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Ariel Rot: “Tequila cambió el negocio de la música en España y Los Rodríguez no”

Ariel Rot | MADERO CUBERO

Marta Jiménez

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Ariel Rot ha sobrevivido a varios mundos. El de dos países, dos bandas y un camino en solitario cuya primera etapa comenzó hace treinta años. A sus 54, Rot ha salido  indemne y enriquecido personal y musicalmente de sus viajes vitales y rockeros. Hijo de la cantante argentina-sefardí Dina Rot , “una mujer culta y de izquierdas”, según el músico,  de ella tomó un apellido acortado que proviene de Rotenberg. Ahora el músico se ha dado cuenta que bien pudiera ser una tradición familiar porque su hijo ya planea también transformar el suyo en Rot.

Hace menos de un mes el guitarrista pisó el Calderón de los Stones  invitado por el telonero, Leiva, para tocar un tema y experimentar algo que si se lo cuentan cuarenta años atrás “hubiera estado dando vueltas sin parar”. Esta semana ha sobrevolado de nuevo el Festival de la Guitarra cordobés para impartir una masterclass y tocar por primera vez, la madrugada del viernes, en La Axerquía.

PREGUNTA. ¿Sabes que estás en el club de los guitarristas jóvenes que han tocado en este festival?

RESPUESTA. ¿En serio? Lo tendré que mirar pero da para reflexionar. Tal vez fuimos una de las últimas generaciones que siguió con esa tradición donde el despliegue técnico y el virtuosismo todavía se admiraba en cierto modo. La siguiente generación aprendió con el punk. Yo vengo de una generación de los 70 que empezó a tocar la guitarra escuchando a esos guitarrista y la destreza técnica era importante entonces, no solo tener onda y buenas ideas. Esos músicos conseguían grabar discos muy complejos con muy pocas ayudad técnicas. Luego ha habido otras corrientes con jovencitos haciendo heavy metal y con horas y horas de estudio metidos en sus cuartos. El otro día en una tienda friki de guitarras me topé con un chaval de 16 años y no sabes lo bien que tocaba. Impresionante haciendo swing y country. Me sorprendió. Y hay casos, me mandan videos de gente tocando canciones mías, las más difíciles. Así que a ver si hay suerte y comenzamos a ver caras jóvenes en el festival.

P. ¿La excelencia es un hábito?

R. Lo que yo entiendo por el término excelencia tiene que ver con un don. Lo que pasa es que el recurso técnico siempre puede engañar. Lo más importante para mí es lo que alguien tiene para decir y eso es algo que no se aprende.

A ver si hay suerte y comenzamos a ver caras jóvenes en el festival

P. ¿El instrumento hace al músico?

R. No creo. Un músico con cualidades tocaría cualquier instrumento que el destino le haya puesto en sus manos. Me acuerdo de un documental donde Stevie Wonder decía “bueno, yo grabo con lo que encuentro en el estudio” y eso que a él le regalaban unos teclados impresionantes. Una de las primeras personas en probar los aparatos que se están investigando, los ultrasofisticados, es él. El músico debería trascender más allá de un instrumento en particular.

P. Pero a ti es difícil imaginarte sin una guitarra.

R. Yo empecé tocando el piano a los siete u ocho años. Pero tuve profesoras demasiado estrictas y lo asocié con algo que requería mucho esfuerzo. Era algo así como el ballet clásico, que requería muchas horas. Entonces descubrí la guitarra y significó todo lo contrario, la libertad, el dejarse llevar y el divertirse. Tal vez el instrumento impone una cierta disciplina. Por ejemplo, para el piano la necesitas pero la guitarra cualquiera puede tocarla realmente. Depende de lo que toques y de lo que digas. Finalmente son 12 notas las que usaba Beethoven y todo el mundo.

Empecé tocando el piano (...) pero descubrí la guitarra y significó todo lo contrario, la libertad, el dejarse llevar y el divertirse

P. En el festival de la Guitarra de Córdoba te has convertido en profesor de una masterclass ¿Qué tal como maestro?

R. Malísimo, como alumno y como profesor, siempre malo. No suelo preparar estas cosas porque yo entiendo que masterclass es una palabra ambigua. No es lo mismo una clase en la que aprendes a tocar la guitarra que una clase maestra que, aunque impone, le quita hierro porque puede ser una charla, mostrar mis canciones, tocar, contar cómo compongo… En mi caso se trató de una historia cronológica de cómo fue mi aprendizaje, ya que los niveles son muy dispares y nunca puede ser muy técnica. Informal.

