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Coaching y Psicología: ¿Amigos o enemigos?

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José María Gomáriz

8 de enero de 2018 10:33 h

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Antes de comenzar este artículo, que seguro no dejará indiferente a todo el que lo lea hasta el final, quiero empezar deseándote un “Feliz Año Nuevo” y que tu 2018 esté cargado de todo lo bueno que deseas.

También quiero agradecer a las miles de personas que han leído y se han descargado las guías que he regalado en los dos últimos artículos de METAmorfosis, aquí en Cordópolis. La primera, Haz balance de tu 2017; y la segunda, Consigue de una vez por todas tus propósitos. ¡Gracias! Sin vosotros no tendría sentido.

Y ahora sí, vamos a meternos en faena.

Este artículo no pretende ofender ni criticar a nadie, no pretende influenciar interesadamente al estimado lector para que elija a un coach en vez de a un psicólogo o viceversa. Por supuesto tampoco es mi intención generar un debate conflictivo entre estas dos dignas profesiones ni tampoco dar por sentado que mi opinión es la única verdad y realidad.

Todo lo contrario, mi honesta y humilde intención es aportar claridad a esta compleja cuestión y expresar mi opinión, que no es ni mejor ni peor que otras opiniones diferentes al respecto.

Es para mí un lujo poder escribir este artículo y contar además con la colaboración y testimonios de algunos psicólogos y psiquiatras que no dudaron en aceptar mi invitación para expresar su opinión a este respecto. Por lo que quiero que entiendas que no sólo vas a tener mi punto de vista sino el de otros profesionales inmersos en esta temática.

Sabiendo lo delicado del tema que hoy nos ocupa, he investigado y leído muchos artículos y opiniones a favor y en contra de las diferentes disciplinas y terapias usadas hoy en día. Esto daría para escribir cientos de páginas y no quiero aburrir con datos y palabras técnicas, así que haciendo gala a mi estilo de escritura llana y sencilla, voy a intentar explicar diferencias y coincidencias que encontramos entre el coaching y la psicología.

La Psicología es la ciencia que estudia el comportamiento humano, la conducta, los rasgos de personalidad y el desarrollo de una persona en los diferentes ámbitos a lo largo de su vida. La psicología analiza tres dimensiones de los procesos mentales: cognitiva, afectiva y conductual. Existen diferentes especialidades o ramas como la psicología básica, experimental, clínica, laboral, educativa, deportiva, social y evolutiva, entre otras.

El Coaching es una disciplina o metodología que consiste en realizar un proceso de acompañamiento a personas, de forma individual o grupal, para conseguir uno o varios objetivos  determinados, usando un gran conjunto de herramientas que ayudan a la persona o grupo de personas a llegar desde una situación actual a una situación deseada.

Son muchas las teorías del origen del coaching y se les atribuyen a muchos pensadores, filósofos y formadores de la historia del pensamiento. Algunos atribuyen a “gurús” del management el origen del coaching y a mi entender, nada más lejos de la realidad.

Hasta donde he llegado a descubrir y la teoría por la que yo me inclino (y esto es mi opinión personal), el origen del coaching se encuentra en la filosofía griega, principalmente en Sócrates (470 aC), quien creó el método de la Mayéutica, que consistía en un proceso inductivo a través de preguntas a sus discípulos, de los que  extraía lo mejor de cada uno de ellos, aportando luz y claridad.

A lo largo de la historia han existido otros investigadores, pensadores, filósofos y otros  profesionales relacionados con el desarrollo personal que han ido sumando y desarrollando métodos similares.

Es a mediados de 1970, en EEUU, cuando el coaching empezó a hacerse popular en el ámbito deportivo para poco más tarde incorporarse al mundo de la empresa en Europa. En la actualidad se aplica prácticamente en cualquier sector y en cualquier país.

Existen diferentes estilos de coaching. El Coaching Humanista o Europeo, el Coaching Práctico o Americano, el Coaching Ontológico. En las últimas décadas se han desarrollado diferentes métodos y modelos de coaching.  Coaching personal, Coaching Ejecutivo,  Coaching Sistémico, Coaching Organizacional, Coaching de Equipos, Coaching Transpersonal, Coaching Estratégico y todos estos estilos a su vez pueden ser aplicados a diferentes especialidades y sectores. Con el que yo me siento más identificado personalmente después de haber estudiado algunos de ellos, es con el Coaching Estratégico.

