Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
El nuevo rapto de Europa

Al parecer, Europa era una bella princesa fenicia que fue raptada por Zeus haciéndose pasar por un toro blanco manso e inocente. Europa cayó en sus trampas como si hubiera sido víctima de una suerte de “sumisión química”, o algo así, le acarició el lomo, se confió y acabó sobre sus lomos camino de Creta. Así lo explican, más o menos, Herodoto y Ovidio, según recuerdo.
Zeus era un dios parecido al dios de la mayoría de lectores que están ahora conectados a esto, pero más gamberro, creo.
Europa acabó como mujer de Zeus y tuvo hijos con él; el matrimonio terminó mal, como muchos desde que el tiempo es tiempo. Creo que su padre, el suegro de Zeus, acabó lanzando gritos desde oriente a occidente, es decir: de derecha a izquierda cuando la tierra era plana, buscando a su hija: ¡Europa, Europa…! Y así se quedó bautizado el continente que pretendía ser una síntesis de uno y otro lado y confín.
Hoy día, Europa y sus instituciones vuelven a ser raptadas, secuestradas por una pinza entre oriente y occidente. Entre dos tipos disfrazados de toro de color blanco tundra o naranja calabaza. Y Europa ya no sabe a lomos de cuál montarse. La pobre…
Que tenga yo que definirme como “europeo” cuando estoy a 14 kilómetros de África y a 2.500 de Bruselas también tiene huevos.
Creo que todo me empezó a mosquear cuando el equipo de baloncesto del Maccabi de Tel-Aviv comenzó a jugar la Euroliga o cuando dejamos que Israel ganase en cuatro ocasiones el Festival de Eurovisión.
Después de dejaciones como esas, no sé para qué nos vamos a “rearmar” si la batalla del deporte capitalista y de la canción popular de mierda ya está perdida.
Pienso en estas cosas mientras veo el magnífico cuadro de Tiziano, “El Rapto de Europa” en el Museo Isabella Stewart Gadner, de Boston, Massachusetts, donde el pintor italiano muestra a una mujer claramente violada.
Bueno, vale; no he estado en mi puta vida en Boston. Es mentira, seguramente, como lo de Zeus y tal. Pero todo lo demás es cierto.
Al fin y al cabo, la verdad apesta.
(“Truth sucks”. Bart Simpsom)
Sobre este blog
Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
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