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Efectivamente, el otoño

Juan José Fernández Palomo

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El Consejero de Salud me ha enviado una carta instándome a que, si lo deseo, me haga el text de sangre en heces para prevenir el cáncer de colon. Creo, sinceramente, que el Consejero tendrá cosas más urgentes y graves a las que dedicarse. Espero que al dedicar su tiempo a escribirme no las haya descuidado.

El Consejero habla con un poco de “frenillo” y yo leo la carta en voz alta imitando su voz. Es paródico pero inocente. El Consejero tiene un hermano que es obispo en Centroáfrica. Eso ya no es inocente ni paródico; es verdad. El Consejero es de familia numerosa, por eso puede ser que su cargo sea el de “Salud y Familias”. Es el organigrama de nuestro gobierno.

El otoño.

El algoritmo de una red social hace que salte en mi perfil un artículo de una presunta publicación sobre salud que me alerta sobre la posibilidad del “goteo postmiccional”. El sintagma es raro pero explícito. Es publicidad, sí, pero no sólo de una marca de higiene íntima sino de un síntoma posible. Chubascos dispersos, otoño.

La carta del Consejero de bigotito y frenillo y la publicidad antigoteo han llegado como las garcetas comunes a la rotonda del Hipercor y sobrevuelan hacia el sur como las tórtolas, las cigüeñas y las golondrinas que ya no llegan al Sahara porque el cambio climático es una realidad como realidad es la existencia de terraplanistas, personas que son humoristas pero no lo saben.

Vivo el otoño de mis días también mientras me afeito.

Las mariposas monarca recorren más de 3.000 kilómetros desde el norte de EE.UU hacia México en otoño y los burgueses ociosos de la Costa Este salen los fines de semana a capturarlas con red o con la cámara del móvil. Nabokov coleccionaba lepidópteros y escribió “Lolita” (por si sirve este dato: el otoño siempre tiene a la vista el esplendor de la primavera). El otoño funciona aquí como un prólogo, como el pasado en Shakespeare. El epílogo de la muerte no es más que papeleo. Carne de notaría.

Ah; “El Otoño” de facto, el ejercicio de redacción que siempre nos ponían en el cole, ahora lo comprendo.

El otoño, sin embargo, de atardeceres rojos y tempranos, de noche exterior y amaneceres claros y fríos. El otoño, su edad, su infusión con miel y su paracetamol.

La manta del otoño. Niebla que rompe. Ahora te entiendo. Eres tránsito no más. Lluvia fina.

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