El Coaching Estratégico bebe del coaching tradicional, de la Terapia Gestalt, de la Hipnosis conversacional, de la Programación Neurolingüística, de la Psicología Humanista, de la Psicología Cognitiva, de la Inteligencia Emocional y posiblemente de alguna fuente más.

Hoy día se puede decir que el coaching no es una moda pasajera sino todo lo contrario, una tendencia que cada vez coge más fuerza y ha llegado para quedarse.

Lamentablemente en el coaching (como en todas las demás profesiones) hay personas que pueden manchar el nombre de esta bonita y difícil profesión. De hecho, la idea de escribir este artículo parte tras leer unas críticas generalizadas a todos los profesionales del coaching.

Basta con darse una vueltecita por Google  y teclear “Coaching” seguido de algún “adjetivo malo” y podrás encontrar artículos criticando a la profesión y a los que la ejercemos de forma indiscriminada. Pero si quieres, haz la misma prueba con otras profesiones: teclea Psicología o Psiquiatría seguida de los mismos “adjetivos malos” y también puedes encontrar un número mayor de artículos criticando a estos profesionales.

Hace unos días, vi un post de una profesional de la psicología y reconozco que me pareció oportuna su forma irónica de decir basta a ciertas promesas que algunos individuos del sector del desarrollo personal hacen abusando del marketing y de la palabrería. Sin embargo, en pocos minutos se desencadenaron por parte de sus seguidores y amigos de redes sociales una serie de descalificaciones despectivas y muchas de ellas sin fundamento que en principio hicieron enfadarme, pero luego ese enfado me sirvió para volver a conectar con la problemática que algunas personas  insisten en crear entre la psicología y el coaching. Y seguidamente para convertirlo en la oportunidad de escribir sobre ello.

Y esto fue el detonante de este artículo, así que voy a dar mi opinión al respecto y con el máximo respeto a todos los profesionales del coaching, de la psicología, de la psiquiatría o de cualquier ciencia o disciplina usada para el desarrollo personal, crecimiento y/o mejora de las personas.

Aquí te dejo algunas claves que puedan ayudarte a resolver algunas dudas frecuentes y cuestiones que se suelen leer en algunos foros o escuchar en algunas tertulias del sector.

Un coach no es un psicólogo ni un psicólogo es un coach. Existen coaches que posteriormente se han formado en Psicología y psicólogos que también se han formado en coaching. De hecho algunos de los testimonios que aporto en este artículo son de psicólogos y psiquiatras que a posteriori se han formado en coaching y que lo aplican actualmente a sus pacientes.

Un coach no hace terapia; los psicólogos y psiquiatras, sí.

Un coach no diagnostica ni trata patologías ni trastornos mentales, esto sólo debe hacerlo un psicólogo o psiquiatra.

Un coach no resuelve “problemas”, trabaja con objetivos. Si a lo que tú llamas problema se puede convertir en objetivo, un coach puede ayudarte a conseguirlo.

Un coach no trabaja con tu pasado, parte de tu presente y hacia tu futuro. De donde estás a donde quieres estar/conseguir. Esto quiere decir que un coach no debe intentar resolver problemas o heridas de tu pasado, para eso están el psicólogo o el psiquiatra. Sin embargo sí puede buscar algún recurso que hayas usado en el pasado y te haya sido útil para volverlo a usar en el presente.

Un coach no te aconseja ni te dice lo que tienes que hacer. Te ayuda a que descubras lo que quieres y cómo conseguirlo, estará contigo acompañándote en el camino, pero no andará el camino por ti. Esto sería como contratar a un entrenador personal y que sea él quien vaya al gimnasio por ti y levante las pesas por ti. No tendría sentido.

El coaching no es sólo motivación como piensan algunos, igual que la psicología no es sólo para tratar depresiones.