P. ¿Qué tal con los Rolling?

R. Toqué con Leiva. Me mandó un mensaje tres días antes y me dijo, “llámame que hay algo importante”. Entonces lo llamé. Me contó que iba a telonear a los Rolling y que me quería invitar a mí. Hicimos Mucho mejor y fue muy emocionante aunque más en el terreno simbólico que en efectos reales. Ser telonero de los Stones no es una situación especialmente agradable. Ni de los Stones ni de nadie en ningún caso. Tocas de día, con la gente entrando, con todo el mundo esperando a los Rolling e intentando no intoxicar sus oídos previamente, que es lo que yo haría, y las condiciones fueron horribles. Leiva tuvo solo dos minutos para probar y yo nada. Pero fue una experiencia increíble. Si a mí hace 40 años me dicen un día vas a tocar en el mismo escenario de los Rolling Stones digo el mundo se volvió loco, ¿no?

Ser telonero de los Stones no es una situación especialmente agradable (...) pero fue una experiencia increíble

P. ¿Haznos una foto de ese backstage?

R. No, no, no. No estuvimos de fiesta con los Rolling. Ni siquiera les dimos la mano ni nos cruzamos con ellos. Cuando fueron a hacer la prueba de sonido nos echaron a todos y cuando digo a todos es hasta el tío que estaba preparando las barras para vender cervezas. No quedó nadie en el estadio salvo 15 personas de seguridad y de espaldas al escenario, mirando, y si llegabas a asomar la cabeza te decían que te metieras para adentro. Controlaban que nadie saliese a mirar. Ya los Stones se pueden permitir hacer lo que les dé la gana. Aunque subir a ese escenario, poder ver las cosas que tiene cada uno, por mucho que los instrumentos estén tapados, como la mesita de Keith Richards con un pequeño altar lleno de cosas curiosas como un cenicero muy antiguo, las púas y una campanita de recepción de hotel súperantigua también. Todo eso me llamó mucho la atención y le hice una foto, claro. Para mí todo esto cierra un círculo. Yo ya era músico desde los siete años y luego me hice músico de rock por un película que vi de los Rolling Stones. Ese día salí del cine y dije, yo quiero hacer esto clarísimamente. Entonces, lo primero que hice al llegar a mi casa fue abrir el armario de mi hermana, tirar toda mi ropa y sacársela a ella. Al día siguiente llegué a la escuela con gafas y otro look distinto, así de un día para otro. Me marcaron mucho.

P. ¿A qué sabe La huesuda?

R. La Huesuda tiene mucha carne. Es un hueso carnoso. Tal vez sabe a intimidad, a confesión, a reflexión. Creo que es un disco serio, quizás demasiado serio. Fue un momento especial, tuvo que ver mucho con un formato que me inventé en un momento que era ir solo. Pasé de ir con banda de diez a ser tres entonces. Toda esa efervescencia y ansiedad que crea la banda, que debe salir a darlo todo, de este modo crea otra atmósfera en los conciertos y eso está en La huesuda. Hay más reflexión, más lectura, más escribir y pensar, más tranquilidad. Yo iba componiendo mientras íbamos viajando, en los hoteles, en las pruebas de sonido, así que quedó impregnada de eso.

P. ¿Es tu disco más latinoamericano?

R. No. A ver, la palabra latinoamericano puede traer confusión. Si te refieres a la música latina, no. La proporción siempre está presente pero, en realidad, es un disco más argentino que latino. El rock argentino tiene más poesía y está más cerca del cantautor en cuanto a las letras. También la música es más elaborada y el rock español es más callejero. Hablo de mis influencias porque hoy ya prácticamente los países no se diferencian tanto.

El rock argentino tiene más poesía y está más cerca del cantautor en cuanto a las letras. También la música es más elaborada y el rock español es más callejero

P. El disco se abre con una versión, 30 años después, de uno de tus primeros temas en solitario, Debajo del puente.

R. Fue un juego en realidad. No estaba ni programado para la grabación. Nos quedó una tarde libre en el estudio y dijimos “¿qué vamos a hacer?” Pues grabemos Debajo del puente. Fuimos cambiando la versión a lo largo de la tarde y así quedó. Luego, al ordenar las canciones para el disco, que es algo tan subjetivo y para lo que estás muy influenciado por cómo fue la grabación, tenía el recuerdo reciente de Debajo del puente, era en ese momento mi grabación favorita y de estar fuera pasó a ser la primera del disco. Creo que por algo la volví a tocar. La compuse muy joven, en un rapto de lucidez juvenil porque me meto con un tema muy serio. Es mi primer texto adulto. Es un texto muy actual que tiene una nueva lectura, distinta con lo que pasa hoy en día. No hay que irse muy lejos para ver hoy las cosas que ocurren en la canción. Es curioso porque hay coincidencias. La canción dice “debajo del puente han quemado los archivos” y justo desaparecen discos duros; “el hombre más rico se convierte en mendigo” y la cárcel está llena de tipos duros. Es increíble como esa letra tiene una nueva lectura.

