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El viaje a Elche que abrió los ojos a toda una generación

Cordobesistas en el Bernabéu, el gran desplazamiento de este año | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Más de 12.000 cordobesistas se desplazaron para apoyar al equipo en la fase de ascenso a Segunda en 1997 | Rafael Gómez subvencionó el éxodo blanquiverde

Viajar a Elche nunca es igual desde aquel día de 1997. Fue un partido con el sello del exceso. Por entonces nunca se había registrado un desplazamiento masivo de aficionados de este calibre en el fútbol español para un partido de Segunda B. Se congregaron 30.000 en el Martínez Valero y más de un tercio eran cordobesistas. El encuentro tenía su trascendencia -era la cuarta de seis citas clave para subir- pero es que, además, era gratis total. El empresario Rafael Gómez, presidente en aquel curso 96-97, movió los hilos para hacer que a los seguidores no les costara un duro embarcarse para Elche. Además, hubo refrescos y bocadillos a mansalva. Para algunos fue algo así como unas vacaciones. Para otros, un acontecimiento que les dejó marcados. En las vísperas de un nuevo viaje a Elche resulta inevitable sucumbir al recuerdo de aquellos días intensos, de efervescencia emocional multiplicada por discursos salpicados de tópicos referentes a los órganos sexuales masculinos y su capacidad -sea por ciencia o por fe- para resolver las cuestiones en un despacho o en un campo de fútbol. Aquel Elche-Córdoba quedó grabado en el imaginario cordobesista. Estos eran los protagonistas. Ésta es la película.

Rafael Gómez: el mesías del fútbol

De presidente futbolero a líder de la oposición municipal con UCOR, el empresario Rafael Gómez Sánchez sigue siendo una de las personalidades más relevantes de una ciudad que no sería lo que es sin alguien como él dejando su impronta. Un santo o un bandido, según quien le juzgue, el carismático Sandokán era en 1997 el presidente de un Córdoba que llevaba más de tres lustros hundido en Segunda B. Gómez ponía “los dineros” y lo que hiciera falta poner con tal de que el equipo de sus amores llegara a Primera División. Porque él, claro está, no podía tolerar el fracaso. Por eso se fue del cargo a finales de la temporada anterior, después de que los blanquiverdes perdieran el ascenso y le echaran la culpa al ladino arbitraje de un tal Valle Gil frente al Levante. En la Liga 96-97, Paco Rojas era el presidente en una junta gestora y ganó unas elecciones a Manolo Oviedo (700 votos contra 111). Pero apenas duró mes y medio. Gómez decidió volver y, con el apoyo de la plantilla, un grupo de empresarios y medios de comunicación, apretó las tuercas a Rojas para que dimitiera. Lo hizo y él retornó con su aura de salvador. No tenía el Córdoba un mal equipo. Más bien todo lo contrario. Avelino Viña, Pepichi Torres, Gallego, Puche, Quini, Quero, Loreto… Muy costeado todo.

Córdoba CF: desesperados con dinero

En la temporada 96-97, el Córdoba tenía la misión de volver a la fase de ascenso a Segunda -sería la tercera consecutiva- y conseguir, por fin, la salida del cenagal de la división de bronce. Para no perder la costumbre, la campaña estaba resultando todo un vodevil. Las apreturas económicas después de la marcha de Gómez no eran tanto obstáculo como la pobre marcha deportiva. En la jornada ocho, y después de una sonrojante derrota ante el San Pedro de Alcántara, Perico Campos dejó de ser el entrenador. Entró como interino Juan Verdugo. El aroma del miedo se extendía cuando Sandokán regresó a la primera línea haciendo ruido: fichó a Chato González para el banquillo y trajo a futbolistas como Xavi Moro, José, Dani, Jordi Martínez, Javi Moreno y un viejo ídolo local, José Luis Loreto, que volvía de un Zaragoza con el que había ganado una Recopa de Europa. El equipo, irregular, comenzó a funcionar y llegó a coger su mejor punto al final. Terminó campeón de grupo. Sus compañeros en la liguilla eran el Elche, el Barakaldo y el Deportivo de La Coruña B. Sólo podía quedar uno.

