Chocar con Erika Martínez en el Limbo
“La poesía es una discapacidad omnipotente de la palabra; quién sabe lo que es”, recita Erika Martínez en el patio del bar Limbo. La poeta granadina pasa por Córdoba para presentar 'Chocar con algo' (Pre-Textos, 2017), su tercer poemario. Su presentador, el también poeta Juan Antonio Bernier, parece darle la razón: “leer estos poemas se ha parecido a una revelación. Una revelación que aún no he asimilado y mucho menos entendido”.
Y es que en el libro se reflexiona sobre demasiadas cosas que tal vez apenas nadie ha llegado a comprender: el feminismo, el dolor y el sexo, entre otras. “Poesía política” ha escrito la crítica. Por eso Bernier convierte la “revelación” de Erika en “rebeldía”, y alaba su valentía al romper un nuevo techo, “el del estilo”.
“Lo que tú y yo / estamos haciendo / se lo hacemos al mundo, / aquí en nosotros”
Rodeada de poetas entre el público -Pablo García Casado o Antonio Espejo-, lo que le hubiera parecido “increíble” hace ocho años, confiesa, cuando comenzó a publicar sus poemas, la poeta expresa sentirse “en casa” en esta presentación y lamenta que apenas queden espacios como este [El Limbo] en casi ningún lado para hacer posibles estas noches “mágicas”.
A más de uno le ha quedado el regusto de otra época flotando en el aire, cuando la poesía era plato semanal de bares como Millenium, Can-Can o el propio Limbo, con poetas jóvenes que llenaban las minoritarias salas. Pero la vida ya es otra, para mejor o peor, y aquella generación, acordémonos, estaba conformada tan solo por varones.
“¿Se puede distinguir el sexo de alguien mirándole tan solo a la pupila?”
Nadie tuvo la respuesta y tampoco hizo ninguna falta. Porque mereció mucho la pena escuchar estos poemas en la voz de su autora. “En concierto”, como dijo mi compañero de butaca, “para luego llevarte el disco a casa”. En una noche de lunes de principios de junio con cigarrillo, cerveza, luna y luces de colores.
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