P. Este disco posee la poética virtud de tener un vino hecho exprofeso ligado al disco y llamado también la Huesuda, que según los expertos es joven, natural, noble y poderoso. ¿Unir ambos hechos culturales adonde puede llevar?

R. Lo bueno del vino es que no se puede descargar en internet. El eslogan del vino es “0% sulfitos, 100% rock’n’roll”. Está ligado al rock porque tiene la tradición, pero es un vino joven, es noble porque no tiene elementos contaminantes, como el buen rock’n’roll. Ambas cosas están muy ligadas. El vino es mi bebida de cabecera desde hace años.

Lo bueno del vino es que no se puede descargar en internet

P. ¿Siempre fuiste un exquisito?

R. Bueno (risas). Mi familia es una familia de campesinos rusos. No sé, me fui refinando.

P. Volviendo al título del discos, ¿qué les pasa a los rockeros con las rubias y las flacas, que son, como pauta, su modelo de mujer en las canciones?

R. Depende, a Jaime Urrutia le gustan las gorditas y hasta tiene una canción, Maribel. Mi mujer es morena, pero es flaca aunque nos gustan las flacas con curvas. Tiene que ver con una época y me da la impresión de que ha cambiado. Cuando yo era adolescente rockero mi prototipo de mujer ideal era casi un chico. Era una chica ambigua, muy flaca y que de lejos se podía confundir. Esa era mi estética. Y ahora no sé si son los años o los cambios estéticos y, como, no, la reivindicación de las mujeres, pero he cambiado un poco en ese sentido y hasta con mi mujer insisto en que debe engordar un par de kilos (risas).

P. ¿Sigue habiendo misoginia en el rock?

R. Bueno, ha habido casos tremendos. Desde el heavy metal con portadas obscenas y también en el rock’n’roll más clásico, Chuck Berry e incluso los Stones. Pero no hay que ponerse muy tiquismiquis en ese sentido. El rock siempre tuvo incorrección y hay que tener un poco de cintura en ese sentido. El límite lo pone uno y creo que nunca lo he traspasado. No lo sé. No sé si tendría que contarte algo, pero ha habido alguna frase mía que con los años me ha resultado más chocante. Por ejemplo, “podrían acusarme ella es mayor de edad” ( de Mucho mejor, de Los Rodríguez). Cuando la escribí debía tener treinta y pocos y era una licencia poética, evidentemente. Hablo de una chica joven pero es un poco malsonante hoy en día. Igual la sigo cantando, la canté el otro día antes de los Rolling. Con una base de rock todo puede tener un toque más irónico y humorístico, en una entrevista suena más duro. Es cierto que el rock es una palabra muy amplia y no creo en el rock como un movimiento. Si algo para mí significa el rock es individualidad, todo lo contrario que en lo que se convirtió, que es uniformidad. Hay muchas cosas de mal gusto en el rock, no solamente esa. A veces incluso la propia música.

No creo en el rock como un movimiento. Si algo para mí significa el rock es individualidad, todo lo contrario que en lo que se convirtió, que es uniformidad

P. Loquillo dijo el otro día en Córdoba que “en tiempos difíciles el rock da la cara” ¿Opinas igual?

R. Vale, es un buen titular y un buen eslogan pero sinceramente no termino de compartirlo. A los músicos en general nos cuesta mucho organizarnos, no lo hacemos ni para defender nuestros propios derechos. No digo que individualmente no haya artistas comprometidos pero en linea generales y como movimiento nos mantenemos bastante al margen de todo. Aunque hay que reconocer que el Loco siempre que puede mete caña.

P. ¿Qué ciudad es más mítica para ti Madrid o Buenos Aires?

R. Bueno, son dos ciudades muy emblemáticas por distintas cosas. Madrid representa más la historia antigua y Buenos Aires el siglo XX. Para mí las dos son complementarias. Te diría que me acostumbré a vivir en Madrid y me encanta ir a Buenos Aires, pero muchas veces me sobrepasa. Es una ciudad de altísimo voltaje emocional, cultural, de vida social, de una intensidad impresionante en la calle. Madrid casi parece un decorado de cine cuando llegas de Buenos Aires. Realmente ésta es súpercaótica, súperruidosa, una ciudad que no para. Pasan muchas cosas.

