Sergio Gracia Montes es graduado en Derecho por la Universidad de Córdoba. En 2018 impulsa desde Córdoba el Centro de Investigación de la Extrema Derecha (Cinved), con el que analiza y estudia los movimientos populistas y extremistas en España y a nivel internacional. Gracia cuenta con amplia formación en materia religiosa, política y de derechos humanos, e interviene en medios nacionales (Cuatro, La Sexta, Huffington Post, El Independiente, El Confidencial o El Temps) como experto en fanatismos y movimientos de ultraderecha.
Toxicidad viral: cómo la manosfera seduce a los jóvenes en las plataformas sociales
En nuestro último blog, hablábamos de cómo la extrema derecha está calando entre los jóvenes españoles y lanzábamos dos preguntas ¿Dónde se captan a estos jóvenes? Y ¿Qué buscan estos en dichos grupos? Sobre dónde los captan, comentábamos que había que poner la vista en los movimientos ultras, los gimnasios en general, y los centros deportivos de deportes de contacto en particular, los Active Club, así como las redes sociales y los vínculos familiares.
En lo referente a la pregunta de ¿Qué buscan estos en dichos grupos? Además de lo comentado, debemos de añadir que en los últimos años, un nuevo fenómeno ha visto la luz a través de las redes sociales, el cual a llevado a cabo una transformación de estas en lo que refiere a la difusión de opiniones. Donde bajo la “excusa” de la libertad de expresión, individuos que antes tenían una opinión tal vez marginal o que sencillamente estaban ubicados en sitios poco visibles de la red, han ido tomando relevancia y creando una corriente cada vez más mayoritaria.
El fenómeno al que nos enfrentamos en la actualidad es la manosfera, que son comunidades en línea compuesto básicamente por hombres, que propagan discursos con ideas misóginas y extremistas, que debaten sobre una supuesta crisis de la masculinidad, que muestran su odio visceral al feminismo o cómo supuestamente, se está deteriorando la sociedad contemporánea debido a las luchas por la igualdad de género.
Entre los grupos que componen la manosfera podemos encontrar a los “red pill”, “incels” (célibes involuntarios) o MGTOW (Men Going Their Own Way), a lo que podríamos añadir otros actores misóginos y potencialmente violentos como los “pick up artists” (artistas del ligue“), los ”GymBros“ etc.
El salto a las redes mainstream
Este discurso actualmente se lleva a cabo abiertamente y a gran escala, aunque es cierto que todavía existen comunidades con acceso limitado como pueden ser Forocoches, Burbuja.Info, Reddit o canales privados de Twitch o Telegram.
En España, este discurso empieza a llamar la atención de jóvenes y adolescentes a través de TikTokers, Youtubers, Streamer e Instagramers, todos ellos creadores de contenido que sibilinamente, mezclan entretenimiento, humor y contenido “motivacional” con ideas profundamente reaccionarias.
El caso español es paradójico, ya que la mayoría de estos creadores de contenido no se suelen identificar abiertamente como parte de la llamada manosfera, aunque reproduzcan “al dedillo” sus mensajes.
Entre los referentes españoles dentro de este movimiento están nombres propios como Jordi Wild (The Wild Project), Wall Street Wolverine, Roma Gallardo o UTBH (Un Tío Blanco Hetero) entre otros. Perfiles que tienen miles de seguidores con videos que suman miles de visualizaciones.
Sus entrevistas o directos suelen transitar entre la crítica al feminismo, el análisis de la masculinidad tradicional y ciertas inclinaciones hacia discursos conservadores. Asimismo, suelen dar espacio en sus entrevistas a figuras vinculadas a este entorno manosférico o de la ultraderecha.
En muchos casos, el rechazo del sector femenino a estos individuos, ha ayudado a expandir a través de las redes sociales mensajes machistas disfrazados de autoayuda, de superación personal o reivindicación de la virilidad. A los que hay que sumar los mensajes antiinmigración y ultranacionalistas. Todo ello cargado de odio viral.
Esa nueva generación que emerge en España interesada en las ideas de la manosfera, interioriza conceptos como la “Red Pill”, conceptos que van más allá de la ficción y se transforman en herramientas que justifican el rechazo al feminismo, los ataques a minorías y la exaltación de una masculinidad autoritaria, donde los creadores de contenido vinculados a esta corriente logran captar millones de visualizaciones, especialmente entre adolescentes. La ultraderecha, plenamente consciente de este fenómeno, no ha tardado en apoderarse de él.
¿Qué discursos suelen fomentar?
Entre sus discursos destaca el ataque al feminismo al que suelen presentar como movimiento “radical” y “opuesto a los hombres”. Suelen llevar a cabo la exaltación de una masculinidad autoritaria y dominante; así como el desprecio hacia las mujeres que no encajan en roles tradicionales de la familia y el hogar.
También en sus discursos y supuestos argumentos, señalan a las mujeres de actuar con manipulación y fomentan la creencia de que los hombres deben recuperar el control. Donde según sus opiniones, el aspecto físico, el poder económico y la capacidad de dominación, son indicadores del éxito masculino. La misoginia y la gordofobia tal como aporta mi compañera Inés Bolaños, son a menudo movilizadas en tándem, tanto para atacar a mujeres por incumplir cánones de belleza establecidos, como para atacar a hombres señalando su peso o falta de tono muscular como culpables de la falta de amor romántico en su vida.
