Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
España-Suiza: una película autorizada para todos los públicos
Las 14.194 personas que se dieron cita en El Arcángel para conseguir el récord de asistencia a un partido de la selección femenina de fútbol estaban conformadas de la siguiente manera: familias al completo, grupos de adolescentes, niñas y niños muy chicos, titos con sobrinos, parejas de mellizos o gemelos o muy parecidos, mamás con hijas, padres con hijos e hijas, clubes de chavales y chavalas de Villa del Río o Montilla, dos mujeres que, tras salir por los vomitorios del estadio, iban a coger el coche para volver a Montoro, parejas de primeros novietes y novietas, abuelos con nietos y así más o menos.
Se vestía mucha camiseta roja, algunas compradas hace menos de un mes, con los nombres de Aitana Bonmatí, Alexia , Athenea u Olga Carmona, también de la selección masculina (una chica llevaba una de Sergio Ramos, un joven padre una de Fábregas), un señor que salió delante mía llevaba una sin número pero con el horroroso diseño de cuando Javier Clemente era seleccionador, en fin…
Se vieron pancartas artesanas de afecto, de cariño y de admiración no sólo deportiva, también de reivindicación.
Eso, en las gradas. Sobre el césped, jugadoras de rojo con una estrella en el pecho que corrían, que marcaban, que hacían repliegues de exquisita geometría en movimiento, que lanzaron balones parados de auténtico diseño…
A mi lado, una niña de unos siete años alza las manos, canta el tres a cero y se le cae la alita de pollo rebozada que se estaba zampando sobre la espalda del chaval de la fila de delante. “No pasa nada, Goooool”.
A pesar de la goleada inapelable, casi nadie quiso abandonar el recinto antes de tiempo. La diversa grada se quedó para seguir agradeciendo y las campeonas del mundo se tomaron su tiempo para devolver gratitud por los cuatro puntos cardinales de El Arcángel.
En una noche de martes de cole y de labor se vivió una gran fiestuqui junto al Guadalquivir.
Profesores, profesoras: sean indulgentes, sean generosos, sean comprensivos al día siguiente si en la clase prestan un poco menos de atención o si quieren prolongar el recreo un poco más imitando desmarques y regates.
No sean “siesos”. No conviene.
Sobre este blog
Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
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