La izquierda no quería rockeros en sus filas en los años 70 porque sentían que estos no se terminaban de comprometer

P. ¿En qué se parecen los españoles y los argentinos?

R. En casi todo, esa es la verdad. Hoy en día las nuevas generaciones son ciudadanos del mundo, es increíble. El mundo es pequeño y no hay fronteras y afortunadamente los estereotipos se están rompiendo mucho.

P. Ya que estamos en plan comparativo, ¿quién ha aportado más al pop y al rock español, Tequila o Los Rodríguez?

R. (Risas) La verdad que no lo sé, ¿por qué tengo que saber yo eso? Creo que últimamente más Los Rodríguez pero en su momento Tequila ocupó un lugar que fue más allá de la música. Tenía que haber un grupo en España que fuese como Tequila, que partiese un poco el tablero. En cierto modo, Tequila cambió el negocio de la música y Los Rodríguez no, por ejemplo. Al llegar Tequila se empezó a fichar a grupos de rock en las discográficas y éstas cambiaron la dirección de la antena. Los Rodríguez fueron bastante imitados y hubo casos muy evidentes, sobre todo copiando a Andrés (Calamaro). En Argentina pasó mucho también. Pero ha pasado el tiempo y esa epidemia se ha calmado. Hay algún grupo que hace rock ahora que me recordó un poco a Tequila, Los Cigarros. Están bien, son muy buenos. Pero en definitiva, cualquiera de los dos grupos en los que estuve son una buena influencia (risas).

Madrid casi parece un decorado de cine cuando llegas de Buenos Aires

P. Caminar solo parece que te sienta muy bien…

R. Sí, sí. Fue un poco traumático porque siempre fui un hombre de banda y cambia mucho, muchísimo. Tuve que hacer como un cambio de piel y eso cuesta trabajo. Tiene que ver con el ADN de cada uno y yo el mío lo tuve que modificar en cierto modo para ser un solista. Mi ilusión y mi lugar cómodo y natural siempre fue estar a un costado del escenario tocando la guitarra y pasar al frente fue un trabajo mucho más allá del oficio. Tiene más que ver con cosas profundas de uno.

P. ¿Y como has sobrevivido tan airoso a los 70, a los 80 y a los 90?

R. Digamos que para lo que son los estándars estoy bastante bien. Pero mira cómo ha envejecido Chuck Berry, está impecable.

Mi ilusión y mi lugar cómodo y natural siempre fue estar a un costado del escenario tocando la guitarra y pasar al frente fue un trabajo mucho más allá del oficio

P. Tener pelo y estar tan delgado hace mucho…

R. Creo que se ha roto mucho. Mira, el tema del pelo ha cambiado mucho en los últimos años. Antes quedarse calvo era un trauma, o ser canoso era como ¡guau! Ahora al revés, para determinados tipos de música ayuda ser calvo (risas). A ese tipo de música Gotham Project le va muy bien la calvicie o si eres DJ ser calvo, mola.

P. Se te echa de menos en la radio (participó en un espacio en La ventana de la SER junto a Jaime Urrutia hablando de música)

R. Yo también. Mucho. Aquel programa fue un acierto de Gemma (Nierga) porque eligió a dos músicos tan contrastados que provocaba algo, éramos como un experimento, ambos tan distintos pero encajamos tan bien que era maravilloso. Extraño mucho el programa, extraño mucho a Jaime, lo que pasa que los dos somos muy vagos y nunca partirá de nosotros volver. Es mucho trabajo. Y fue una decisión acertada de Gemma no meternos en las mañanas.

Tiene que pasar que Alemania haga su peor partido y Argentina el mejor (risas)

P.  ¿A qué serie estás enganchado este verano?

R. Ahora se me acabaron todas y estoy en un momento jodido. Voy a recomendar una que me encantó y que no es muy conocida: Fargo, producida por los hermanos Coen, con algunas reminiscencias a la película pero totalmente otra historia. No la dirigen ellos pero la producen, son solo diez capítulos y está genial. Por supuesto, hay que ver True Dectetive aunque mi favorita es Mad men. Me encanta, es tan elegante, tan sutil, cero sangrienta y muy dramática.

P. Te pido que contestes a la última cuestión con la cabeza, y no con el corazón ¿Esta noche ganará Alemania o Argentina el mundial?

R. Uuuuy, quieres que me maten los argentinos. Ay, ay, ay, después de lo de Brasil da mucho miedo. Tiene que pasar que Alemania haga su peor partido y Argentina el mejor (risas). Alemania lo ha pasado mal en algunos momentos del Mundial, pero en el último se crecieron tanto, tanto, tanto que veremos.

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