En resumen, las plataformas digitales están generando un terreno fértil que alimenta y refuerza diariamente estos discursos.
¿Por qué atraen estos discursos a los jóvenes?
Las redes sociales y las plataformas han ayudado al creciente auge del conservadurismo digital a nivel global, algo a lo que España no es ajeno. Muchos adolescentes se sienten desorientados y en muchos casos, se enfrentan a una crisis de identidad masculina. Tal como contábamos en Reclutados: el silencioso avance de la extrema derecha entre los jóvenes españoles, muchos de estos jóvenes y adolescentes se han podido sentir excluidos socialmente, han buscado un sentido de identidad y pertenencia que antes no tenían o la sensación de protección y seguridad que antes les faltaba. En la manosfera, encuentran una parte de eso que les falta. En la manosfera hallan una narrativa concreta que, aunque dañina, les ofrece una forma de interpretar sus “problemas” y justificarlos en algunos casos.
Por supuesto, aquí no podemos obviar la desinformación y los algoritmos de las plataformas, que suelen amplificar la difusión de mensajes extremistas. Diferentes estudios han demostrado que las redes “premian” la polarización porque esta “atrae” a los usuarios en línea.
Las nuevas generaciones están creciendo en una burbuja digital engañosa, ya que tienen la sensación de que al estar más conectados, están más relacionados, algo que es totalmente falso. Los usuarios experimentan cada vez más un aislamiento social más profundo y un empobrecimiento de la calidad de sus relaciones personales, influyendo lógicamente en las relaciones de familia y/o pareja. En el mundo digital falta el lenguaje corporal o las expresiones faciales, algo que dificulta la construcción de relaciones profundas, sólidas y de calidad.
El actual sistema educativo no les capacita adecuadamente para analizar de forma crítica el contenido que consumen en línea, y es más que evidente la falta de formación en igualdad y el insuficiente desarrollo del pensamiento crítico.
El hecho de estar consumiendo el mismo contenido diariamente, bebiendo de las mismas fuentes normalmente sin verificar, ayuda a incrementar también la desafección hacia las instituciones. La frustración con la política y la incertidumbre financiera ayudan a crear un caldo de cultivo propicio para discursos extremistas que buscan culpables “fáciles” y sin voz, como la inmigración o las minorías, incluso cuando los datos y las evidencias científicas desacreditan estas explicaciones simplistas.
Las consecuencias sociales y políticas que surgen de estos discursos implican la perpetuación del machismo y la violencia simbólica, el aumento de trastornos alimenticios y de salud mental (ansiedad y depresión), la radicalización de jóvenes que en ciertos casos desemboca en actos terroristas, el aumento de delitos de odio, especialmente en espacios digitales, la propagación de desinformación masiva sobre igualdad, relaciones y derechos, además de una polarización ideológica que frecuentemente se asocia con movimientos de extrema derecha.
Todo este discurso metido en una coctelera y mezclado, contribuye a reforzar una cultura de polarización y tensión, dificultando no solo los debates democráticos y el respeto a la diversidad, sino también las dinámicas entre amistades, familias o parejas, donde cada vez son más y a edades más tempranas, donde los hombres ejercen control, manipulación y violencia verbal, física y psíquica sobre sus parejas.
La respuesta frente a la manosfera no puede limitarse únicamente a la censura o a medidas legales en caso de delito. Para combatir este discurso, es necesario fomentar la educación en igualdad, el crecimiento afectivo y la capacidad de pensamiento crítico desde las primeras etapas de la vida.
Además, resulta crucial fortalecer la regulación en plataformas digitales mediante algoritmos que no prioricen la difusión de discursos de odio. Al mismo tiempo, es fundamental fomentar referentes masculinos positivos que impulsen modelos de masculinidad más saludables y empáticos. También se debe generar espacios de diálogo y escucha para los jóvenes, donde puedan expresar sus inquietudes sin caer en discursos tóxicos, violentos o extremistas.
El fenómeno de la manosfera digital en España no debe subestimarse, ya que este tipo de mensajes está dejando una huella significativa en toda una generación, moldeando visiones que se alejan de los principios de una sociedad equitativa, justa y democrática. La solución no radica únicamente en la censura, sino en la creación activa de alternativas culturales, educativas y mediáticas que ofrezcan nuevos horizontes.
Sobre este blog
Sergio Gracia Montes es graduado en Derecho por la Universidad de Córdoba. En 2018 impulsa desde Córdoba el Centro de Investigación de la Extrema Derecha (Cinved), con el que analiza y estudia los movimientos populistas y extremistas en España y a nivel internacional. Gracia cuenta con amplia formación en materia religiosa, política y de derechos humanos, e interviene en medios nacionales (Cuatro, La Sexta, Huffington Post, El Independiente, El Confidencial o El Temps) como experto en fanatismos y movimientos de ultraderecha.
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