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Adoratrices, sobre el escándalo del Patronato franquista: “Algunas personas han podido cometer fallos”

Casona del Vizconde de Miranda, cedida durante años a las Adoratrices para ubicar su colegio

Aristóteles Moreno

21 de junio de 2025 20:27 h

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“Adoratrices no. A lo mejor determinadas personas que han podido cometer fallos como sucede en cualquier sitio, religioso o no religioso”. Esta es la respuesta que una portavoz de la orden en Córdoba ofreció a este diario digital en relación al enclaustramiento forzado de más de 2.000 “pecadoras” entre 1941 y 1984 en el antiguo colegio que la congregación regentaba en la plaza del Vizconde de Miranda, tal como publicó Cordópolis.

La reclusión masiva de jóvenes se produjo en el marco del plan de reeducación católica diseñado por el franquista Patronato de Protección a la Mujer al final de la Guerra Civil, cuyos miles de expedientes han dormido olvidados durante años en los archivos históricos provinciales de media España. Las “descarriadas” eran encerradas en contra de su voluntad para corregir su desviación de la moral tradicionalista dominante. El Patronato disponía de centros propios, pero la mayoría de las jóvenes eran entregadas a congregaciones religiosas, principalmente Adoratrices y Oblatas.

La portavoz que atendió a Cordópolis en conversación telefónica pidió no ser identificada. Reivindicó la labor social de atención a mujeres necesitadas que presta su centro de Córdoba y descalificó buena parte de las revelaciones que decenas de investigadoras y víctimas del Patronato han desempolvado en los últimos años. “Aquí no hay mujeres en contra de su voluntad jamás. Respecto a lo anterior, estamos totalmente en contra, pero muchas son habladurías”, aseguró al otro lado del teléfono.

“Nosotras abrimos las puertas de nuestra casa para dar una oportunidad de vida a mujeres que no la tuvieron”, argumentó. “En muchos países sigue habiendo mucha discriminación hacia este género y nosotras ayudamos tanto a las mujeres gestantes como a mujeres con hijos. Que no tengan ni que abortar ni darlo en adopción en contra de su voluntad. Ese es nuestro perfil”, declaró.

Taller del Patronato de Protección a la Mujer de Sevilla en una imagen de 1960

La página web de las Adoratrices en Córdoba aclara que la institución religiosa presta desde 1985 “acogida, atención integral e inserción” y contribuye al “empoderamiento de las mujeres gestantes y con hijos” así como a las “víctimas de trata, prostitución, violencia de género y situaciones de exclusión social”. En estos cuarenta años, la congregación ha atendido en su centro local a 1.296 mujeres y 864 niños, según datos reflejados en un contador digital. La orden fue fundada en 1856 por Santa María Micaela y se estableció en Córdoba en 1901. El colegio de San Pedro fue clausurado en fecha no determinada y su sede fue trasladada a la calle Toledo.

La Confederación Española de Religiosos (Confer), que agrupa a más de 400 comunidades cristianas en toda España, organizó el pasado 9 de junio un acto de petición pública de “perdón” en Madrid. El presidente de Confer, el dominico Jesús Díaz, aludió a la “dura experiencia” de miles de mujeres bajo el Patronato y reconoció que la institución funcionó durante años como un “mecanismo de represión social”.

La superiora de las Adoratrices en España, Antonia López, expresó el compromiso de la congregación de “escuchar a las mujeres” que fueron recluidas en los centros del Patronato y poner en marcha “acciones de reparación moral y emocional” con la “máxima transparencia” y la voluntad de “esclarecer la verdad”. En el acto también participó Consuelo García del Cid en representación de las víctimas y una de las más activas investigadoras del plan franquista para adoctrinar a decenas de miles de “jóvenes descarriadas”.

Al final de la ceremonia, un grupo de mujeres mostraron públicamente su disconformidad con la “insuficiente” respuesta de las congregaciones religiosas, rechazaron la petición de perdón y exigieron pancarta en mano “verdad, justicia y reparación”.

Cada vez es más difícil que el Estado y la Iglesia miren para otro lado cuando son continuas las publicaciones sobre el Patronato

Pilar Iglesias Investigadora

Una de las investigadoras presentes en el acto fue Pilar Iglesias. “La reparación se debe producir desde un esquema de derechos humanos, no de perdón, que es un término meramente religioso”, asegura Iglesias, que ha trabajado durante años en los archivos de Málaga y es experta en el estudio comparativo de instituciones represoras con las mujeres, especialmente en el caso de Irlanda. “No se puede llegar a la reparación si primero no se ha hecho un proceso de verdad y asunción de responsabilidades”, explica.

Pilar Iglesias recuerda que la petición de disculpas organizada por Confer “no surgió de manera espontánea” sino que fue fruto de la presión y la labor de denuncia impulsadas por las víctimas y las investigadoras. “Cada vez es más difícil que el Estado y la Iglesia miren para otro lado cuando son continuas las publicaciones sobre el Patronato”, señala.

En su opinión, España ya llega tarde en el proceso de esclarecimiento y reparación de las miles de mujeres sometidas a adoctrinamiento y vejaciones en los centros de reeducación forzada habilitados por el aparato institucional franquista con la colaboración activa de la Iglesia católica y sus congregaciones. En Irlanda los trabajos de investigación y denuncia arrancan desde 1993. “Hay muchísima indagación periodística y académica, y se han organizado comisiones oficiales de investigación. Por eso es el país de referencia”, declara Iglesias.

El primer informe sobre las Lavanderías de la Magdalena se elabora en 2013 y un año más tarde se incoa un proceso de investigación sobre las maternidades para madres solteras de Irlanda. El resultado se presentó oficialmente en 2021. Las administraciones públicas irlandesas han puesto en marcha múltiples medidas de reparación, desde actos de reconocimiento y escucha de las víctimas a compensaciones económicas para las mujeres sometidas a trabajos forzados no remunerados. El edificio donde estaba ubicado el último convento-lavandería de Dublín es hoy un centro de la memoria, que incluye archivos e instrumentos de difusión de las prácticas humillantes que sufrieron decenas de miles de mujeres que no encajaban en el modelo tradicional imperante.

Muchas de ellas, igual que en España, fueron obligadas a ceder sus bebés a familias adoptantes y en numerosos casos les fueron arrebatados con engaños y triquiñuelas. En España, según informa Pilar Iglesias, las mujeres solteras embarazadas eran derivadas a la maternidad de Nuestra Señora de la Almudena, en el barrio de Peñagrande, en Madrid, creado en 1954. “Las internas la llaman la maternidad de los horrores, explica la investigadora. Pilar Iglesias no tiene constancia de que en Córdoba existiera un centro maternal para alojar a jóvenes embarazadas.

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