Afortunadamente. Nos ha costado lágrimas a algunos, pero bendito sea Dios. Ha habido que llegar a acuerdos. Creo que en el Instituto al final hay un ambiente bueno. Tampoco es que vayamos por ahí dándonos besos, pero es diferente. Yo sigo diciendo que lo importante es unir. Hablando claro, no se puede trabajar en común cuando hay muchos que lo que quieren es joderte. Quieres realizar un trabajo y te meten palos en las ruedas. Pero bueno, creo que ahora hay un equipo extraordinario, en el que cada uno sabe lo que tiene que hacer. Estamos todos en el mismo barco. Si va bien, será mejor para todos.

P. Córdoba, Ciudad Europea del Deporte 2014. ¿Qué es esto? ¿Qué hemos ganado? ¿Qué queremos enseñar?

R. El otro día hicimos la presentación y lo que dije allí lo repito en todos los sitios: yo no he creado el deporte en Córdoba en los dos años que llevo. En Córdoba había deporte antes y lo habrá después. Es el propio deporte el que tiene que salir adelante con unión, como una piña. Todos los que integran el deporte en Córdoba, los que trabajan con los jóvenes, los dirigentes de los clubes... Ellos son la fuerza de todo esto. Nosotros nos ponemos a su servicio, les ayudamos, pero hacerlo más grande es una labor de todos. Yo proclamo mi reconocimiento a todos los que se dedican a trabajar en el deporte, porque no es una labor fácil.

A mí me ha costado lágrimas. Llegué a perder nueve kilos. He ha costado muchísimo tomar esas decisiones, pero era algo que tenía que hacer"

P. Deporte de base y deporte de élite. Tener clubes en campeonatos profesionales es señal de progreso, un motor para arrastrar vocaciones y que la base funcione.

R. En Córdoba no tenemos baloncesto, ni balonmano... En élite nunca hemos estado. El Córdoba de nuestros amores también lleva muchísimos años sin estar en Primera. Con la crisis es muy difícil. Tiene que salir desde abajo. Por eso insisto en que lo importante es apoyar el deporte base, fomentarlo, y esperar a que dentro de unos años eso nos dé el fruto.

P. ¿Lo llegará a ver?

R. Yo tengo muy claro que no voy a estar aquí toda la vida. Cuando yo me vaya me gustaría que me dijeran que lo he hecho bien. Yo pongo todo mi esfuerzo en ello. Me podré equivocar, como humano, pero nunca sabiendo que lo estoy haciendo mal. No tengo mala intención. Mi idea es ayudar, sacar el máximo partido a lo que tenemos y darle a cada uno su sitio porque son unos tíos fenomenales. Repito que aquí hay un equipo humano extraordinario, pero hacía falta que hubiera personas que supieran encajar ese puzzle. Yo creo que lo estamos consiguiendo. Estamos aquí para ayudar con lo que tenemos, sin engañar a nadie. Tenemos lo que tenemos. Esto es así.

A mí me hizo mayor el jugar con gente de más edad que yo. Yo era juvenil y estaba al lado de hombres casados. Eso me hizo curtirme antes de lo debido"

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