La romería a Elche y el champán derramado

La liguilla de ascenso comenzó en El Arcángel con un empate sin goles ante el Elche -al mando estaba Ciriaco Cano, que había suplido a Marcial Pina, quien había hecho lo propio con Fabri-, un resultado cuyo amargor desapareció pronto después del triunfo en Barakaldo (1-2) y la posterior goleada al equipo vasco en casa (3-0). Por cierto, que Álvaro Iglesias, el meta vasco, fichó unos meses después por el Córdoba. Una “casualidad” del fútbol. En éstas que llega la cuarta jornada y el equipo cordobesista visita el Martínez Valero de Elche. Los franjiverdes llevaban por entonces un empate ante el Córdoba, una victoria apurada ante el Depor B (2-1) y un duro revés en Riazor (2-0), por lo que necesitaban a toda costa vencer. El Córdoba, por su parte, tenía el ascenso agarrado si ganaba y en bandeja si puntuaba. Se fletaron 250 autocares y un tren especial para 1.322 viajeros. Cientos de coches se sumaron a la caravana. Aquella romería blanquiverde llegó con ganas de fiesta. El equipo empató a cero y se quedó al borde de la gran gesta. De hecho, se daba ya por hecha. A Rafael Gómez le mantearon y en el club ya se preparaban los fastos por el retorno a Segunda División, un campeonato que no se cataba desde 1983.

¿Y qué pasó al final?

El Córdoba afrontaba las dos últimas jornadas frente al filial del Deportivo: primero en El Arcángel y después en Riazor. Un triunfo ante el joven equipo gallego le daba el éxito. Nadie reparó en que el fútbol, y la vida, siempre pueden guardar una sorpresa inesperada, sin nada que ver con la lógica. Todo estaba preparado para la victoria, pero el Córdoba sufrió una de las peores y más humillantes derrotas de toda su historia. Los chicos del Depor se entretuvieron en endosar una paliza a los locales (1-4), en un partido que provocó escenas dantescas. Muchos aficionados no volvieron jamás al estadio después de presenciar aquel monumento al horror. El Arcángel enmudeció, Rafael Gómez acusó a algunos jugadores de haberse vendido y el Elche, que andaba alicaído, recuperó sus opciones tras su 4-0 al Barakaldo. El Córdoba tenía que ganar el último partido en La Coruña y esperar que el Elche no lo hiciera en Lasesarre. Cumplió su parte del trato (0-1), pero los ilicitanos no fallaron (0-1, Cuxart, un ex del Córdoba) y se llevaron la gloria. El Elche se convirtió en equipo de Segunda y el Córdoba se quedó en las puertas. Gómez siguió un año más, pero ni cambiando cuatro veces de técnico logró que el Córdoba alcanzara siquiera la liguilla de ascenso. Fue un curso después, en 1999, con el club arruinado y recurriendo a futbolistas de la cantera, cuando el Córdoba consiguió abandonar la Segunda B después de 17 años.

FICHA TÉCNICA

ELCHE, O: Iru, Héctor, Moreno, Alberto, Juanmi, Rodri (Juanjo, 64’), Eloy, Sukunza, Cuxart (Claudio, 67’), Manel y Olsson (Emilio, 63’).

CÓRDOBA, 0: Viña, Algar, Emilio, Juanito, Dani, Puche, Quini (Quero, 63’), Gallego (Prieto, 67’), Loreto, Pepichi Torres (Moro, 59’) y Barajas.

Árbitro: Elías Ajula, del Colegio Catalán. Amonestó con tarjeta amarilla a Emilio, Dani, Puche, Moro, Juanjo y Sukunza.

Incidencias: Unos 30.000 espectadores en el Martínez Valero de Elche, con 12.000 cordobeses.

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