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Juan Velasco / ÁLEX GALLEGOS

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Encerrarse contra el cierre de los centros cívicos. Una acción simbólica pero al mismo tiempo real. Es lo que ha ocurrido este viernes en el Centro Cívico Fuensanta, donde cerca de dos centenares de personas se han atrincherado cívicamente para reivindicar precisamente los centros cívicos como un actor esencial del movimiento ciudadano de Córdoba.

Así, tras una concentración en la que han participado más de dos centenares de personas frente al centro cívico, una buena parte de los asistentes se han adentrado en el interior y se han dirigido al Salón de Actos para organizar una asamblea y explicar las ideas que subyacen detrás del cierre de estos espacios municipales. 

“El centro cívico siempre ha sido algo más que un edificio; es una referencia. Un centro cívico tiene bibliotecas, servicios sociales, la oficina de atención ciudadana. Es algo más que un sitio al que se va a dar un taller; es un sitio que sirve de sede para los colectivos y personas que no tienen una sede”, explicaba a este periódico Juan Andrés de Gracia, presidente del Consejo de Movimiento Ciudadano (CMC).

De Gracia detalla que, en estos momentos, hay un centro totalmente cerrado (el Sebastián Cuevas, de Poniente Sur), otro que “sólo abre bajo demanda” (el de El Naranjo), uno “que se abrió pero no tiene gente para llenarlo” (el de Cerro Muriano) y otro “cerrado por problemas urbanísticos” (el de El Higuerón). 

Medidas urgentes antes de lo esencial: abrir y llenar de vida

Parte de la protesta de este viernes pide medidas urgentes para estos cuatro espacios, que se esperan para día 22, en el que el Movimiento Ciudadano y las federaciones de Vecinos se han emplazado con la concejala delegada de Participación Ciudadana, Isabel Albás. Y, si abrir estos cuatro espacios con garantías es prioritario, también consideran urgente “que los técnicos de participación, aunque sean pocos, vuelvan a los distritos” y no estén “centralizados en un único espacio”.

Para el presidente del CMC, la excusa de la pandemia no lo puede todo. “Lamentablemente, ha sido esta época de pandemia la que ha acelerado el proceso de cierre de estos centros, pero lo cierto es que llevábamos años con el problema de la tasa de reposición”, explica De Gracia, que se muestra totalmente abierto a que se contrate a empresas privadas para poder abrir estos espacios, siempre que, como es el caso, sea imposible cubrir las plazas con empleo público.

Todo sea para recuperar algo que considera “un concepto muy cordobés”. “Esto es un sitio comunitario. Y eso necesita técnicos, personas y ordenanzas”, afirma Juan Andrés de Gracia, que anuncia que, si no se soluciona lo urgente, seguirá habiendo movilizaciones: “No se trata solo de abrirlos; se trata de llenarlos de vida”. 

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