Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El estadio anteriormente conocido como Olímpico y la historia que no hemos aprendido

.

Alfonso Alba

0

El estadio anteriormente conocido como Olímpico de Sevilla (le quitaron el nombre, tras varios e imposibles intentos de que la ciudad acogiese unos Juegos que se llevaron por delante unos cuantos millones de pesetas, primero, y de euros, después) va a ser la sede de las cuatro próximas finales de la Copa del Rey. Quizás no lo sepan, pero el actual Estadio de La Cartuja de Sevilla está cerrado desde el año 2018. Ese año acogió un concierto de Operación Triunfo y después los técnicos detectaron problemas en la cubierta que hay que arreglar. Por seguridad, está clausurado.

Ahora, la RFEF ha decidido que Sevilla y su escasamente usado pero gigante estadio de La Cartuya sea la sede de la final de la Copa del Rey durante los cuatro próximos años. Sevilla, la tercera ciudad de España, tiene otros dos campos de fútbol en estupendas condiciones: el del Betis y el del Sevilla. Pero la final irá a La Cartuja.

Rápidamente, la Junta de Andalucía ha anunciado que por supuesto para este año la cubierta está arreglada y que para el futuro, incluso, se eliminará la pista de atletismo para acercar las gradas. La Cartuja será un campo de fútbol que probablemente acogerá algunos partidos de la Selección Española y muchos conciertos. Pero muchos.

Los arquitectos que diseñaron el anteriormente conocido como Estadio Olímpico de Sevilla ya reconocieron que la obra para quitar la pista de atletismo y que se vea mejor el fútbol es posible. Pero cara, claro. Para hacerlo, hay que rebajar el césped por debajo del nivel freático del Guadalquivir. Insisten en que no hay problema, que aquello está reforzado con hormigón para que el río nunca inunde el césped... Pero hacer un agujero más profundo significa que el estadio sería gigante, con una capacidad prácticamente mayor a la del Camp Nou. No pasa nada. Se baja la cubierta, se eliminan las gradas superiores, y asunto arreglado. Baratísimo, oiga.

El Estadio de la Cartuja es propiedad de la empresa Sociedad Estadio Olímpico de Sevilla S.A. El 40% de su capital es de la Junta, el 25% del Gobierno, el 19% del Ayuntamiento, el 15% de la Diputación y el Betis y el Sevilla tienen el resto, un escaso 3%. Sus clubes y sus aficiones jamás creyeron en el proyecto de compartir estadio. Y jamás se mudarán a La Cartuja.

La obra, inaugurada en 1999, tuvo un coste de 125 millones de euros. Todo fue dinero público. Además, como se disparaba con pólvora del rey (el alcalde de Sevilla era el andalucista Alejandro Rojas Marcos) el presupuesto se llegó a triplicar. Ahora, hacen falta 15 millones de euros para arreglar la cubierta y que se pueda disputar la final de la Copa del Rey. Y eliminar las pistas de atletismo no tendrán un coste inferior a los 30 millones de euros. Dinero que la Junta de Andalucía ya ha anunciado que se gastará.

El anteriormente conocido como Estadio Olímpico es uno de los grandes ejemplos del despilfarro del dinero público por egolatrías políticas. Y el intento de usar el deporte en beneficio del alcalde de turno. No era necesario cuando se proyectó y construyó. Entonces, parece ser, atábamos los perros con longaniza. Ahora se ve que esto vuelve a pasar.

El modelo que persigue la RFEF parece ser el de Wembley. Pero claro, aquí somos españoles. Los ingleses, tan locos ellos como para votar un Brexit, no han puesto un duro. Los más de 1.000 millones que ha costado la reforma de Wembley ha salido de la propia Federación Inglesa de Fútbol, propietaria de este coloso. Aquí, pues lo pagará la Junta, lo pagará el Ayuntamiento de Sevilla, la Diputación y el Gobierno. No me cabe ninguna duda.

En Córdoba tenemos otro ejemplo del despilfarro y la mala planificación: El Nuevo Arcángel. Es un estadio construido exclusivamente con dinero público. Y reformado exclusivamente con dinero público. En este caso, además, exclusivamente con dinero del Ayuntamiento de Córdoba. Ni la Junta, ni el Gobierno, ni la Diputación, ni el Córdoba Club de Fútbol han puesto un duro. O un euro. El Arcángel es, y creo que seguirá siendo por mucho tiempo, la mayor inversión que ha hecho el Ayuntamiento de Córdoba en una obra concreta en la ciudad. La mayor. Y ahí está, todavía en obras, con la Tribuna antigua, con la Preferencia que parece un enorme nicho, y en un suelo dudoso (El Arenal, ojo spóiler, es el peor suelo para construir nada, y dispara el coste de las obras).

El Nuevo Arcángel también se diseño a “coste cero”. Se iba a pagar solo. Como el anteriormente conocido como Estadio Olímpico. Le iban a dar los Juegos Olímpicos a Madrid y Córdoba iba a ser subsede (ni a sede llegábamos) del fútbol. Y claro, iba a llover el dinero e íbamos a tener un estadio admirable. Eso tampoco pasó y el Ayuntamiento tuvo que tirar para adelante en solitario. Hoy, El Arcángel, como La Cartuja, es un enorme monumento al despilfarro público, una obra encima inacabada que hemos pagado todos los cordobeses. Pero luego no hay dinero para conservar el inmenso patrimonio artístico de la ciudad. Ajá.

Etiquetas
stats