Creo que gran parte  de la discordia que una minoría se empeña en mantener se basa en las generalidades y en los tópicos. Se habla de intrusismo profesional, de falta de profesionalidad y de otras cuestiones que indudablemente pueden existir en el coaching, en la psicología, en la medicina, en la nutrición, en la construcción y en cualquier otro sector.

Ni son todos los que están ni están todos los que son. En todos lados “cuecen habas” y como dice un buen amigo mío… “Hay gente que pasa por la Universidad pero la Universidad no pasa por ellos”.

Con esto quiero decir que tener un título universitario no es garantía de que seas un magnífico profesional. Claro que es importante tener una titulación y claro que puede haber coaches con una titulación y que no tengan la formación necesaria o la profesionalidad necesaria. Claro que hay personas que venden humo y que no son profesionales éticos, honestos y/o coherentes, pero igual que puede haberlos en todos los sectores. Todos conocemos casos de falsos profesionales o poco cualificados, algunos casos famosos de alcance internacional, médicos cirujanos plásticos que no lo eran, falsos doctores expertos en no sé qué, falsos abogados, falsos constructores, falsos informáticos, policías, enfermeras, etc.  Y por este motivo no podemos catalogar a TODOS los profesionales de un sector como intrusos o poco profesionales.

En el coaching, al igual que en otras profesiones, obtienes un título o Certificación de Coach cuando terminas tus estudios, en algunos casos avalados por asociaciones de coaching, como ASESCO, ICF, ICC, AECOP entre otras, fundaciones y universidades a nivel nacional e internacional. Pero realmente eres coach cuando llevas tiempo practicando y obteniendo resultados favorables, como le puede pasar salvando las distancias  a un recién licenciado en derecho, medicina, psicología o en cualquier otra profesión. Terminas tu carrera y tienes tu título, pero serán la experiencia y la práctica de lo aprendido las que te darán la profesionalidad.

En mi opinión hay grandes profesionales del coaching, serios, éticos y honestos que ayudan a sus clientes  a conseguir una meta, que los resultados así lo avalan y que los dotan de las herramientas necesarias para seguir creciendo de manera autónoma; y evidentemente  cobran por ello, igual que cualquier profesional que hace su trabajo.

En más de una ocasión han contactado conmigo para contratar mis servicios y si he intuido que no soy el profesional adecuado para ayudar a esa persona, simplemente les comunico que no soy el profesional que puede ayudarles y si lo considero, les hablo de otros profesionales más especializados, sean coaches u otro tipo de profesional.

En conclusión, el coaching  no resta ni quita nada a la psicología sino más bien todo lo contrario, suma y aporta herramientas que ayudan a las personas y organizaciones a conseguir  lo que desean o necesitan. Un ejemplo claro es en el mundo del deporte, en el que cada vez es más frecuente encontrar a psicólogos deportivos y coaches deportivos trabajando en conjunto para sacar el mejor rendimiento de los jugadores de un equipo.

Mi especialidad es en coaching estratégico aplicado a la empresa y a los emprendedores, no trabajo coaching personal o de temas personales, pero desde mi experiencia y por el feedback de mis clientes, estoy satisfecho y orgulloso de mi trabajo y de los resultados que obtienen mis clientes y así mismo lo compruebo de otros compañeros que hacen tan digna labor de acompañamiento llamada Coaching.

Espero haber aportado claridad en este tema, no haber molestado a nadie y como no podía ser de otra manera, agradecerte que hayas llegado hasta el final de este artículo que hoy ha sido más largo de lo habitual,  pero creo que ha merecido la pena.

Aquí puedes encontrar los testimonios de diferentes  psicólogos y psiquiatras, nacionales e internacionales, que han tenido a bien aceptar la invitación que les hice de participar en este artículo.

Gracias a las psiquiatras Giovanna Muñoz y Mónica Suárez, así como a los psicólogos Isabel Hurtado, Antonio Fuentes, Ana Badiola, Yoana Mendoza, Miguel Ángel Luque y a Patricia Rosmar por sus aportaciones y testimonios.

Que tengas una extraordinaria semana.

Salud y éxitos.

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