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Benditas Vacaciones

María Isabel Martínez

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Te tiras un añito entero soñando en la necesidad de que lleguen pronto las vacaciones para desconectar, relajarte, dejar de trabajar, hacer cosas chulas como leer sin pensar en nada más, salir, correr, tocarte la barriga.... y bla, bla, bla....

Esas vacaciones que parecen no llegar nunca porque claro, como buen autónomo en mi caso, las vacaciones se cogen en agosto sí o sí, porque es cuando se va todo el mundo y a ti te baja el trabajo (es un órdago a vacaciones, o lo que es lo mismo: “ahora o nunca”) y te consuelas a ti misma intentando convencerte de que ya queda poco, venga, un último esfuerzo....aunque se te hace cuesta arriba la llegada al amado y perseguido 1 de agosto.

Si yo fuera o fuese una persona metódica de esas que llaman organizada, tendría mi maleta lista sin ningún problema la semana de antes para así no olvidar nada y empezar relajada, pero no, no lo soy o mejor dicho, no me dejan serlo y es que a pesar de que el fin de semana anterior has advertido a tu prole por activa y pasiva: “chicos, lo que tengáis que echar a lavar para llevaros al viaje, ahora es el momento, que entre semana ya no voy a poner más lavadoras (aunque eso no te lo crees ni tú, pero hay que meterle las cabras en el corral a esta gente)” y otras como“por favor, la ropa que vayáis a llevaros al viaje, no os la pongáis esta semana, ¿oído?” .... de nada sirve, oídos sordos que se llama o sordera selectiva, como prefiráis.

Como cada año, te ves a ti misma planchando y lavando ropa hasta las 1 de la madrugada del día anterior de tu partida hacia el paraíso y como si fuera un “dejá vu” de esos que se repiten año tras año, te reconoces haciendo la maleta de aquella manera, a tontas y a locas, sin saber muy bien si estás echando la ropa apropiada, maldiciendo a tó lo que se menea y jurándote y perjurándote que esto ya no me pasa más...

Día 1, siete de la mañana (el estupendo ha dicho que salgamos tempranito porque hay que cruzarse toda España) y hala, a levantar a todo el personal, que se vayan espabilando. En esto, tú ya has hecho el café y preparado desayunos, para que no se paren. Comienzan a levantarse después de mucho remoloneo y van ocupando por jerarquía el baño, con lo que te dejan para la última, pero te viene de perlas porque hay que preparar las cosas del perro para llevárselo a la abuela, regar las plantas, recoger un poco la casa (no sea que vaya a venir alguien en tu ausencia a ver cómo te la has dejado y ponerte de vuelta perejil....) poner el lavavajillas con las cosas del desayuno y cena, preparar la neverita con los bocatas y piscolabis para el viaje (por si les da por pedirte algo los nenes, que luego nunca se lo comen) y resto de las cosas que hacemos las madres antes de salir de casa.

Claro, la hora prevista de salida era las ocho y media de la mañana y como es lógico, todos estaban listos para salir a las ocho treinta en puntito excepto una servidora, que se metió en el baño a esa hora precisamente porque no pudo antes y porque no has parado de hacer cosas desde que abriste los ojos y aún te queda arreglarte, preparar el neceser (que estas cosas son siempre las últimas) con tus cosas y todo lo que estás viendo que han ido olvidando ellos en sus respectivos neceseres (cepillos de dientes, peines, gomas del pelo, esponjas, etc, vamos casi todo), darle un “meneillo al baño” antes de salir.... lo sé, lo sé, igual que el resto de la casa.... y a las 9 y cuarto, lista y preparada con la cabeza a mil por mil pensando: ¿qué me dejo, qué me dejo...? por aquello de que tienes un pálpito de que se te olvida algo sí o sí... oyes un último ¿qué te quedaaaa? antes de cerrar la puerta y persianas, y por fin dices:

YAAAAAA.....¡¡¡¡ Avanti Vacaciones!!!

Llevamos el perro a casa de la abuela y claro, de la hora prevista de salida, que eran las ocho treinta, hemos salido a las diez y por supuesto la culpa es de una servidora, que tiene por norma ser una tardona te pongas como te pongas y te levantes a la hora que te levantes.....¡¡asumido!! Mea culpa.

Venga, comienzan ya las vacaciones, modo relax, olvídate de todo y ya estamos por fin en camino. Por delante nos espera una semana de desconexión total y disfrute en familia. Has planeado el viaje al milímetro para que tengan un poquito de todo, momentos de pachorra, visitas a enclaves desconocidos, algo de actividad lúdica y cultural, es decir, te has comido el coco para que el viaje resulte atractivo a todos los integrantes de la familia. No obstante, lo hagas como lo hagas, nunca llueve a gusto de todos, y mira que intento que no me afecten los “me aburro”, “¿qué hacemos hoy?”, “vaya rollo”, “yo paso”.....prometo que no me van a alterar este tipo de cosas....pero mucho me temo que finalmente lo hacen y siempre termino diciendo: el año que viene lo planificáis vosotros, a ver qué planteáis. Como el que oye llover....

Una semana de vacaciones no es mucho pero algo es algo. Lo único que ocurre es que antes de empezar, ya han terminado y ahora hay que seguir esperando hasta agosto del siguiente año...es lo que tiene ser autónomo (¡¡qué poco cuidaditos nos tienen con lo que curramos!!!). Pero lo hemos pasado muy bien.

Vuelta a casa el día 9, empiezas a trabajar al día siguiente. Deshaz maletas, pon dos millones de lavadoras, sube a tender los dos millones de lavadoras, baja de tender los dos millones de lavadoras, ve a casa de la abuela a recoger al perro, tira de congelados e imaginación y planifica la comida del día siguiente, organiza el aterrizaje...¡¡hogar, dulce hogar!!

Día diez de agosto, camino al trabajo y pensativa...necesito unas vacaciones.

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