¡Olvídalo! No persigas tus sueños
Si estás leyendo esto es porque te ha picado la curiosidad o porque habitualmente me sigues y sueles leer mis artículos. ¿Verdad?
¿Qué te ha sugerido este título? ¿Qué es lo primero que se te ha pasado por la cabeza?
Posiblemente hayas pensado que me he vuelto loco. Que es una barbaridad. Que voy a contracorriente. Que no tiene sentido. Que ha sido un error. Que es una provocación para que leas mi artículo. Que me he vuelto negativo o, peor aún, que he tirado la toalla y me voy a olvidar de mis sueños. ¿Y sabes qué? Nada más lejos de la realidad.
Te lo digo muy en serio, deja de perseguir tus sueños. Esto no significa que no los tengas. Todos tenemos sueños, deseos, situaciones ideales o metas; y eso está muy bien. Pero en ocasiones son tan grandes o están tan lejos que acabamos tirando la toalla y frustrándonos al no conseguirlos.
“Querer no es poder, pero es imprescindible para poder”
Posiblemente no te guste oír esto, pero es muy probable que no seas la versión más alta de ti mismo/a. No te culpes, nos educaron así. Es más, es también muy probable que seas tu versión más baja y aunque no sea tu culpa, sí es tu responsabilidad hacer algo al respecto.
Nadie sabe de lo que es capaz hasta que no se encuentra en una situación límite; y no quiero con esto que pienses que tenemos que vivir al límite o en situaciones estresantes continuamente.
Mira a tu alrededor. ¿Cuántas personas conoces que son realmente felices? ¿Cuántos han conseguido sus sueños? ¿Cuántos realmente llevan la vida que quieren? Te darás cuenta de que hay mucha gente que no lo ha logrado o peor aún, que difícilmente lo logrará.
Pero… ¿Qué pasaría si en vez de perseguir tus sueños trabajas para subir tus estándares y convertirte en la persona que realmente tendrías que ser?
En mi opinión, no se trata tanto de correr detrás de tus sueños como de convertirte en quién tienes que ser para conseguir alcanzar esos sueños.
La mayoría de personas siempre está en su versión más baja, es la que menos esfuerzo requiere y estamos diseñados para funcionar con la “Ley del Mínimo Esfuerzo”. Ahí estamos seguros y sólo cuando queremos o necesitamos verdaderamente algo, pasamos del equilibrio y tranquilidad de nuestra “versión segura” a nuestra “versión de pánico”.
Por ejemplo. ¿Cuántas personas conoces a las que les gustaría ganar o tener más dinero? ¿Qué están haciendo diferente a lo que hacían hace una semana, hace un mes o hace un año? Posiblemente nada. Sin embargo, dile a una de esas personas que necesita para seguir viviendo un tratamiento farmacológico que tiene un coste mensual de 500 euros y que sólo tiene 15 días para conseguir el tratamiento. ¿Qué ocurriría? Que empezaría a agudizar el ingenio y tratar de conseguir el dinero por todos los medios. Haría cualquier cosa. Nadie diría… ¡Uf! Es que eso va a requerir de mucho esfuerzo y ahora no me apetece.
¿Cuál ha sido el mecanismo que hace que esta persona pase de generar X euros a X+500 euros al mes? El deseo ineludible de seguir viviendo. No tiene otra alternativa nada más que buscar la solución. Insisto: no sabrás de lo que eres capaz hasta que no tengas una situación límite. Hay muchas cosas de las que hoy no te sientes capaz que podrías hacer si llegase el caso.
No te digo que tengas que vivir continuamente en tu zona de pánico, aunque sí te puedo garantizar que nada extraordinario te va a ocurrir en tu versión segura.
Si realmente quieres conseguir un gran sueño, no lo persigas. Probablemente acabarás agotándote y dándote por vencido. Sin embargo, si empiezas a subir tus estándares hasta convertirte en quien tienes que ser para conseguirlo, será más difícil que tires la toalla. En primer lugar estarás creciendo y desarrollándote personal y profesionalmente, irás aumentando y mejorando tus habilidades y capacidades. Este progreso y crecimiento continuo te dará seguridad, generará en ti el hábito de ser tu versión más alta e irá demostrándote tu capacidad de ir subiendo los peldaños que te llevarán tu sueño.
En la mayoría de ocasiones, el camino correcto no es el más corto ni el más fácil. Hay que definir una meta, pero no sólo mirar hacia la meta. Hay que ampliar el campo de visión, mirar desde otros ángulos y trabajar en todas las áreas necesarias de tu vida hasta convertirte en esa persona que deseas.
Si tu sueño es ser el referente en tu sector, ser el Nº 1 o estar en los primeros puestos del “Top 10”, no te limites a trabajar duro haciendo muy bien lo que haces. Pregúntate…
¿Quién tendría que ser para ser el Nº 1 en mi sector?
¿En quién tendría que convertirme?
¿Qué habilidades y capacidades tendría que tener?
¿Qué estilo de vida debería llevar? ¿Cómo tendría que comportarme?
¿Quién es y qué hace el actual Nº1 en mi sector?
¿Qué tendría que hacer para conseguirlo?
¿A quién le estoy aportando valor con lo que hago? ¿A quién ayudo?
¿Qué problemas soluciono? ¿Cómo podría aportar más valor y ayudar a más personas?
¿Cómo sabré que lo estoy consiguiendo?
¿Qué es lo mejor que puedo hacer hoy para subir mis estándares?
Estas y otras preguntas te pueden ayudar a enfocarte y empezar a construirte y convertirte en tu mejor versión. Si trabajas en ti y pensando en aportar valor a los demás, como consecuencia te convertirás en una gran persona. Y una gran persona con los hábitos correctos y altos estándares es más que probable que consiga sus sueños.
Así que recuerda. ¡Olvídalo! No persigas tus sueños. Trabaja en ti, sube progresivamente tus estándares y conviértete en quien tienes que ser para alcanzarlos.
Cuanto más grande sea tu sueño, más va a requerir de ti, ese es el precio que tienes que estar dispuesto a pagar. Pero, ¿cómo te vas a sentir cuando lo consigas?
Seguro que merecerá la pena.
Te invito, como siempre, a que te pongas en marcha, lo pongas en práctica y experimentes por ti mismo/a. Hoy es el mejor día para empezar.
Espero que este post te ayude y que te sirva. Si es así, compártelo.
Que tengas una semana extraordinaria.
Salud y éxitos.
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